sábado, 30 de abril de 2022

30 de abril de 2022. Sábado.
EL TIEMPO NO PASA

En mayo florido, con flores a María. Casa Sacerdotal. Murcia

-El mes se nos va como el que va bebiendo los últimos tragos –alivios de agua– en el desierto. Parece que fue ayer cuando amanecía aquel uno de enero con la Virgen trasladando a Dios en sus brazos –la Theotokos: “La que porta a Dios”– de un año viejo a otro nuevo, para que todo siguiera iluminado de verdad y justicia, de amor. Lo portaba con delicadeza de madre, para que el Niño no se rompiera ni su mensaje de amor. Es decir, para instalar en el mundo la paz, resultado de la vida de Dios en el tiempo. Solemos decir: «¡Cómo pasa el tiempo!». El tiempo no pasa, pasamos nosotros. Como el tren y el paisaje. El tren pasa y el paisaje queda. Quedan el horizonte, el almendro en flor, el trigal dorado. El tiempo se detiene, sin embargo, en el recuerdo, dice Jaroslav Seifert, poeta checo y Premio Nobel. Dice en un poema: «Cada día acaba algo, / acaba algo muy hermoso». Parece una triste lamentación, el lamento de un corazón herido, pero concluye el poema elevando la esperanza, la ensoñación, los vuelos del alma: «Cada día empieza algo, / empieza algo muy hermoso». Mientras vivimos, el tiempo es cómplice de lo que hacemos, y sentir por lo que dejamos de hacer. Hoy, Diario, se va abril, pero queda el paisaje del alma, que aún puede embellecerse con el mayo que llega, florido y virginal; y para el creyente, mes de María, la Portadora –siempre– de Jesús (17:39:09).

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