domingo, 31 de octubre de 2021

31 de octubre de 2021. Domingo.
LA VIDRIERA DEL DÍA

Así amanecía, una hora menos. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Un día más, y con cambio de hora: el día, como una paletada de luz, se me ha hecho, de pronto, claridad; y en la catedral del día, hermosa vidriera de color. Hemos dado al reloj marcha atrás y nos ha regalado una hora más de reposo. La paloma del sueño no se ha movido hasta que el despertador ha sonado. Una hora más en mi vida, y una hora menos de vida. Una alegría inmensa por la hora que se me da, y una pequeña tristeza –sombra–, por la hora que se me quita. Pero como diría Gabriela Mistral: «Las horas más felices son aquellas que nos hacen sabios». O un poco más sabios, pienso yo: menos ignorantes. Ahora que se estila no saber nada, o muy poco, para ser primer ministro o acólito –compinche– de ministro –la excelencia no cuenta–, no estaría de más que el pueblo alcanzara más sabiduría y así poder desmontar las patrañas, la farsa que se traen entre manos los mandamases y sus lacayos, siempre bien pagados y olvidadizos, con la mentira como arma propagandística y perversa. En este momento, la política es publicidad y apariencia, nada sólido y constructivo, derribo. Pido a Dios, Diario, que el pueblo aprenda a valorar la verdad y repudiar la hipocresía, y que castigue al engañador no creyéndole jamás, dejándole caer, como se tira una colilla, en el barro del olvido, sin ira, pero con audacia, y fiesta en los ojos (17:53:43)

sábado, 30 de octubre de 2021

30 de octubre de 2021. Sábado.
HERMOSA MONOTONÍA

Pequeña belleza caída, en el jardín. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-¿Cuándo se me ha ocurrido dar gracias por las pequeñas cosas –la cuchara, el vaso, el calzado– que cada día sostienen y alegran mi vida? Pequeñas cosas digo; como la gota de agua o la letra de un libro. La gota de agua que hace posible el mar; o la letra, que, en el libro, conforma la biblioteca. O las ondas hertzianas y electromagnéticas que nos permiten ver la tele y escuchar la radio. Todo nace de lo pequeño para alcanzar lo grande, lo extraordinario. Miguel Ángel decía: «La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas». El atleta corre, desafía al cronómetro, pero dando pasos, que son pequeñas cosas, como la nota musical o la tecla del piano. El atleta bate marcas, la nota musical crea melodías que luego se representan en el piano, como manjar y regalo para el espíritu. Un tapiz se hace con el hilo de la trama y una gran fortuna empieza con un céntimo. Como decía Sócrates, el conocimiento se inicia en un pequeño asombro. Te asombra una espiga y piensas en el grano de trigo, que cae en tierra, muere y da fruto. (Jesús de Nazaret). Dar gracias, Diario, por la hermosa monotonía de las pequeñas cosas que nos acompañan en la vida y nos hacen vivir como si Dios estuviera a tu puerta llamando, ofreciéndose amor; o el sí de Dios al ser humano, tan esquivo a veces (12:38:14).

viernes, 29 de octubre de 2021


29
de octubre de 2021. Viernes.
PALABRAS, AMADAS

Todo es leguaje, habla el cielo, el ser humano, Dios. F: FotVi

-Cuando escribo, suelo cuidar las palabras, pues hablan, tal vez sin pretenderlo, de mi interior: desnudan mi alma –con frío, a veces– sobre el papel en el que se escriben. Las palabras que dices son el aliento que expeles, en el que se mezclan sonido e intimidad, entraña y conciencia. En las palabras, aunque no quieras, te dices, te expones, te haces sílaba expresiva, que refiere, que narra. Si escribes odio, no trates de herirlo odiándolo, sino sálvalo con un poco de amor –elevación – y sin armas arrojadizas en las manos. No digas: «Mata al odio»; di mejor: «Salva al que odia». Y, si el que odia se hace amor, habrás roto, agrietado, resquebrajado el odio, y salvado al que aborrece, y al aborrecido. El odio no vive en sí, ni por sí, sino en el corazón de quien odia; esta es la razón por la que dice San Juan: «El que odia…, no sabe adónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos». El odio ciega; el amor abre ojos, restaña heridas, permite ser libre e instaurar el evangelio –la Palabra– allí donde se posa. Yo, Diario, al escribir, elijo –con devoción– las palabras, para que nunca puedan decir mal de mí; las palabras, que todo lo dicen, callan en sus silencios, hasta el momento en que alguien las pronuncia –o las escribe–, amándolas (13:25:00)

jueves, 28 de octubre de 2021

 28 de octubre de 2021. Jueves.
ESPLENDOR E INTIMIDAD

Amanece, la belleza se muestra, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Bostezo, me acuesto, y es de noche; despierto –salto de la cama, me restregó los ojos–, y sigue la noche. Hago una pausa, lo pienso, y digo: «Me gusta; es el horario de verano, en otoño». Con este horario puedo, en horas, ver al sol nacer y morir; o ver –casi a la vez– la luz y sus sombras, el esplendor y su intimidad: la oscuridad, donde se mueve y habla el misterio. Ver nacer el día es tan hermoso como abrir la mano y que de ella salte un pájaro, y que vuele; o decir amén y, en el silencio que le sigue, nos parezca oír el otro gran Silencio –discreción, mesura, alma atenta– de Dios. De día, en cualquier brillo, irradiación, guiño de la naturaleza, percibes a Dios; dices: «Aquí está», son los ojos los que te hablan; en la noche, sin ver, lo sientes. Como dice un himno de vísperas, en la Liturgia de las Horas: «La noche es tiempo / de salvación»: en Jacob, en Abraham, en la Pascua, en Navidad, en tantos otros acontecimientos: «de noche sigue– prolongas la voz de la promesa». En otoño, con horario de verano, el día –más breve– se hace visión, tacto, palabra que dice; la noche –más  larga– se hace silencio, retiro, contemplación: quizá poema, Dios; y entre ambos, Diario, el ser humano, realizando sueños, esperando, viviendo, hasta hallar, al fin, la Trascendencia, donde el descanso, la paz perdurable (18:02:56).

