17 de agosto de 2020. Lunes.
HORAS PARA VIVIR
HORAS PARA VIVIR
-Dejó escrito Kalil
Yibrán, escritor y poeta libanés: «No busques al amigo para matar las horas,
sino búscale con horas para vivir». Buscar amigos: como el gorrión busca el
trigal para picotear en él. Con el amigo no se matan las horas: se recuperan y
se reverdecen horas, para que, con ellas, vaya existiendo, echando ramas y
hojas, frutos, el árbol de la vida. Es difícil encontrar amigos, la esmeralda,
la joya que adorna la vida; pero es fácil perderlos, como se pierde un pez
asido con las manos. La amistad verdadera traslada tu yo, tu intimidad más
lúcida y abundante, al otro, así como el otro deja en ti su tierra hermosa de
sueños y aventuras, para amarla juntos, para hacerla trepidar juntos. «La
verdadera amistad llega –dice Erasmo de Rotterdam–, cuando el silencio entre
dos resulta ameno». El silencio, esa tonada que solo suele oírse entre personas
que tienen el oído atento y limpio de cosas rotas, de melodías falsas. Si oyes
los silencios del otro, si los gustas con tu oído sano, sin el ruido dañoso de
los prejuicios, es que has encontrado la amistad y la luz celeste de un amigo. Yo
te diría, Diario, guarda ese ruido, guarda ese susurro de savia que suena en todos
los silencios, porque es la música de un amigo, que, aun en la adverso y
aciago, estará en sintonía contigo (12:16:03).
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