lunes, 10 de enero de 2022

10 de enero de 2022. Lunes.
INVIERNO SIN BAUTISMO

Lluvia en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Suelo decirme, en mi soledad creativa y añosa, que un invierno sin lluvias es un invierno sin bautismo. Y no bautizar el invierno es como dejar esta estación del año sin fiesta, y sin padrino. Vivo en un rincón de España, bello, pero donde apenas llueve: o la España seca. Y pienso que sin bautismo no hay gracia, y sin padrino no hay cumpleaños dichoso: no hay regalo. Sin lluvia, se presenta una primavera menos feliz, seguida de un verano ampuloso y terco, ruidoso de sol y vientos. Si yo, además de hombre, tuviera que ser otra cosa, me gustaría ser lluvia. O algo que celebre y alabe la lluvia, como la tierra o el arco iris, o el pájaro que bebe en el charco tras el chaparrón amable. ¡Es tan hermoso ser algo útil y alegre, algo que invite a la vida! Me gustaría ser lluvia, pero no diluvio, que hiere tierras y causa muertes, y destroza ilusiones. Y aun escribe páginas negras en la Biblia, como el aluvión de Noé y su familia, que entristecen. Decía el escritor venezolano Juan Ortiz: «Dios se desnuda en la lluvia como una caricia innumerable». Es una bella metáfora que pretende decir cómo Dios, sin serlo, está, Diario, en todo, trascendiendo. Como el autor está en sus libros, Dios está en todo lo creado, como el aliento, o palabra, que todo lo inspiró (12:41:36). 

domingo, 9 de enero de 2022

9 de enero de 2022. Domingo.
TRES EPIFANÍAS, EN NAVIDAD

Tercera epifanía: Juan bautiza a Jesús en el Jordán. 

-Cuando llega la Navidad, me apunto como creyente a las varias y bellas epifanías (tres) que se van sucediendo a lo largo de los días litúrgicos, y las vivo con el afán de abrir mucho los ojos y maravillarme. Epifanía es manifestación, revelación. En su interior siempre está Dios, y, en ocasiones, se deja ver: se revela Dios. Y nos asombra. El primer asombro que nos regala, y apenas como un punto de luz, como un relámpago de niñez indefensa en brazos de su madre, niñez que lloriquea y se agita, es su nacimiento en Belén. Nace Dios, pero con atavíos de hombre y pañales, y un puchero de llanto en su pobreza. Cuando nace todo es noche, pero ese punto de Luz que él es, repliega las tinieblas, y se deja ver niño indefenso, levedad infantil. Luego esa Luz de Belén prende en una estrella en oriente, y mueve la docta curiosidad de unos magos, que se ponen en camino y gozan así de la segunda epifanía, la de la manifestación del nacido a los gentiles. Los magos de oriente se arrodillan y adoran al hijo de María. Adoran y le dejan oro, incienso y mirra. Que la escritora Ángela Vallvey interpreta así: le regalan oro, no como a rey, dice, sino para «solventar su pobreza», que sería mucha y con telarañas. Y yo, asombrado, lo veo más lógico. ¿Y el incienso? Para «aliviar el mal olor del establo», que entre la mula y el buey, y pastores y ovejas, estaría para una asepsia. Y la mirra –el detalle más tierno de la Ángela Vallvey–: «Para vigorizar –escribe– los bracitos y las piernas del Niño, y preservarlo de los parásitos del establo». La poesía aquí se hace pañal, que, con el Niño, envuelve también el misterio. Y queda la tercera epifanía. Jesús, formando cola con los pecadores, es bautizado por Juan el Bautista en el Jordán. Y como dice San Hipólito: «La fuente inalcanzable que nunca se agota, se sumerge en aguas pequeñas y temporales». Y se abren los cielos y se oye la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado», y el Espíritu Santo lo crisma, y quedo confirmado como Ungido y Mesías. Es decir, enviado, Diario, para salvar; y salvando está, dando gratis, al que lo quiera, el Amor de Dios (12:43:39)