miércoles, 27 de octubre de 2021

27 de octubre de 2021. Miércoles.
SALMOS EN MI BOCA

En vela, escribiendo. Casa sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Salgo al día y me encuentro con la lluvia. Llovizna, que refresca el otoño. Sin embargo, el sol naciente, por el este, con su luz naranja, quiere romper las nubes y salir a darse, generoso. En Laudes, a las 7:30, pongo salmos en mi boca, que se hacen plegaria. Al fin, a las 9, el sol rompe la telaraña de nubes y se abre espléndido, deslizándose por el azul. Como una gran ola celeste. Irradia luz y alegra el corazón. Leo la prensa y, como la ceniza del volcán de La Palma, todo se anuncia negro. Negro el presente y más aún –profecía– el porvenir, que se adivina muy frío y con nieblas viscosas; fríos y nieblas el clima y la política, y hasta las bases y entramado de la democracia. Glaciales. Ejemplos: la luz, que, de tanto subir, va a hacer saltar los plomos y dejar sin ver, a oscuras, la economía. Y, con la energía, todo se encarece. El paro aumenta, la pobreza sube, se va vistiendo de andrajo y haciendo cola en los centros de caridad; pobreza que, a veces, por recato y disimulo, se baja la capucha y se esconde: es la dignidad de la nueva pobreza, la que sufre viéndose pedir, cuando hasta hace poco solía dar. Los renglones de la prensa vienen torcidos, como si los hubiera escrito un gafe. Se anuncia la posibilidad de un apagón generalizado en todo el planeta, como en la noche de los tiempos. Ante el anuncio de acontecimientos futuros tan mal pintados –rayados de tragedia–, yo rezo: quizá sea esta la última escala que nos quede para llamar al cielo y que se incline, nos oiga, y nos mire. Quizá lo sea, Diario, ¿por qué no probar? (12:11:32).

martes, 26 de octubre de 2021

26 de octubre de 2021. Martes.
GORJEO DE DIOS

Anunciando la noche, que trae el sueño. Salinas de San Pedro, F: FotVi

-Esta noche he dormido poco, no por nada irremediable, sino porque me ha venido un destello –chispazo– no esperado de inspiración y cada vez que cerraba los ojos me deslumbraba y tenía que ir a hilar versos por ver si me salía un poema. Y ha sucedido que ni he dormido lo imprescindible ni me ha salido el poema, para dejarme solo, al fin, un bostezo y ojos de bruma ante el espejo, y apenas un apunte en el papel. Decía Cela que no creía en la inspiración, que solo creía en el trabajo incesante, continuado, es decir, en «trabajar una buena porción de horas». Pablo Picasso, sin embargo, disentía de Cela en un pequeño matiz, afirmaba: «La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando». Existe. Aunque hay quien, como Umberto Eco, habla del «furor de la inspiración». Y he pensado que tal vez fuera eso: la inspiración que se ha enfurecido y me ha atacado donde más duele, en los efluvios del sueño, por donde andan libres las fantasías y las aventuras inverosímiles; y, mientras tanto, yo, en la cama, incitado a revivir palabras, a florecer versos. No obstante, para no desairar a la inspiración, me he levantado varias veces y he escrito lo que ella me dictaba. Sin apenas dormir, Diario; pero con la satisfacción de haber avivado palabras y haberles dado mi aliento: una diminutiva creación; palabras que –sin duda– serán villancico en Navidad; es decir, alegría –canto, adoración– para el Niño de Belén: ternura de Dios –gorjeo– en brazos de María (12:51:44

lunes, 25 de octubre de 2021

25 de octubre de 2021. Lunes.
BUFONADA

La Torá, o ley de Dios. En hebreo. F: Prensa

-Siempre ha sido así: dar ejemplo ha consistido en cumplir la ley: si la ley es justa y según derecho. Una ley justa es la que busca el bien y la verdad, la equidad, la excelencia, y desoye al mal. Si cumplir una ley te hace libre, es luz que te invita a seguirla. Cicerón llama a la justicia, virtud; es decir, la «cualidad moral que se considera buena». (Diccionario de la Lengua). La que viene de más allá de la intervención humana, y es buena en sí misma, ejemplar sin aditivos extraños. La virtud no es ideología, no es altercado, no es reyerta, y por eso no cala, no echa raíces entre los malos, los que pervierten el orden moral y ético y lo adaptan a su modo perverso de pensar y actuar. Viven según sus códigos, no según la ley natural, en la que, como decía Einstein, se nota la mano de Dios. Se dice que Einstein no creía en Dios, pero sí en el Dios, que al hacer las leyes, no jugaba a los dados, o que la ley natural no es producto del azar. Decía Montesquieu: «Una cosa no es justa por el hecho de ser ley –la ley del aborto, la de la eutanasia…–, sino que debe ser ley por ser justa». Recuerdo cuando en la II República se votó en el Congreso si Dios existía o no. El resultado, grotesco, delirante, fue que Dios, por un solo voto a favor, no existía. Y los que votaron a favor, aplaudieron, se miraron complacientes, y el ridículo entonces se vistió de representante del pueblo, contra el pueblo, se disfrazó de farsa, y ahí, Diario, murió, no Dios, sino la república, que no pudo resistir su propio y destructivo zarpazo, su propia, e innumerable, bufonada (10:20:12).

domingo, 24 de octubre de 2021

24 de octubre de 2021. Domingo.
87 AÑOS (¡TANTA VIDA!)

