viernes, 29 de abril de 2022

 29 de abril de 2022. Viernes.
FUEGOS FATUOS

Quizá sea eso: aparentan lo que no son. F: El País

-Ya no sé qué creer. No sé si las señales de tráfico están bien puestas o son un engaño para que en la próxima curva me estrelle. ¿Por qué si me dicen que esto es un dos he de creer que es un dos y que, pensando así, nadaré en la abundancia? Pero es que, al fin, no son dos ni tres: son la ilusión de una paloma en el sombrero de un prestidigitador. O el típico conejo asustado que sale de la chistera en el circo de los espejismos. No son ni dos ni tres, ni el uno: en boca de los políticos, el dos, el tres, y el uno, son los fuegos fatuos que viera Medardo (El vizconde demediado, Italo Calvino) en el campo, tras una batalla. El fuego fatuo es una pequeña llama que se ve andar por el aire a ras de tierra. Como las promesas de los políticos. Los fuegos fatuos son luces pálidas que surgen en lugares pantanosos o en cementerios. En todo caso, son luces inaprensibles, escurridizas, como un poema romántico o una Dama de las Camelias cualquiera. Son algo que no es: un ser sin ser. Como las mentiras en boca de los políticos. Yo, antes de ser Su Persona, no conocía a Sánchez, y empezaba a creer en lo que decía. Pero ahora, después de unos años, lo veo como el hombre mentira, sin lirismo y sin verdad en los labios, sin nada que ofrecer ni que decir. Lo veo un socialista sin credo, es decir, reaccionario, seudo-progre, con sólo demagogia en su bagaje. El cementerio de la economía, de lo social, de lo institucional, está llevando a ser todo lo que dice fuegos de pantano y chiste, fuegos fatuos. «¿Y si alguna vez dijera una verdad?», pienso. Espero que así sea. Ejemplo: que nos diga él mismo sin recato, sincerándose con su conciencia, que siempre que habla miente; para que así, como diría Gracián, se haga creíble alguna vez «al personal y a sí mismo». ¡Ah, entonces, Diario! (12:54:55).

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