sábado, 8 de enero de 2022

8 de enero de 2022. Sábado.
HUMILDE LEVEDAD

Pequeño brote: el árbol vive. Murcia. F: FotVi

-Cada día me veo más sensible a la belleza; y sobre todo a la belleza de lo apenas perceptible, de lo pequeño y volátil, de lo que casi no aparece por ser humilde levedad: la flor del naranjo, o la abeja que la poliniza. La levedad noble me explaya el ánimo. No sólo las grandes cosas, sino el esplendor de lo más escondido por recatado y casi huidizo, lo solapado. Y es que para expresarse, escribe Manuel Rivas, poeta: «La verdad suele escoger el pequeño tamaño». El gigantismo no me impresiona ni en un paisaje; tampoco en arquitectura o en la resolución de un cuadro. ¿El Guernica? Me fatiga el oído por tanto grito y rasgadura –pido perdón, por huir de lo políticamente correcto y, en este caso, ser incorrecto–; me impresiona más –ejemplo– un Fray Juan Bautista Maíno, s. XVI, que, en un 34 X 28 cm., mete la Resurrección de Cristo, y, como diría un filósofo alemán, se «hace digno de verse». Porque debido al resplandor de la forma –San Alberto Magno–, la belleza de un objeto nos asombra y nos conmueve y hace que nuestro espíritu se eleve hasta sentir el placer de lo excelso e inexplicable. De la cruz de Cristo me estremece, sobre todo, el desgarro de la mano de Cristo causado por el clavo; y, con la sangre que mana, el ruido de la carne al romperse, su pequeño clamor abierto, su dolor rasgado (10:54:56).

viernes, 7 de enero de 2022

7 de enero de 2022. Viernes. 
SILENCIOS DOMÉSTICOS Y CREATIVOS

Silencio del adorno en casa. Las Palmas de Gran Canaria. F: FotVi

-Esta mañana el cielo ha ido cambiando de tonalidades según se le acercaba el sol. Primero, unas nubecillas deshilachadas se han vestido de gris carbón, crudo, le ha seguido un violeta azulado, más tarde un rojo cereza, de caramelo, hasta que se han abierto para dejar paso al sol, con clamor de un himno de claridad. Lo he visto. Es el privilegio de dedicarle unos instantes a la contemplación de lo que nos rodea y deleita. Y luego, desde la altura –5º piso–, he sentido el silencio que emana de las cosas. Después del estruendo divino de la Navidad –los villancicos, el alboroto de los ángeles, los «nos ha nacido el Salvador», con pandereta y zambomba–, queda el silencio de Dios y el de las cosas que nos sirven, las que usamos, para que agradezcamos y celebremos su disponibilidad, la grandeza de servirnos; es decir, quedan los otros silencios, los domésticos, los que cada día nos hacen reír y llorar, y vivir, como el silencio del pan que masticamos, el del agua que bebemos, el de la pluma de escribir o la tecla del ordenador que usamos para dar salida a lo que nos inspira y libera, y llena los libros; también el de las palabras que te vienen a la boca y callas o por prudencia o en oración, el silencio armonioso y lúcido de lo que lees, y que tanto te dice; o el mismo callar del silencio cuando contemplas la belleza. ¡Hay tanto amor y tanto grito amoroso en esos silencios! Estas son, Diario, las que yo llamo «mis verdades del lápiz», que redacto y medito solo cuando ellas, en silencio, me las dictan para ser dichas. Con razón dijo Borges: «No hables a menos que puedas mejorar el silencio». Gran parte de nuestra vida, Diario, la vivimos entre silencios, silencios maravillados, extasiados, creativos (12:22:13).

jueves, 6 de enero de 2022

6 de enero de 2022. Jueves.
REGALO DE REYES

Los Reyes Magos, buscan al Niño Dios en Belén. Murcia. F: FotVi.