Unas vienen y otras van, es la vida. Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Resumen de una vida: naces en la debilidad, vives en la esperanza –¡sueñas!– y, con suerte, acabas en el otro gran quebranto: la ancianidad, la que, como luz de una tarde, se va apagando, y queda en ti –acontecimiento que maravilla– solo el soplo de Dios. Es decir: el polvo vuelve al polvo; pero, como diría Quevedo, será polvo enamorado; o memoria –presencia– de Dios en tu aliento. Lo que en ti alienta –el espíritu–, vive; lo que parece haber vivido –el cuerpo–, cae en desuso, muere. Hoy, domingo –día de aleluyas–, cumplo 87 años (¡tanta vida!); en ocasiones, cuando era más joven, trataba de quitarme algún año: mentía, sin mentir; si me preguntaban por la edad, siempre contestaba lo mismo: «Tengo 18 años…, cumplidos», y reía; ahora, por el contrario, trato de añadir –el deseo de poder decirme que he vivido un poco más–, no años, sino días; y es que los días, cuando los cuentas, parecen numerosos, inabarcables; pero, cuando los vives, parecen nada; el día, al instante, ya no es. Ahora, los días los computo por años, y los años, por una eternidad. Hoy cumplo 87, y lo celebro. Sé que es un regalo; como si Dios hubiera encendido una vela más en el lampadario ya casi exhausto de mi vida y me señalara el camino, el que he de seguir hasta descansar en Él, mi definitivo hogar (17:44:59)

sábado, 23 de octubre de 2021

23 de octubre de 2021. Sábado.
VOLCÁN E IMAGINACIÓN

Imaginando fuegos, el volcán. La Palma. F: ABC

-Sigue la tragedia de la isla de la Palma, sin pausa. Es una tragedia insegura, voluble, pero implacable, lo que pisa lo destruye, sin mirar qué. Lenta, pero inexorablemente. Hogares, recuerdos, plegarias, huertos, todo lo sepulta como el que pisa un hormiguero. Es aterrador el lenguaje del volcán, sus roncos bramidos de fuego, los seísmos interiores: sus lamentos. Así respira la tragedia, así se expresa, de este modo tan dramático. Sin embargo, hay ilusión. Las personas da La Palma lloran y piensan: no han dejado que el volcán enterrara sus esperanzas. Decía el Presidente del Cabildo de La Palma: «Tenemos que trabajar unidos para adelantar todo el trabajo previo de planificación». Albert Einstein, ante un trance así, aconsejaba: «En los momentos de crisis, solo la imaginación supera al conocimiento». Imaginar, crear soñando, ilusionar proyectos, construir castillos en el aire para más tarde hacerlos realidad en la tierra, reinventar la vida. Es el dedo de Dios inyectando energía, insuflándole aliento al dedo del hombre, como desean decir y expresan las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Muere la luz, pero de las cenizas surgirá la chispa de la esperanza –el dedo de Dios– que incendiará el espíritu de lucha y liberación del ser humano. La imaginación, Diario, es la que ha hecho que el ser humano avance hasta conquistar la tierra y pasearse por las estrellas, dando con los nudillos en la Trascendencia, donde se encuentra –como le llama el Principito el Invisible, el que inspira y ama (08:42:17).

viernes, 22 de octubre de 2021

22 de octubre de 2021. Viernes.
DELETREANDO LA BELLEZA


-Con la mente, estoy forzando a la lluvia para que no se enrede en las nubes y, libre de trabas, se haga hilos de agua que rieguen y humedezcan los campos, y la ciudad, y den esperanza a la semilla que, con su ayuda y el tiempo, será espiga. Y gavilla. Y, en la mesa, pan horneado y troceado para ser compartido. Eucaristía íntima, familiar. Insisto, pero la lluvia no cae, se resiste. Entretanto, leo y escribo, y rezo, y pienso. Los cuatro ejercicios o quehaceres que mi vejez aún me permite poder hacer. Por lo que doy gracias a esta vejez que vivo con el júbilo del jubilado, y en la que alguna vez vuelvo a ser el niño que fui, llenándome de pájaros la cabeza. Y vuelo, y salgo de mí. Y me deleito. ¡Ah! A las 11:23 caen unas gotas; me santiguo con ellas. Igual que hacía mi madre cuando entraba en la iglesia. Pero, a las 12:50, diluvia, me han escuchado las nubes y han librado el aguacero, que se recrea dándose. En sus hojas, las plantas han guardado algunas gotas, que acabarán por caer al suelo o desvanecerse, pero que, mientras, palpitan, laten, como si fueran diminutas esferas de una galaxia que alumbrara y diera vida, y en la que se esconde el dedo de la providencia actuando. «Dios, en las gotas de agua», me digo; gotas que mojan los labios y dan vigor a la tierra, y, de paso, inventan la belleza, que, agradecido, deletreo en mi corazón (18:00:44).

miércoles, 20 de octubre de 2021

20 de octubre de 2021. Miércoles.
ESTELAS EN EL MAR

El sol se va, la luna al otro lado. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Ayer tarde el cielo se atavió de espectáculo, se vistió de fiesta. Un sol entrando en su ocaso, yéndose, y la luna amaneciendo por el Este, con lentitud de reflexión, embelleciendo la noche. Cuando la luna abrió sus alas y levanto el vuelo, el sol ya se había ido, y ella mantuvo encendida la luz del sol, haciendo estelas en el mar. La luna y el sol crearon un poema, que dejaron escrito en el cielo. Yo leí el poema y me alegré que existieran el cielo, la luna, el sol y la luz que ellos encienden y apagan, y que dan gratuita, sin recibo ni inquietud del pobre por su casa, su hogar, su intimidad que quedan a oscuras. «Siempre pagamos los pobres», me dice alguien que me alarga la mano pidiendo una limosna. «No soy un mendigo», me dice, «soy un parado de 53 años, que no encuentra trabajo». Le alargo una moneda: a mí me parece poco, a él un tesoro. La besa y me dice: «Dios se lo pague»; me vuelvo y le digo: «A ti», y Dios me sonrió –o eso creí ver– en su sonrisa. No debería contar esto; pero lo hago, porque esta persona venida a menos a causa de la pandemia, me ha dado más que yo a él. Me ha cambiado una sonrisa por una moneda; una moneda que apenas valía lo que un periódico en el quiosco. Le debo, Diario, la sonrisa; él a mí –he pensado– no me debe nada. Gracias (17:38:21).

