sábado, 2 de abril de 2022

2 de abril de 2022. Sábado.
ANCIANIDAD QUE ALETEA

Luz y libros, se complementan. F: Prensa.

-Cielo azul y sol, o la tienda y su señor; tienda de la que sale el sol «como un esposo de la alcoba, y se regocija cual hombre fuerte al recorrer su carrera». (Salmo 19). Con este azul y este sol, todo es alegría, liberación, que se ofrecen al cielo y a la tierra. Con el sol, el mar se apacigua y se hace encerado azul sobre el que escribir con la tiza misma del sol. «¿Que escribo en él?», me pregunto. Entre otras cosas, suelo escribir: «Gracias, caballero, por tu espada de luz». El sol, que da la vida, es, no obstante, señor de desprendimiento, de largueza, su luz es generosidad que, a veces, encandila. El sol hace volver la mirada hacia lo que ilumina y evita que lo miremos a él, señala el teólogo alemán Eberhard Arnold. El sol es como un libro abierto, que enciende pensamientos, encamina aptitudes, da sabiduría, y luego se cierra y esconde su saber en la alacena de una biblioteca, sin luz y con polillas, en sabia oscuridad, hasta que alguien lo vuelve a abrir y entonces retorna a ser él luz en la luz. Con luz en mi habitación y un libro, nunca pienso que estoy solo; pienso: «Somos tres: la luz, el libro que se abre para mí, y yo que leo para darme libertad, claridad interior». Leyendo un libro siento, a veces, un estremecimiento, sensible, de haber tocado la verdad, como si me invadiera el Espíritu de Dios. Ya sé, Diario, que hay libros y libros: unos servibles en tiempos de juventud, y otros que deleitan y embellecen la ancianidad. Sin desdeñar ninguno, yo me quedo con los últimos, que ilustran y dan sabor a la vida, y la hacen, entre Dios y los libros, más llevadera y soñadora: o ancianidad que aletea (12:27:35).

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