28 de mayo de 2021. Viernes.
LA SEDA DE LA LLUVIA
LA SEDA DE LA LLUVIA
-Al amanecer, lloviznaba, quizá para decir que la tierra es asperjada,
bendecida. Con el hisopo de la exquisitez. La llovizna es la seda de la
lluvia, su tul nupcial. No hace daño y bendice. De igual modo que es bendición
una mirada amable o una leve sonrisa de aliento. Todo lo que es suave, como las
plumas del cisne, enternece: la paz del niño que duerme, la mano de la madre en
la frente del hijo con fiebre. La paz es levedad, como un solo de violonchelo
en la noche; la guerra es fragor, desgracia, pandemia. Trueno de trompetas y
timbales. Hoy en día hay demasiadas guerras ideológicas en la calle, demasiadas
bocas en las que se ve el odio masticado y el escupitajo preparado para
lanzarlo contra el otro, no adversario, sino enemigo. La tristeza, la que
precede al llanto, también es levedad, hermosa debilidad quebradiza. El llanto
llega cuando el gemido crece y se rompen sus diques de burbuja trágica. Hay
tanto llanto, desesperanzado, hoy. Mi experiencia: rezar, suaviza el carácter
irascible y arrebatado del ser humano y lo hace acercarse a los frutos del
Espíritu: la paz, la bondad, la clemencia, el temple, la fidelidad, la honradez,
y otros muchos, Diario, como el del amor que sirve…, apasionadamente (13:43:01).