martes, 19 de octubre de 2021

19 de octubre de 2021. Martes.
ELEGIDOS PARA ESCRIBIR

Crucificado, según las Escrituras. Varsovia. Polonia. F: FotVi

-Me imagino a los evangelistas recordando y escribiendo sobre la vida de Jesús; con lágrimas en los ojos, a veces, y estremecimiento –sacudida– en las manos siempre, con el amor allí velando. Y a Dios, insistiendo en el devenir de cada palabra, como el autor que dicta al que escribe. Las ideas las ponía la poesía de Dios; las palabras, llenas de tensión y verdad, el elegido para escribir. Es decir, lo imperfecto –el apóstol–, recibiendo luz de lo Perfecto, hasta quedar redactada la página evangélica: lámpara encendida –inflamada– que diera sentido a la fe. Ayer celebramos a San Lucas, autor del tercer evangelio, el que habla de Jesús como Cristo y Dios misericordioso que salva. Los evangelios fueron escritos para, como dice San Juan de la Cruz, buscar leyendo y hallar meditando: son materia para catar y analizar, para indagar, para nadar en la abundancia de su gracia, y, además, son también silencio para la contemplación del que desea encontrarse con la ternura y el amor de Dios, sin palabras, en el interior de sí mismo, en los discreción y serenidad de su alma, como comunión y descanso, como destello que alegra y guía, como liberación. Y ahora, Diario, silencio, que estoy leyendo –contemplando–, el evangelio de San Lucas, para hallar su «secreta –y lírica– sabiduría», la que viene y es dada por Dios, la que salva, consolando (13:02:20).

lunes, 18 de octubre de 2021

18 de octubre de 2021. Lunes.
APLAUDIDORES DE CABRAS

Orquídea, aplaudidora de monos, en un congreso de partido. F: Medios. 

-Hay aplausos que elevan y aplausos que deprimen, que hielan. Hechicería. Alfonso Guerra ha llamado a estos aplausos encantados, lelos, «aplaudidores de cabras». Son aplausos que se encierran en sí mismos, en el vientre lleno y la paga a punto, sin calderilla, de fin de mes. La calderilla para los otros: para los que andan por el umbral de la pobreza (6 millones) o piden limosna en las colas del hambre: los «desterrados hijos de Eva». En general, los congresos de los partidos políticos, salvo excepciones, suelen ser una gatera por la que entran y salen los felinos –serviles y bien alimentados– del presidente, a los que acaricia el lomo blando y suave –como en alguna película de James Bond–, mientras le interesa. Luego los deja caer, y, como cualquier juguete, se rompen, mientras el caído maúlla su desgracia. Los que ahora son, se irán, tan cierto como que hoy Murcia amanece nublada; se irán, pero forrados, sin más pena que la de haber sido, y no ser, de haber estado antes y haber caído ahora en la malaventura –infidelidad– de un Sánchez cualquiera. Las colas del hambre, sin embargo, Diario, no aplauden, tal vez solo lloren y clamen, por si les llueve algo de maná –Cáritas u otras ONG que les alivien– del Cielo (12:37:54).

domingo, 17 de octubre de 2021

17 de octubre de 2021. Domingo.
SERVIR

Donde Jesús empezó el servicio a los demás, Mar de Galilea. Genesaret. F: FotVi

-Otoño, Domingo, y –para el cristiano– día del Señor. Es decir, Dios, la fiesta y los colores dorados –hojas que caen– del otoño. Las hojas, en el suelo, se hacen añoranza del árbol frondoso, exuberante, que fueron. Sirvieron al árbol, y, ahora, en tierra, dan su vida para que vuelva a florecer. Llegados el sol, la lluvia y el viento, las hojas desaparecerán y serán fertilizante, y, en primavera, volverán a ser fronda –lujo– en el árbol. Han servido y han muerto, para ser vida de nuevo. Hoy, en la misa, he oído estas turbadoras y revolucionarias palabras de Jesús: «El Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir, y dar su vida como rescate por todos». Y en mi interior, de pronto, ha surgido una exclamación: «¡Como las hojas en otoño, pero a lo divino!», me he dicho. Para rescatar lo egoísta del mundo, lo desnaturalizado, lo inhumano, los diosecillos a los que está rendido nuestro corazón: el diosecillo del poder, del prestigio, de la impiedad; los siniestros individualismos que nos llevan a olvidarnos de que somos familia, colectividad solidaria, sabiduría compartida, amor comprometido, implicado en la felicidad de los otros; para lograr esto, Jesús nos invita a servir y a dar la vida. Con los sentimientos de Jesús, el Papa Francisco, ha dicho: «El cristiano existe para servir». No el dominio, sino el servicio es el que salva: el vaso de agua que des al sediento, el pedazo de pan que facilites al hambriento, el vestido con que vistas al desnudo –servicios de piedad estos–, serán el billete que te permitirá entrar en el Reino, donde se hallan, Diario, el descanso y la paz en Dios: el Amor trascendente (12:48:29).

sábado, 16 de octubre de 2021

16 de octubre de 2021. Sábado.
EL PINCEL INEVITABLE DEL OTOÑO

Otoño y abeja, libando. En el jardín. 