-Como ya he dicho alguna vez, sigo creyendo en los Reyes Magos, en los del Espíritu del Evangelio. Hoy han venido y me han dejado un día soleado, una misa que celebrar y rezar en Laudes aquello de: «Reyes que venís por ellas, / no busquéis estrellas ya, / porque donde el sol está / no tienen luz las estrellas». Lope de Vega era así de brillante y malabarista de las palabras; de la chistera del idioma sacaba palabras como palomas y las hacía poema, zureo de versos, villancico o diadema de canción. Él jugaba con la fe a hacer villancicos, y le salían tratados plenos de teología; el Sol –Cristo– barriendo con su Luz estrellas, como el viento hojas. Los Reyes, guiados por estrellas –como pisando en ellas para no hundirse en el mar celeste de la duda, de estrella en estrella– llegan hasta el Niño, y Lope les advierte: «Donde el Sol está…», no hay estrellas que mirar, las tapa el Niño-Dios. Las estrella están, pero celadas, como tachadas por un pincel de claridad. «El niño que ahí veis», les dice con el evangelista San Lucas, es: «El Sol que nace de lo alto», y, advertidos los Magos y sin fijarse en otras estrellas, caen de rodillas y adoran a este otro Sol, que nace de María en Belén. Es éste el Sol que ha recorrido un largo y tortuoso camino por profetas y signos desde el Ser de Dios hasta el seno de María, donde, sin dejar de ser Dios, se ha hecho hombre. Tiemblan las palabras en la teología –Dios encarnado, velado Emmanuel– y en la poesía. En otra canción o letrilla Lope también dice: «No se deja mirar / envuelto en nubes y velos; ahora, en pajas y hielos, / se deja ver y tocar». Comprenderás ahora, Diario, por qué creo en los Reyes Magos; ellos, de estrella en estrella, cada año, me llevan al Sol que, sin velos, se deja ver y tocar… en el Amor (12:11:40).

miércoles, 5 de enero de 2022

5 de enero de 2022. Miércoles.
PERO VIENEN

"Unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén". San Mateo. F: FotVi

 -Cada víspera de Reyes pido bajar hasta la sencillez o la humildad –ese escalón menos de lo que tú crees que eres– y hacerme como niño. No niño tonto, ni consentido, ni airado por nada, sino niño como Dios manda, niño con capacidad de asombro y de clamar «¡Oh!» ante el mundo y sus maravillas: castillos en el aire, quizá, tan frágiles como puedan serlo los cuentos, pero tan hermosos que crean esperanza y ponen risas en los labios; niño dispuesto a creer en los Reyes Magos, que, aunque parezca que no existen, vienen sin embargo, y lo hacen con oro, incienso y mirra –la mirra, o el carbón de la vida– y que llegan además con camellos y pajes, y sueños, que son la base para no morirse de mayor y de cenizo, o de filósofo pesimista –Camus, Unamuno…–, y aun de intelectual malsano y lúgubre. Yo a los Reyes, además de clarividencia y paz interior, y sosiego del espíritu, sólo les pido que pasen, aunque no me dejen nada; que pasen para seguir creyendo en ellos, que, aunque parece que no existen –insisto–, pasan. Porque cuando pasan y los oigo, me quito años de encima, y así, un año más, sigo siendo niño y no mayor; niño con fe y sueños, y espejos en salones muy largos, para, tras los espejos, poder ver la otra clase de vida que vivió Alicia en el país de las maravillas, maravillándose. Qué quieres, Diario, a mí la noche de Reyes me hace ser tan niño y con tanta sabiduría que me parece ser mayor, cosa que rechazo, porque pienso que si dejo de ser niño dejaré de creer en los Reyes Magos y se me hará así la vida un cabreo insoportable, y cuando se me llenen los ojos de maravillas, no podré exclamar nunca más: «¡Oh!», con ojos de niño y lleno el corazón de paz, y de amor por todo (11:20:50).

martes, 4 de enero de 2022

4 de enero de 2022. Martes.
HILERA DE HORMIGAS

Como letras de un libro, en la naturaleza. Salinas de San Pedro. F: TotVi

-Ayer hablaba de pájaros, los que tienen por oficio cantar y volar, y, como cualquier ángel, celebrar al Creador. Recuerdo que un día, paseando, levanté el pie con presteza cuando iba a pisar un hormiguero. Y pensé que, si te pones, puedes leer cosas admirables en la hilera laboriosa de las hormigas. Me dije: «Ese renglón torcido que forman las hormigas al caminar, ¿será la línea escrita de la página de un libro que se moviera al ritmo de la tierra?» Quizá esa hilera de hormigas que un día contemplé fuera la hilera hermosa e inquieta, hacendosa y esforzada del libro total de la vida en la tierra; la vida que se vive andándola, sufriéndola a veces, amándola siempre. «Aplícate y lee, y asómbrate», me dije, como le ocurría al filósofo alemán Immanuel Kant, cuando decía en su obra Crítica de la razón práctica: «Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes…: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral que habita en mi interior». Leer en la hilera de hormigas andariegas quizá sea ojear en la gran enciclopedia de la naturaleza y asombrarse de sus misterios fascinantes y ocultos. El asombro, en sí mismo, ya es una forma de empezar a descubrir la poesía y a Dios, el gran poeta de los silencios, y aun de ejercerla, sólo hace falta tener un lápiz a mano y poder esculpirla en el papel de la historia, con gozo de amanuense, como si fueran tus dedos, Diario, aleluyas y colores, y letras preciosas (11:32:07).

