sábado, 9 de abril de 2022

9 de abril de 2022. Sábado.
EL NOMBRE DE «MAMÁ»

Tres lirios, en el jardín. Viven en paz.

-Abro la página del día y una ola de azul me da en los ojos, como si un mar festivo y rumoroso de risas me hubiera estallado en el rostro. El día es claro y soleado, y azul, como una pintura del Greco en ascensión. Y en este azul celeste, otro azul de vida, el de María de Himalaya, que de enfermera abortista ha pasado a ser defensora de la vida, sin condiciones. Horrorizada, decía: «Colaboré en el asesinato de muchos inocentes que no llegaron nunca a vivir». Ella metía sus manos en ese infanticidio bárbaro e implacable, y sin defensa posible, de niños inocentes. Estos niños no podrán llorar ante las tumbas de sus madres como Vladyslav, de 6 años, y sus dos hermanos, Sofía de 13 y Vladimir de 10, en Bucha, la ciudad mártir de Ucrania. Su madre, Marina, de 34 años, trabajadora en un centro infantil, murió en uno de tantos bombardeos rusos indiscriminados. Enterrada en el patio de la vivienda familiar, sus hijos pasan todos los días y le llevan latas de comida y zumo, y lloran su ausencia. Vladyslav, el más pequeño, es el que más la llora; ya no tendrá un regazo en el cobijarse a la hora de dormir. De su boca ya no saldrá más el nombre de «mamá», que, con un beso, lo protegía en las noches frías de su vida. Putin, el sátrapa, se la ha arrebatado. Como a tanto otros: madres y niños, ancianos y padres. Pido a Dios por la paz y con Benjamín Franklin digo: «Nunca hubo guerra buena y paz mala». ¿Por qué nos odiamos? Es una pregunta que me hago a cada instante, Diario, y no hallo respuesta. Miraré al cielo y confiaré en Dios, sin desfallecer, hasta poderla hallar (17:39:47). 

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