-El otoño, con pincel inevitable, sigue llenando de colores irreverentes, decadentes –pero bellos–, el paisaje. Las hojas, en vez de en los árboles, caen a tierra y la tapizan, y ahí agonizan en la paleta del pintor otoñal. Pisadas las hojas caídas –¡cuidado, habrás pisado la belleza!– crujen, lloran, se hacen polvo. Polvo, sin embargo –Quevedo–, enamorado. Pintores como Van Gogh, Connie Tom o Christian Rohlfs arrebatarán el pincel al otoño y plasmarán sus colores, sus arrebatos, sus raptos, en lienzos y acuarelas, y así llenarán sus cuadros de hermosa melancolía, de tiernos y dorados ocasos, de vida. Y pienso: el otoño de la vida es el más luminoso, el más esclarecedor, el más aclarativo, pues es el que alumbra más sabiduría, más recuerdos de haber vivido, más intensidad de pensamiento, más espíritu. Permite que alumbre el alma las imágenes de su memoria, sus señas de identidad. En su saber otoñal, Juan Ramón Jiménez, dejó escrito: «En una decadencia de hermosura, / la vida se desnuda, y resplandece / la excelsitud de su verdad divina». Llama al otoño decadencia –ocaso– de hermosura, en la que resplandece la vida en la excelsitud de su verdad divina. O la vida, la verdad divina, Diario, que está, que existe en sus cuatro estaciones, hasta ser llamada a otra vida trascendente, despojada de hojas, de intereses caducos y dar –con sus obras– en la Verdad, la que eterniza, la que no muere, la que siempre, como diría San Juan de la Cruz, «ama en el Amante» (12:47:25).

viernes, 15 de octubre de 2021

15 de octubre de 2021. Viernes.
CAZADORA DIVINA

Teresa de Jesús, inspirada por Dios. San Pedro. Roma. 

-Rezo y baja el nombre de Teresa a mis labios. Hoy, su día. Lo digo con lentitud, saboreándolo, haciéndolo fruto –masticado– en mi boca. Decir Teresa es decir milagro y cazadora divina, o suceso tocado por el dedo de Dios. Teresa es un acontecimiento divino. Es delicada escritura –poema– en el libro de Dios. Como peregrino que caminara a su lado, protegiéndola, dándole su mano, Dios anda en el nombre y en la vida de Teresa. Teresa es llamada de Jesús, su nuevo apellido, el que la hace reconocible, el que guía su vida y su obra, el que libera y la acompaña en la libertad, el cazado por su amor rotundo, concluyente, el que se deja llevar de acá para allá, para ser instaurado como Dueño y Señor de todo lo que ella hace o dice. Así, guiada por la mano –pedagógica– de Dios, pudo escribir en el Libro de su vida: «Con tan buen amigo presente –nuestro Señor Jesucristo–, con tan buen capitán, que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir». Para añadir en versos de donación y confianza absolutas, de lírica estremecida: «Dadme riqueza o pobreza, / dad consuelo o desconsuelo, / dadme alegría o tristeza, / dadme infierno o dadme cielo, / vida dulce, sol sin velo, / pues del todo me rendí. / ¿Qué mandáis hacer de mí?» Y yo, Diario, digo: «¿Qué mandáis hacer –o deshacer– de mí, Señor?» Y callo, esperando respuesta (12:15:33).

jueves, 14 de octubre de 2021

14 de octubre de 2021. Jueves.
JUVENTUD NI-NI

Flor lantana: acorde en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-La juventud, que a veces es «divino tesoro» (Rubén Darío), otras se convierte en alboroto, en guirigay, en botellón; juventud esta que, sin querer, te hace llorar. Hay una juventud a la que llaman «Ni-ni»: ni estudia ni trabaja; yo añadiría que ni sueña, ni mira más allá de sus ojos, ni busca la sabiduría en la belleza, ni le atrae la aventura, sólo trata de sobrevivir, unas veces en la utopía (a lo que mal llaman revolución), y otras, a la intemperie o en la ciénaga, en la desorientación, en la barbarie, en la insolencia. «Ni-ni». ¡Ay! Quizá se trate de jóvenes que no han encontrado aquello –la perla preciosa, única– que llena su corazón y los aleteos de la ensoñación. Soñar es volar alto, salir de la mediocridad, buscar ser llama y dar más luz, anhelar una vida «plena de belleza y libertad» por la que vivir. (Albert Einstein). La libertad es creadora, descubre estrellas, hace bibliotecas, te rescata de ti mismo y te hace encontrarte en la llama –esplendor– de los demás. La juventud, Diario, no debe ser un campo de batalla perdido, sino un campo de trigo compartido con amapolas, que reverencie al Sol de justicia y reparta amistad, que se haga donación, bocado de desprendida armonía, silabeo de acorde con todo lo creado, libro abierto, biblioteca de comunión (11:33:08).