lunes, 3 de enero de 2022

3 de enero de 2022. Lunes.
HABLANDO CON LOS PÁJAROS

El pájaro, antes del canto, observa. Torre de la Horadada. F: FotVi

-La naranja del sol cuelga del árbol celeste, árbol de hojas –¿de ojos?– azules y no verdes. Es el árbol con su atavío de velos de invierno. Parco en su vestimenta, pero elegante. Y bajo esta cúpula de azul y sol, un pájaro en mi balcón canta sus rimas y extiende la belleza; no tiene garganta de canario, pero casi la alcanza. Dirigiéndose a mí, me ha dicho que está componiendo un libro de acordes, y parece que lo lleva bastante adelantado. (De vez en vez hablo con los pájaros, aunque ellos apenas me contesten, solo por señas. Yo no entiendo su lenguaje, ellos el mío sí; y así nos entendemos). Todo pájaro es un cantautor en potencia, sin guitarra, pero con himnos que dar al viento. Y los da gratis, sólo lo hace por deleite y sin razón. Se trata de embellecer sin más, como les mandó el Creador. Son como el salmista o el poeta, o el filósofo o el investigador, y el teólogo a veces, que embellecen el lenguaje y, con el lenguaje, recrean lo que dicen. El pájaro cantor hace lo mismo, recopila belleza en sus trinos y la va dejando por donde pasa: en el árbol, en la ciudad, en el mar inmenso. Así es la creación, cada cosa actúa según el papel que se le asignó. Y Dios ve diariamente, Diario, que la creación estuvo bien hecha; sólo el hombre hay veces que se sale de su papel; no olvidemos que está hecho a imagen de Dios, y el hombre, como Dios, es libre, sólo que Dios siempre es el Bien, y el ser humano, alguna vez (12:24:19).

domingo, 2 de enero de 2022

2 de enero de 2022. Domingo.
LABORATORIO DEL ESPÍRITU

Signo de paz, en la puerta de mi habiración. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-3º C de temperatura: tanto helor en Murcia, quema. Para combatirlo me echo aliento en las manos y las froto, y, mientras me alivio, sale el sol. Rodeado de esplendor: un inmenso aro anaranjado. Con un halo, aura, de belleza inmensa, celebrativa. Y es domingo, eco de la Navidad. Y en este día, al otro lado de la Navidad, he dado gracias por la fe, «obsequio razonable» de la Sabiduría de Dios; otro modo de la Sabiduría divina plantada en mí para que irradie. En la misa hemos celebrado a Jesús como Sabiduría y Palabra del Padre, que acampó entre nosotros, pero, aunque unida al Padre, distinta de Él. Es como si Jesús Ben Sirá, autor del libro del Eclesiastés, en el siglo II a. de C, hubiera anunciado ya entonces una teología de la Trinidad de Dios. Tal es así, que la Sabiduría hace elogio de sí y se gloría en medio de su pueblo, reconociendo que «salió de la boca del Altísimo». La boca, de donde salen el beso y el madrigal, y, a veces, la maldición, pero menos. En traducción de San Jerónimo, la Sabiduría dice: «Dios me adquirió» y «me poseyó», y «desde la eternidad fui fundada…, y, cuando no existían los abismos, fui engendrada». Engendrada, concebida y dada a luz, alumbrada, pero desde la eternidad; es decir, sin un antes ni un después, y más allá del siempre o el nunca, que son el tiempo. ¿En qué consiste, pues, la Sabiduría de Dios? Ella misma lo dice: «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y he inventado la ciencia de la reflexión». La Sabiduría es sentimiento y razón: ella ama a los que la aman, y suyos son «el consejo y la destreza». Al tiempo, que como «inteligencia» que es: «camina por la senda de la justicia y los senderos de la equidad». Ella indaga, busca y da soluciones. La Sabiduría es un laboratorio del espíritu, donde se investiga sobre lo ético y lo bello, consecuencia lo uno de lo otro, sin separarlo de lo científico y lo experimental. Esto es, Diario, lo que nos ha nacido en Belén, maravillándonos; cantemos con los ángeles el villancico del cielo: «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor» (12:03:28).

sábado, 1 de enero de 2022

1 de enero de 2022. Sábado.
PAZ: ¿UTOPÍA?

