18 de octubre de 2021. Lunes.
APLAUDIDORES DE CABRAS
APLAUDIDORES DE CABRAS
-Hay aplausos que elevan y aplausos que deprimen, que hielan. Hechicería.
Alfonso Guerra ha llamado a estos aplausos encantados, lelos, «aplaudidores de
cabras». Son aplausos que se encierran en sí mismos, en el vientre lleno y la
paga a punto, sin calderilla, de fin de mes. La calderilla para los otros: para
los que andan por el umbral de la pobreza (6 millones) o piden limosna en las
colas del hambre: los «desterrados hijos de Eva». En general, los congresos de
los partidos políticos, salvo excepciones, suelen ser una gatera por la que
entran y salen los felinos –serviles y bien alimentados– del presidente, a los que
acaricia el lomo blando y suave –como en alguna película de James Bond–,
mientras le interesa. Luego los deja caer, y, como cualquier juguete, se
rompen, mientras el caído maúlla su desgracia. Los que ahora son, se irán, tan cierto
como que hoy Murcia amanece nublada; se irán, pero forrados, sin más pena que
la de haber sido, y no ser, de haber estado antes y haber caído ahora en la malaventura
–infidelidad– de un Sánchez cualquiera. Las colas del hambre, sin embargo, Diario, no
aplauden, tal vez solo lloren y clamen, por si les llueve algo de maná –Cáritas
u otras ONG que les alivien– del Cielo (12:37:54).
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