miércoles, 13 de octubre de 2021

13 de octubre de 2021. Miércoles.
RESCATE

El cielo, color mandarina. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Sale el sol y su luz se va extendiendo –color de mandarina– por el paisaje de la ciudad. Ilumina la oscuridad y le da color a las cosas, las saca del anonimato, las hace realidad. Vuelan las palomas, los árboles se esponjan, la vida empieza a andar, todo se mueve. La luz anima la vida, y más, el dolor, donde se arrecia, se intensifica la necesidad sagrada de vivir, de salir de la cruz del sufrimiento. Hasta el mismo Jesús exclama: «¡Padre, si es posible que pase de mí este cáliz!» Es la hora, dice Joseph Ratzinger, en su obra Jesús de Nazaret, en la que «Jesús se encuentra con la majestad de la muerte y es tocado por el poder de las Tinieblas». La majestad de la muerte y toda su cohorte, como la invalidez, la enfermedad, el achaque, la parálisis del cerebro, todo lo que nos asusta e inmoviliza, lo que pone en nuestros labios, como plegaria o desesperación –«el poder de las tinieblas»–, un grito desgarrador: «¡que pase de mí este cáliz!» Pero el cáliz está en la misma carne, y si desdeñamos el dolor, estamos pervirtiendo nuestra vida, que siempre acaba muriéndose, como la mariposa o el volcán, como el llanto que nace del suplicio. Todo muere, menos la esperanza; es por lo que Jesús, tras saberse hombre, reo por tanto de sufrimiento, de muerte, y enviado al mundo para morir, para redimir muriendo, dice: «Padre, hágase tu voluntad y no la mía»; es decir, asume su destino y abre los brazos para que claven sus manos y sus pies, claven su vida –para ser libre– en la cruz. El amor, principio de liberación, Diario, vence a los miedos, y nos acerca a Dios, que, para dar con él, hay que entrar en la muerte y, antes, en su cohorte de clavos y lanzadas, de sangre derramada y cáliz –eucaristía–, hasta ser rescate (12:56:08).

martes, 12 de octubre de 2021

 12 de octubre de 2021. Martes.
PIEDRA Y COLUMNA

María dándonos a Jesús. Capilla Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Hoy, día del Pilar, me nace un himno nuevo en la boca, el himno del hijo –corazón– agradecido, que ama a su madre. Ella es la madre tierna, dulcísima, que se ha hecho piedra –pilar– como metáfora de la fe y como grito –o columna– del amor. Piedra y columna, o la ascensión del espíritu, siempre elevándose, como una estela de luz, obelisco o escala de Jacob que se relaciona con Dios. María es la escala de Jacob, la que desde la tierra lleva recados al cielo, la humilde Madre de Dios y Madre de los hombres. La que intercede ante el Cristo de la Cruz por los desvalidos hijos de Eva, la que pide perdón y misericordia al Hijo, para los hijos. María, como Madre de Jesús y Madre nuestra, me conmueve, y, al tiempo, me ilusiona. Yo, Diario, le pido a María que me lleve a Jesús, y lo haga amor en mí, dádiva en lo que doy, don en el don que recibo, y que ella sea el Amén –el «Hágase»– en mi amén de cada día (17:55:30).

lunes, 11 de octubre de 2021

 11 de octubre de 2021. Lunes.
ENTRE LÁGRIMAS

Fuego y familia, contemplando. La Palma. F: Reuters

-El día amanece con cara de lluvia; lluvia que, al fin, se convierte en una llovizna de acuarela, desvanecida, licuada. Es, según la tradición china, como pintar en papel de arroz. La pintura se hace en estos lienzos de papel, intangible, volátil, insinuante. Es como un llanto reposado, reflexivo. Lágrimas que se deslizan por el rostro como sin querer, iluminando más que empañando. Como las lágrimas que ha derramado estos días Noelia García, alcaldesa de Los llanos de Aridane, ante la tragedia del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma. Noelia le ha pedido cuentas a Dios: «¿Dónde estás que no nos sostienes?», le ha dicho. Para, entre lágrimas, exclamar a continuación: «¡Claro que nos sostienes! Ese es el milagro que no vemos, es Él quien nos está ayudando a tirar hacia adelante. Recupero la fe cuando veo que también actúa en la solidaridad de tantos y en la fuerza de la oración que nos llega». Estas declaraciones se las hacía Noelia al diario La Razón, junto al padre Alberto Hernández, en la puerta de la iglesia, tras la eucaristía; a ambos se les ve llorar. Lágrimas, sin embargo, que se anuncian sólo en los parpados, y ahí quedan temblando. La fe profunda, enraizada, Diario, se descubre en los momentos difíciles, en los Auschwitz de la vida. La isla de la Palma llora –con Dios– lo que la naturaleza, imparable, destruye, desvanece, para seguir viviendo (12:34:07).

domingo, 10 de octubre de 2021

10 de octubre de 2021. Domingo.
ME LLUEVE DIOS

Luz y silencio, en Casa Sacerdotal. Murcia, F: FotVi

-Salgo del sábado y me lleno de domingo: me llueve Dios. En un mundo cada vez más desafecto, más hostil hacia el hermano, más cruel, Dios se me llueve llorando, y me dice: «¡Amaos!» Pero apenas hay quien le oiga; solo unos pocos escuchan sus palabras, y, haciendo un silencio íntimo, entrañable, las hacen crecer en su corazón. Dice de Salomón el sabio: «Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría». Es decir, la prudencia como germen, como origen –manantial que corre– de sabiduría. Mientras invocas, esperas, y en esta espera o adviento de plegaria y súplica, te llega la sabiduría. Te invade como una raíz beneficiosa. Entra en tus entrañas y las puebla de luz y juicio, de madurez; algo, dice Salomón, que preferí a los cetros y a los tronos, a la salud y a la riqueza, y su resplandor no tiene ocaso, con ella me vinieron todos los bienes, pues había en ella riquezas incontables. La sabiduría es, en sí, la trasparencia de Dios, el esplendor, la huella que él deja en las cosas. En este mundo de ruidos extraños y voraces, violentos a veces, relativos otras, Dios nos habla, y nos dice, Diario, que amemos, que en el hermano despojado silabea y luce su presencia, su estela divina, la verdad de su reinado (11:48:54).

sábado, 9 de octubre de 2021

 