Theotokos, la que porta a Dios. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Paz; así, paz: la primera palabra pensada y escrita por mí este año: paz. Paz a ti, porque, una vez te llegue, volverá a mí. La paz es como el amor: lo das y te enriquece, pues vuelve a ti lleno del amor de la otra persona a la que se lo has dado. No la paz por ausencia de guerra, sino la otra nacida donde hurga la raíz de los latidos y el beso o la plegaria, e, incluso, la lágrima que delata la emoción. Paz a ti, mundo; o a ti, mundo/utopía, que algún día lo serás: lugar pacífico. Mundo en la utopía, en la paz. Paz y la otra palabra referida a la fe y dicha de María, Theotokos; eso es, Theotokos, como suena, si es que suena. En griego suena a odisea o a oráculo de Delfos, o a tragedia, y con una significación de epopeya o adivinanza, clásica, huidiza, ya amortizada; sin embargo Theotokos, aunque griega, es palabra litúrgica y actual. La liturgia tiene ese don: actualiza lo que toca, aunque sea cosa aparentemente arcaica. Toca el nacimiento de Jesús de Nazaret, y, en este tiempo nuestro agnóstico y belicoso con la fe, lo hace presencia redentora, acción que salva, ahora. No luego o entonces, ahora. Paz en la tierra, y la paz se hace paz en las almas de buena voluntad. Insisto: Theotokos, con la paz, la primera palabra que escribo en este año de 2022. En el siglo III, al hablar de María y de su concepción, a los padres griegos se les vino a la boca este tratado de teología: Theotokos, o «Portadora de Dios». Y aquí está, haciéndose realidad aún en la liturgia. En el día primero de cada año, María se hace  «Portadora de Dios». Trasvasa (portándolo en sus brazos) de un año a otro a su hijo Jesús, el Señor. En sus manos, llegado de su vientre, lleva al hijo que deja, con cuidado de bello acontecimiento, en el año nuevo. Del año viejo, Diario, al nuevo, como Madre de Dios, o la que porta a Dios. Por lo que podemos suplicar: «Madre, muéstranos a Jesús», esperando que ella, con delicadeza de Madre, nos dé al Salvador (20:10:05).

viernes, 31 de diciembre de 2021

 31 de diciembre de 2021. Viernes.
BIENVENIDO SEA 2022

Cuesta de enero, que nos sea leve. San Javier. F: FotVi

-Un trocito cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada milésima de segundo, etcétera, termina por acabar con el tiempo. El tiempo no es eterno, como diría Marx. No el Marx marxista, pesado, hosco; sino el Marx Groucho, el lúcido, el lírico, nos hacía reír. Y es que un mordisco aquí y otro allí, muchos mordiscos, infinitos mordiscos, y sucumbe la tarta, la tarta del tiempo. Sin darnos cuenta, nos hemos comido el año 2021, tan extraño, feo y convulso. Tan pandémico. Tan sanchista. Ha fenecido entre espasmos de pobreza y toda clase de carencias, hasta zoológicas. (Hablo del zoo humano). Y sobre todas estas carencias, se echa de menos la del asombro, que es cualidad esencial para hacer filosofía, y poesía. Y sin esta cualidad, la sociedad está llamada a la extinción. Advertía San Agustín: «Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia». No asombrarse, pues, desgracia en una sociedad en su mayoría aborregada y estéril. Tonta. Y como sucede que nada nos asombra, ni la mentira, ni la falacia, ni el disfraz, para administrarnos y conducir nuestros destinos se nos cuelan alguacilillos –alguacilados– del más bajo estilo mendaz y cínico. Quevedo los definía como peores que el diablo. Ya se trate de políticos, jueces, clérigos, o inspectores de hacienda. El tiempo encerrado en la cápsula del año 2021 ha sido malo, las cosas han venido mal dadas. Y menos mal que ha pasado, y lo hemos visto, gracias a Dios. Muchos otros –objeto de mi oración– no lo han podido contar. Pero como sucede con los reyes, muerto el rey, ¡viva el rey! Es decir, ido 2021, esperemos que 2022 sea mejor que el anterior, o no tan fresco y desvergonzado. Que sea políticamente incorrecto; es decir, que sea más libre. Que, con la ayuda de Dios, la calamidad, Diario, deje paso a la esperanza, y ésta, a la felicidad, y que sea éste un año más humanitario, con más amor por todo, y en todo (12:02:44).

