19 de octubre de 2021. Martes.
ELEGIDOS PARA ESCRIBIR
ELEGIDOS PARA ESCRIBIR
-Me imagino a los evangelistas recordando y escribiendo sobre la vida de
Jesús; con lágrimas en los ojos, a veces, y estremecimiento –sacudida– en las
manos siempre, con el amor allí velando. Y a Dios, insistiendo en el devenir de
cada palabra, como el autor que dicta al que escribe. Las ideas las ponía la
poesía de Dios; las palabras, llenas de tensión y verdad, el elegido para
escribir. Es decir, lo imperfecto –el apóstol–, recibiendo luz de lo Perfecto, hasta
quedar redactada la página evangélica: lámpara encendida –inflamada– que diera
sentido a la fe. Ayer celebramos a San Lucas, autor del tercer evangelio, el
que habla de Jesús como Cristo y Dios misericordioso que salva. Los evangelios
fueron escritos para, como dice San Juan de la Cruz, buscar leyendo y hallar
meditando: son materia para catar y analizar, para indagar, para nadar en la
abundancia de su gracia, y, además, son también silencio para la contemplación del
que desea encontrarse con la ternura y el amor de Dios, sin palabras, en el interior
de sí mismo, en los discreción y serenidad de su alma, como comunión y descanso, como
destello que alegra y guía, como liberación. Y ahora, Diario, silencio, que estoy
leyendo –contemplando–, el evangelio de San Lucas, para hallar su «secreta –y
lírica– sabiduría», la que viene y es dada por Dios, la que salva, consolando (13:02:20).
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