lunes, 4 de abril de 2022

 4 de abril de 2022 lunes.
HIMNO DE ALABANZA

Vestido para la nieve, en Zakopane. Polonia. 

-Lunes, lluvia, viento, viaje a Torre de la Horadada, y frustración. Tenía una cita con un técnico electricista para las 10 horas, y, cuando eran las 11, y visto que no llegaba, he decido volverme a Murcia. No tengo coche: voy de taxi. Y, con las horas, sube el taxímetro. Y no son solo las horas del taxi, que suben como la espuma, sino también mis horas, las que yo he perdido, mojado y con el paraguas vuelto, por el viento, del revés. ¿Qué crees que hecho, llorar? No, he dejado el paraguas a un lado y me he colocado un pasamontañas, y, al verme en el espejo, he terminado por reír. Reír con lluvia y viento no es una heroicidad, es un modo de no llorar. O de bromear con el llanto, y, mientras te enjugas las lágrimas, reír. O en todo caso, mirar las cosas como Jhon Ruskin, preciosista escritor británico, quien influyó en el modo de pensar y sentir de Gandhi, el hombre de la eterna sonrisa, el pacificador. Decía Jhon Ruskin: «El sol es delicioso, la lluvia refresca, el viento nos vigoriza, la nieve es estimulante; en realidad no existe el mal tiempo, sólo diferentes tipos de buen tiempo». Yo, Diario, me quedo con esta reflexión, la más sensata y sabia, por la que Francisco de Asís haría un himno de alabanza a su Señor. «Alabado sea mi Señor», cantaría él (18:56:04).

2 comentarios:

  1. El tiempo, que no clima, es voluble y tozudo. Hacerle frente con firmeza es la mejor forma de esquivar sus acometidas, en ocasiones, desagradables. El humor, el buen humor, amaina sus intemperancias y nos permite, como tú bien dices, hasta pagar un taxi sonriendo y mirarnos en el espejo disfrazados de chimo con amplio sombrero o esquimal forrado con pieles. Un abrazo, Vicente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bien lo explicas, José María, el buen y mal tiempo no existen: se trata de buenos tiempos distintos. Si no llueve hacemos rogativas para que llueva, y si llueve demasiado, nos molesta. ¿Por qué quejarnos? Con una pizca de buen humor, a veces se solucionan graves problemas; yo lo suelo hacer ahora a la vejez, la que tanto enseña. Si me enfurezco por algo, voy y me miro en el espejo, y me veo tan antiestético, tan malcarado, que me río de mí mismo; no hay mejor medicina para volver a ser persona normal, que un poco de humor benigno, educado. Otro abrazo, José María. Gracias.

      Eliminar