jueves, 30 de diciembre de 2021

30 de diciembre de 2021. Jueves.
PENURIAS

La luna de fin de año, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: Fotvi

-En estos tiempos de penurias de todo pelaje –la pandemia, el paro, la política subida a la columna de la mentira, la ficción o la fábula de la democracia, la persecución al discrepante de lo políticamente correcto, los 6 millones de ciudadanos al borde de la pobreza, cierto periodismo vendido por un plato de lentejas, la pereza intelectual de muchos, etcétera–, en estos tiempos, digo, un trozo de sabiduría –pequeño, humilde, gota de agua que calma la sed– no estaría de más. Hay carencia de valores morales y cívicos, con sus correspondientes flecos relativistas y demagógicos. Sin embargo, hay un libro en la Biblia llamado Sabiduría, que inicia su andadura afirmando: «Amad la justicia, los que juzgáis y gobernáis la tierra». La justicia, como estrado o pedestal de la sabiduría; la justicia, tan maltratada en el mundo –¿también por nosotros?–, es colocada, sin embargo, en el umbral de la puerta del sentir y el juicio de Dios. «En alma maligna no entrará la sabiduría», sigue el libro. El Diccionario de la Lengua dice de la sabiduría que es «el más alto grado del conocimiento». Es decir, Dios prestando un poco de lo suyo –conocer, dilucidar, discernir, crear– a quien vive, sueña y actúa con justicia. Y no olvidemos que los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, Diario, con su bienaventuranza: el Amor de Dios; lo dijo Jesús (13:09:58).

miércoles, 29 de diciembre de 2021

29 de diciembre de 2021. Miércoles.
ARDER DESDE DENTRO

Sol en la Glorieta, Murcia. F: FotVi

-24º grados hoy, y el cielo despejado. Esto es Murcia, casi todo el año. Es la razón por la que me conmueve la lluvia, y me asusta el frío. Amanecer vestidos de frío y caminar con una mano ocupada en aguantar el periódico y la otra en el bolsillo, debe ser como ir por la vida mutilado, y además tosiendo. Pero el más grave es el frío que viene de dentro. Hielo –témpano– en el corazón y en el amor y en las sonrisas, y en la amistad. Hay que ser como los libros –algunos–, que arden desde dentro, y, conforme se leen, van calentando el frío, que, en el corazón, acaba por hacerse hoguera, vecindad, amor. El amor nacido del frío, es el amor más duradero y que mejor arde. He leído un dicho, anónimo: «Una palabra amable, puede calentar tres meses de frío invierno». Jesús, nacido entre pajas, soporta el frío de todos los que tienen frío, en las calles de las ciudades, o en los campos de refugiados, donde los niños, entre alambradas, miran y no entienden, o en el frío de la soledad, en la que la melancolía y las lágrimas se hacen enfermedad crónica, que mata. Es mi experiencia: la fe lleva al amor, eleva la esperanza, y pone alas a la generosidad. Hoy, en Murcia, 24º grados; ojalá este calor pase del exterior al interior y encienda el corazón de quienes anden perdidos en los fríos del ambiente, para que les haga ser cirineos del que lleva una cruz, o haya bebido alguna decepción. ¡Ojalá, Diario! Todavía es Navidad (12:55:05).

