6 de noviembre de
2018. Martes.
MÁS
ADENTRO
Un euro la muerte, año 1981, en Murcia. |
-En la lucha o ejercicio
por el sobrevivir de cada día, esta vez ha caído una librería de antiguo. Se
llamaba la Mandrágora (planta muy bella, pero tóxica), estaba en el Paseo de la
Fama, en Murcia, y se recogía toda ella en una reducida estancia. En la puerta,
en la entrada y hasta el techo todo eran libros con color y sabor a viejo. Si
los abrías, saltaba el polvo de los años, y trascendía un húmedo olor a
cansancio, a letras marchitas. Sin embargo, luego de tocarlos, mis manos sabían
a hermoso acontecimiento literario. Yo me solía acercar y compraba autores y
títulos. Total: si no pasabas de la puerta, un euro cada título, y un poco más,
si pisabas más adentro. (Mar adentro). En la puerta, uno de Cervantes, o de
Lewis Carroll, o de Camilo José Cela, o de Alejo Carpentier, o de G. K.
Chesterton, un euro (¡alucino!); mar adentro, uno de Paco Umbral, o de Julio
Cortázar, o de Amos Oz, o de Ortega y Gasset, o de Stendhal, según la edición y
la vejez, de cinco a diez euros, no más, la literatura por los suelos del euro.
Nace un libro y todo son elogios, al menos de los amigos; luego, acaba por
morir en la fría soledad de una librería, que huele a achaque y a polvareda, a
arcilla vencida. Lloro la indefensión del libro que acaba por morir en
el anaquel de una librería de viejo a un euro la muerte, ellos que tanta luz, y
libertad, y sueños, y vida dieron. Sin embargo, Diario, se podría escribir en la tumba de cada uno de estos libros lo que Jack Lemon en la suya: «Estoy», sencillamente; o mejor: «Sigo estando, para lo que ustedes gusten»
(18:41:53).