9 de octubre de 2021. Sábado.
CASA DE PAZ

Luz e iglesia, desde la Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Ayer, como un acontecimiento de luz, se rompió la monotonía. En la Casa Sacerdotal apenas sucede nada, a no ser el día a día reconocible, invariable, tremendamente repetitivo, tenaz. Somos, eso sí, casa de paz, litúrgica (quiero decir que se reza), de pasos lentos y de mentes, felizmente, despejadas. Todavía. Aunque alguno se alimente con pasta fina y yogures, o desayune y cene media manzana, con algo más. Es la parquedad, la mesura, una cierta ascética. O la discreta moderación. Hay –también– quien lee mucho y bien, y quien sale, en estos tiempos de pandemia, a pasear por el jardín, sin olvidar el móvil, que es sobria y eficaz compañía en la soledad. Pues ayer, digo, se rompió la monotonía, surgió la agitación, llegó la iglesia diocesana a pedir nuestro voto. Se renovaba el Consejo Presbiteral, el que acompaña y ayuda al Obispo en la toma de decisiones. El Consejo Presbiteral es algo así como El Consejo de Estado, pero sin remuneración, sin estipendio, sin chollo; es como el Senado del Obispo. Ante el Vicario General, votamos, papeleta en alto, eligiendo a tres miembros para este organismo de la iglesia. Con la bendición de nuestro voto, salió elegido el jefe de esta casa: don José Manzano, al que deseamos, en su nuevo quehacer de consejero, una fructífera y útil gestión. Y recobrada, Diario, la dulce, pausada y veterana monotonía de la Casa, me confío a Dios, para que todo en la iglesia sepa a evangelio, y que, con Jesús, cure y santifique, y siembre esperanzas, y viva en el amor, como la abeja vive del polen de la flor, o como la sombra nace de la luz (12:34:32).

viernes, 8 de octubre de 2021

8 de octubre de 2021. Viernes.
CÁRITAS DENUNCIA
 
El túnel de la pobreza, símbolo. Göreme. Turquía. F: FotVi

-Usted coge 6 ceros, y los coloca tras una cifra, un número –por ejemplo, el 6–, y esta cifra, pequeña, inocente, desvalida, tiritona, se hace grande, insólita, tentadora. Estamos hablando de los ceros que dan forma al millón. Y un millón es una cosa seria, que inunda los ojos, que pone latidos nuevos en el corazón, que ríe al tiempo que llora. (Ejemplo: Si la lotería llamara a su puerta). El millón se escribe con 6 ceros, y si se trata de personas, y de pobreza, estremece. Un informe de Cáritas denuncia que «en este año y medio de pandemia se ha producido un ensanchamiento de la pobreza en nuestro país». Ensanchamiento, dice, como si un universo infinito abriera sus alas y te abrazara. «Las personas en exclusión severa superan los 6 millones de personas»; es decir, una tribu inmensa que bracea y respira en las colas del hambre, o bajo el techo sin paredes del puente, o en el racimo que forma su cuerpo cuando se pliega sobre sí en el banco del parque y calienta sus sueños al raso, refugiado en los cartones de la miseria: es la exclusión severa, la pobreza rampante, la que se viste de harapos, la que va añadiendo ceros a la cifra inicial inocente, simple, de cuaderno de niño, del 1, del 3, del 6. Hay algo de martirio en esto, de descenso a los infiernos, de herida social. Jesús, sin embargo, Diario, viviendo la pobreza, elevó al pobre a la categoría de bienaventurado, le sacó de la humillación y le prometió ver a Dios, como predestinado y amigo, como hijo que llora y al que hay que consolar, besando con temblor sus llagas (17:47:46).

jueves, 7 de octubre de 2021

7 de octubre de 2021. Jueves.
MUCHO AMOR, SIEMPRE

Mesilla de hermosos recuerdos, conmigo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Imaginen una mesilla de noche; en su parte superior, un crucifijo, un icono de la Virgen con el Niño y un rosario extendido sobre la cruz. El rosario es un sudario de oración donde se apilan palabras, y lágrimas, y recogimiento. El rosario es el resumen de los misterios de nuestra fe: los del gozo, los de la luz, los del dolor, los de gloria. Emociona escribirlo. El rosario –en sus misterios–, se hace villancico; es decir, visitación y nacimiento, pastores y esperanza, silencio festivo, amanecer clamoroso de la pobreza, liberación; también se hace viático: o sea, pan y vino, y mesa donde compartirlos, eucaristía, Cristo que se da comida, ágape, con regusto divino; además se hace agonía y muerte, y calvario, y cruz, y sangre que lava y redime, manantial de sacramentos; y, por fin, se hace aleluya, júbilo, resurrección, muerte vencida, aparición, Espíritu Santo que alienta, triunfo, ascensión a los cielos, gloria. Es el credo hecho susurro, plegaria íntima, monotonía amorosa, el credo de los sencillos de corazón, los que verán –¿o ya lo ven?– a Dios. Hoy, día de Nuestra Señora del Rosario, Diario, recuerdo esta mesilla, donde venero los objetos que mi madre más quería: el crucifijo de mi ordenación, un icono con la Virgen y el Niño, y su rosario, gastado de tanto pasar avemarías, silabeándolas, repitiéndolas una y otra vez, hasta bajar a Dios a sus labios, y allí, hablarle, besarlo, con lágrimas, a veces, con mucho amor, siempre, con delicadeza de hija (17:45:31).

miércoles, 6 de octubre de 2021

 