martes, 28 de diciembre de 2021

28 de diciembre de 2021. Martes.
OJOS ASOMBRADOS

La rosa, norma de todas las rosas, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-En el día de los santos Inocentes, toco y silabeo la palabra inocencia. Y los ojos de aquel niño que fui, preguntándose qué sería el asombro. ¡O los ojos asombrados de asombrarse! ¿Los ojos asombrados son ojos o preguntas? La inocencia y la poesía se pierden cuando cesa el asombro, como el silencio si se chista. ¡Chis! La poesía, sin asombro, es una mala prosa, o como diría el poeta: «La rosa que ya no es norma de las rosas». El primer asombro de un niño son sus propias lágrimas: «¿Por qué lloro?», se pregunta. ¡Asombro! Cada pregunta que se hace un niño es un asombro que espera resolver tras la pregunta. Luego le responde la vida con lágrimas (cesó la inocencia), como al lamento del agua la fuente responde con más agua lamentándose. El arco del agua que cae, derramándose en la fuente, siempre es un lamento. Dijo el poeta: «He oído a la fuente llorar mi llanto, por la inocencia perdida del mundo». Y también: «Abril es una niña devorada por los tallos»; ¿o es el asombro que se marchita, cuando se empiezan a definir las cosas? Entonces: «¡Adiós, ilusión!». El asombro es la niña o el niño con un cometa: si se rompe la cuerda, escapa, y se acabó el asombro. Hoy, día sagrado de los Santos Inocentes, ruego, Diario, porque siempre exista asombro en los ojos del niño y del poeta, y así se hará verdad lo dicho por Víctor Hugo: «La fuerza más fuerte de todas, es un corazón inocente», y el mundo, de este modo, será un poco mejor y más feliz, y menos trágico (17:23:51).

lunes, 27 de diciembre de 2021

27 de diciembre de 2021. Lunes.
LA DANZA Y EL ÁNGEL

El ángel y la danza, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi.

-Esta mañana, al despertar, he abierto un ojo y ha saltado de él un ángel; todo ha sido levantar el párpado y saltar el ángel. Siendo así que yo andaba aún en esa especie de claridad de entre acuarela y difumino, o de entre el ser y no ser del apuntar del alba, lo he visto porque era luz, luz cegadora, destello. Me he vestido de fe y ha saltado el ángel. En Navidad –tiempo de ensueños– me gusta tratar con ángeles, y hay veces que los hallo a cada instante y en cualquier cosa. En el niño que ríe, en la madre que perdona, en el padre que por fin ha encontrado trabajo. En Navidad, se consiguen mejor los deseos. He ido a coger un libro (Arte, cine y sociedad, de Manuel Villegas) y allí, agazapado tras la portada, había un ángel. Y es que el arte y el cine son agentes de sorpresas –maravillosas, a veces– para la sociedad, y en toda sorpresa casi siempre cabe un ángel. O es la sorpresa el mismo ángel. En un mundo tercamente laicista y escéptico, con agnosticismos de vestir bien en sociedad, todo ángel que se precie ha de ser sorpresa. Vestido de agnóstico, qué bien se queda en determinada sociedad: sobre todo progresista. Escritor agnóstico, dices, y ganas un montón de enteros: ¡suena tan bien! El Nobel, el Cervantes, cualquier premio o recompensa te espera. (Vargas Llosa ya lo consiguió, el Nobel). Pues estaba, digo, el ángel en el libro de Villegas, entre el polvo del tiempo y la sabiduría de su letra impresa, y me invitaba a leer, y he leído: «René Clair es el que ha llevado la danza a sus películas de manera más lograda». La danza y el ángel, o la gracia danzante, he pensado. Y es que Navidad es tiempo de ángeles; hubo una época –la niñez– en que con sólo pensarlos aparecían a mi lado, como una gacela en el bosque; ahora, sin embargo, he de llamarlos y llamarlos, y alguna vez, Diario, con alegría por mi parte, me obedecen; ejemplo: esta mañana, al despertar. Pero, ¿era un ángel? ¿O era música lo que sentía? (17:21:55).

