13 de octubre de 2014. Lunes.
CIFRAS
Camposanto en Densus, Transilvania. Rumanía. F: FotVi |
-Se trata de cifras. Yo, en el cómputo global, soy una cifra. Y tú. Y el
pájaro que, otoñal y con plumaje apagado, y con el oro de su canto en el pico, vuela
ahora mismo, celebrando el día. Todos estamos inmersos, ubicados, en un número,
que se llama estadística. Y no hay poder que nos saque de la estadística. ¿Qué
número haré yo entre los seres vivientes del planeta? Y sin embargo consuela
saber que, si no otra cosa, siempre seré, en la vida o en la muerte, una cifra en
la estadística. Pero compruebo, tratándose de cifras, que el 1, según los
casos, y como ejemplo, vale más que el 1.000. Un caso de ébola, cerca de ti, vale
más que mil muertes a causa de la misma enfermedad en regiones más lejanas. ¡La
tiranía de lo cercano y el consuelo de lo alejado! O, si tú robas mil millones
y eres Pujol o dirigente de Caja Madrid, o perteneces a la Nomenclatura de los
ERE, en Andalucía, no es lo mismo que si eres un paria y robas un pollo a lo
Lute en un supermercado de barrio. Como se ve, y tratándose de cifras, no todas
las cifras son iguales, ni tienen el mismo valor. Según sea el «según» que
cobijan, así es su valor. (El «según» quién). Al decir ciertas cifras, si son
cifras de injusticia, se me hacen hielo en la boca. Y las palabras que las
dicen son como ojos de lobo hechos cuajo, coágulo. Lo dicho, Diario: se trata
de cifras; desde que naces hasta que mueres te persiguen las cifras; aun en la
muerte: tumba número tanto en la calle vigésimo quinta, donde más se oye el silencio,
indica el sepulturero. Un silencio sepulcral, desde luego (19:57:13).