6 de octubre de 2021. Miércoles.
EL SUEÑO DE LA CANASTA

Aro de baloncesto, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Se va Pau Gasol, un hombre grande en lo físico y en lo moral. Es grande en lo físico: cuando salta buscando el aro, parece que toca el cielo, se le enredan los brazos en las nubes, deja su huella marcada en el azul. 2.16 metros de estatura, alguien que ausculta el cielo. Y en lo moral; he oído decir de él: «Su legado es enorme, deja un espíritu, un estilo de hacer las cosas, y unos valores». El espíritu es el que arrastra a la persona a conseguir la perfección, o a destruirla. Pau Gasol ha dejado en sus comportamientos un espíritu de superación, de equilibrio, de respeto, de libertad, difícilmente superables. No digo que fuera santo, que tal vez; solo digo que fue un hombre de bien, y que su gran estatura no asustaba, al contario, atraía. Aunque tuvieras que escalar para darle la mano. Y es que donde se conjugan honestidad, compasión, gratitud, fidelidad, trabajo, triunfa el ser humano, y se ausenta el Leviatán que a todos nos asalta alguna vez. Se deja admirar y querer, y, cuando aparece, se ve que le cae bien el traje; o sea, lo que dicen de él, lo que asombra –embeleso ante la estrella– de  él. Como dice un refrán popular: «Si tienes miedo a volar, jamás alcanzarás el cielo». Recuerdo que, en mi juventud, jugué al baloncesto. En el Seminario. Mi equipo, el Lepanto. Jugaba de base, durante 7 años. Bajito yo, nunca metí una canasta, aunque lo intentaba; pero armaba bien el juego, decían. Era mi cometido. El último día, tras ser ordenado sacerdote y sin avisar, mis compañeros me cogieron en volandas, mi alzaron hasta el aro, me dieron un balón, y, por fin, entre aplausos, pude alcanzar mi sueño: meter una canasta. Reía, entre lágrimas. Entonces recordé los versos de San Juan de la Cruz: «Mas el amor fue tan alto, que le di a la caza alcance». El amor de mis compañeros, Diario, me hizo volar, hasta dar a la caza alcance: el sueño de la canasta (17:51:14).

martes, 5 de octubre de 2021

5 de octubre de 2021. Martes.
AVERÍA

Islas griegas, desde el avión. Vuelta de Turquía. F: FotVi

-Ayer, con Facebook, Instagram y Whatsapp averiados, se apagó el mundo. Estos sistemas de comunicación dejaron de servir, y se notó su caída, se sintió su evaporación. Un problema de DNS, dicen los expertos: acrónimo este de “Domain Name Sysrem”, que significa: «Sistema de nombres de dominio». Su ADN. Su material genético. Como se ve –para los que no entendemos de informática– un galimatías. Pero un galimatías por el que, en un instante, y sin necesidad de palomas mensajeras, ni cables, ni caballos voladores –Pegaso–, nos comunicamos con el mundo, y en ellos expresamos nuestros sentimientos, llenos de miel o hiel; es decir, nos informan e informamos. ¡Qué hermoso es hablar y que te oigan! Aunque haya en las redes sociales –tristemente– escupitajos y cloacas, también existen palabras que van y vienen, y consuelan e iluminan, y dicen versos y conforman poemas, y son júbilo de la madre distante y emoción del niño que oye la voz de su padre y hace que salte todo su ser de felicidad, y, aunque toda la infancia sea un vuelo, se le ponen los huesos a volar, extensión en la que crece. Ayer, durante unas horas, nos quedamos sin mensajero que nos entregara el recado, la carta certificada. El mensaje que nos dijera: «La vida sigue, ilusiónate, aún hay sueños que dar y recibir». Ayer, Diario, sin la fuerza que da el DNS, se paró el correo, se desvalijó la informática: sin ser entregada, lloró la correspondencia (17:45:56).

lunes, 4 de octubre de 2021

4 de octubre de 2021. Lunes.
IRENE, LA QUE DA LA PAZ

Lirios para el altar, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Viajé a San Javier a ser padrino de Irene. Irene ayer recibía el sacramento de la confirmación. Con su hermano Mario, fue monaguilla en la iglesia de San Blas, en Santiago de la Ribera. Irene y Saray alegraban el altar. Ponían florecillas silvestres, bucólicas, en la liturgia que, a veces, toca, roza el acontecer de lo sagrado. Ayer Irene era confirmada en la fe; la fe que Dios le infundió en el bautismo, cuando aún no sabía decir «sí creo», ni «amén», ni «gracias», ni «perdón», ni «amigo». Cuando solo alcanzaba a mirar absorta, con el puño en la boca, lo que ocurría su alrededor. Ayer, cuando ya empieza a conocer el significado de estas palabras, la iglesia la revistió de gracia; el Espíritu Santo la invadió, como una gota de aceite invade el papel sobre el que cae. Sin ruido, pero con gozo, orientando, como una brújula, su juventud. El dedo del obispo, empapado en crisma, signó su frente con una cruz. (El crisma es un óleo hecho con aceite y perfumes, para que, como diría San Pablo, «desprenda el buen olor de Cristo»). Desde ayer, el buen olor de Cristo debe ser tu estela, Irene; olor que se notará en tus buenas obras, impregnando así el ambiente donde tú estés. ¿Mi papel? Al ir a recibir la confirmación en su fe, puse la mano en su hombro y pronuncié su nombre; nombre que, al decirlo, parecieron saltar palomas de mi boca, llenándolo todo de paz. Irene significa, Diario, «la que da la paz», la que crea armonía, la que hace acorde, la que une música y gracia: el don de Dios (11:13:45)

sábado, 2 de octubre de 2021

 

2 de octubre de 2021. Sábado.
RESEÑA
-Ayer, Francisco Javier Díez de Revenga logró emocionar mi vejez. En el diario La Razón aparecía la reseña de mi último libro Me detuve, y toqué el silencio. Sacó su pluma y se puso a escribir cosas hermosas sobre el libro. El título de su reseña es todo un aliciente para seguir leyendo lo escrito por Francisco Javier y pasar, del texto del catedrático, al libro del autor. El título es una llamada a su lectura: Recuperamos al poeta de los símbolos. Ahí lo dejo, amigos; si así os parece, saboreadlo.


(09:59:46).