24 de septiembre de 2021. Viernes.
RECUERDOS
RECUERDOS
-Me duermo recostado en mis recuerdos. Los mastico, los saboreo, hasta
que logro dormirlos. Vivir un día es hacerlo recuerdo, convertirlo en
instantánea –foto– del ayer. Mientras escribo, la palabra que mecanografío ya
es pasado; la siguiente, la que estoy pensando y escribiendo es el presente,
hasta acabarla; acabada será luego, después. Los recuerdos pueden llenar una vida agotada, en vías de
frustración. Pero solo los bellos recuerdos, los que no borra, por bárbaros y obscuros,
el instinto conservador, y libre, del ser humano. Por eso me entristece, y
mucho, cuando oigo decir a alguien que ha perdido su casa –el fuego, una riada, un
derrumbe, la isla de La Palma, ahora–, y que lo que más le duele es haber perdido,
con ella, sus recuerdos, aquellos con los que vivió, con los que rio y lloró, con
los que fue persona; es decir, con los que fue familia, librero, albañil, hidalgo o simple y respetable hortelano. Sin recuerdos pierdes las cosas que has amado, las
cosas que te forjaron, las que no quieres dejar caer en esa triste nada –fría
noche– del olvido. Vivir sin recuerdos, Diario, es morir a lo que has sido o
soñado ser, es dejar de tocar aquello que te hizo ser lo que eres, es
desdibujarte, quedar sin pasado, desconocerte a ti mismo, desvanecerte (12:35:22).