lunes, 11 de abril de 2022

11 de abril de 2022. Lunes.
MATEMÁTICAS EN EL CIELO

Vencejo iniciando el vuelo, tras dar de comer a las crías. F: Rekondo

-Por fin, geometría y acrobacias en el cielo, y vértigo. Cuando llegan los vencejos, todo es arrebato, ímpetu volador, el cielo se llena de dibujos eléctricos que significan alegría, y vida. Con emoción me digo: “¡Matemáticas en el cielo!». Y me estremezco. Cuando ellos vuelan, se llevan todos mis sueños. ¡Tantos! El año pasado llegaron el 6 de abril; éste, el 11: cinco días de retraso. Como a los gorriones, me gustaría poder darles de comer en mi mano, pero es imposible, ellos vuelan siempre, libres, como los pensamientos o los delfines en el mar. Vuelan, aun para amar. Y duermen volando. Sólo paran para alimentar a sus crías: un detalle de ternura en el corazón de aves peregrinas. Han vuelto en la semana que llamamos santa, quizá para decirnos que las tradiciones lo son, porque se guardaron en arcones de delicadeza y amor, y devoción, en el corazón y la mente. Ver llenarse el cielo de vencejos y las calles de nuestras ciudades de Dolorosas y Crucificados es un alivio espiritual y místico, emocional. Intransferible. Me conmueve tanto contemplar la Dolorosa de Salzillo, como las lágrimas que brotan en los ojos del penitente y de la mujer sencilla, que ve sus propias lágrimas en las de la Virgen que llora la muerte de su Hijo. Nos pueden prohibir rezar o reír, pero nunca llorar. Las lágrimas son el signo más conmovedor desde el nacimiento hasta el instante –desnudo e inconsciente– de la muerte, cuando se apagan las luces del teatro de la vida, y da comienzo, Diario, la otra vida, la del lado de Dios, donde todo es Amor y Luz, contemplación (17:51:07).

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