20 de octubre de 2021. Miércoles.
ESTELAS EN EL MAR
ESTELAS EN EL MAR
-Ayer tarde el cielo se atavió de espectáculo, se vistió de fiesta. Un
sol entrando en su ocaso, yéndose, y la luna amaneciendo por el Este, con lentitud de reflexión, embelleciendo
la noche. Cuando la luna abrió sus alas y levanto el vuelo, el sol ya se había
ido, y ella mantuvo encendida la luz del sol, haciendo estelas en el mar. La
luna y el sol crearon un poema, que dejaron escrito en el cielo. Yo leí el
poema y me alegré que existieran el cielo, la luna, el sol y la luz que ellos
encienden y apagan, y que dan gratuita, sin recibo ni inquietud del pobre por su
casa, su hogar, su intimidad que quedan a oscuras. «Siempre pagamos los pobres»,
me dice alguien que me alarga la mano pidiendo una limosna. «No soy un
mendigo», me dice, «soy un parado de 53 años, que no encuentra trabajo». Le
alargo una moneda: a mí me parece poco, a él un tesoro. La besa y me dice:
«Dios se lo pague»; me vuelvo y le digo: «A ti», y Dios me sonrió –o eso creí
ver– en su sonrisa. No debería contar esto; pero lo hago, porque esta persona
venida a menos a causa de la pandemia, me ha dado más que yo a él. Me ha cambiado
una sonrisa por una moneda; una moneda que apenas valía lo que un periódico en el
quiosco. Le debo, Diario, la sonrisa; él a mí –he pensado– no me debe nada. Gracias
(17:38:21).
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