domingo, 26 de diciembre de 2021

 26 de diciembre de 2021. Domingo.
FAMILIA

Familia de Nazaret. F: Googel

-Digo familia, y se me llenan los ojos de bellos recuerdos. También se embellecen mis lágrimas. Desde que me acompaña el uso de razón, mi familia ha sido mi júbilo y mi orgullo. Una familia humilde, pero en la que aprendí a amar y a valorar el trabajo y la alegría de vivir. Y el darme a los demás. Recuerdo que, a veces, cuando salía de casa, mi madre me hacía una cruz en la frente y me decía: «Sé bueno». Nada más, y nada menos. Y, luego, trasto yo, lo era o no lo era, bueno, pero me servía para recapacitar y volver a intentarlo. Una y otra vez; y así, hasta hoy. Con el sabor a villancico de Nochebuena aún en la boca, nos encontramos con otro regalo de Navidad: la fiesta de la Sagrada Familia. La familia cristiana adora a Jesús como «el hijo de Dios vivo, que se hizo», además, «Hijo en una familia humana», dice San Pablo VI. Sin embargo Jesús, cuando llega su hora, se aparta de su familia sin olvidarse de ella. «¿No sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?», les dice a sus padres que le buscan, tras perderse en su viaje a Jerusalén. Jesús ama a su familia, pero la deja para poder llevar a cabo su misión. Jesús mismo llegaría a decir que sus padres y sus hermanos eran los que hacían la voluntad de su Padre. Y así hasta la cruz, donde se escribe el penúltimo capítulo de esta historia de amor que es la vida de Jesús. El último capítulo será su resurrección, y la esperanza, para nosotros, de resucitar con él, de hallar la trascendencia, de ver, sin obstáculos, el rostro de Dios, de tocar su misericordia, de caer, Diario, en su Amor (17:32:11)

sábado, 25 de diciembre de 2021

 25 de diciembre de 2021. Sábado.
UN NIÑO NOS HA NACIDO. FELIZ NAVIDAD

Humilde Nacimiento, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Y llegado el tiempo, «la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros». Es decir, toda la Palabra, también la de los profetas, la llena de imágenes y ensoñaciones, y en la que Dios, adelantándose a los tiempos, predice su venida. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande»; «acreciste la alegría, aumentaste el gozo…, porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado»; «…los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia, que pregona la victoria»; «…y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios». Insistía Isaías, una y otra vez, con una riqueza de imágenes que fascinan, que cautivan, como si él mismo se asombrara de lo que veía a los lejos: esa Palabra, que «en el principio ya existía» –dice San Juan–, y que «Acampó entre nosotros». O aquellas otras de Miqueas: «Mas tú Belén de Efrata…, de ti ha de salir aquel…» Todas estas palabras –hermoso prefacio de algo sublime que había de venir, que había de suceder–, «se hizo carne»; o sea, se hizo hombre en su condición más débil, mortal, al punto que hubo quien no la recibió. La voz de los profetas, pues, es el gran adviento, la larga espera que el mundo vive hasta hallar a su Salvador. Y llegada la Palabra, los suyos la silenciaron, y la ley prevaleció sobre la profecía: «Vino a su casa y los suyos no la recibieron». «Pero a los que la recibieron –continúa San Juan–, les dio el poder ser hijos de Dios». Hijos, Diario, y no vecinos o alguien que pasara por allí; la profecía ha dado su fruto, y lo celebramos con un villancico en los labios, que habla de Paz y de Amor, y de hermandad, de un mundo nuevo vibrante, soñado, esperado por los siglos (11:55:19).

viernes, 24 de diciembre de 2021

 


24 de diciembre de 2021. Viernes.
BALBUCEO EN BELÉN

Mi humilde Belén, enorme en ternura. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-«Y sucedió –dice San Lucas– que… se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito». Y San Pablo: «Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres… ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre». Y ahora a nosotros sólo nos queda escuchar; escuchemos este idioma, nuevo, distinto, e intentemos deletrear la Palabra. Dejemos que el evangelio, palabra todo él –Buena Noticia–, nos hable, y nos señale el camino. Para la libertad sólo hay un camino: el de la verdad. «La Verdad os hará libres», dijo Jesús. Hoy la Palabra se ha hecho balbuceo en Belén, que es otro modo hablar, de decir, aunque sólo sea en un susurro infantil, sin deletreo de sílabas, pero susurro que expresa, y que, en ocasiones como ésta, se dice al oído, como las grandes cosas entre amigos. El evangelio, hoy, es sólo balbuceo: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado», dice Isaías. Un niño en brazos de María. Una vez más, la liturgia hace estos milagros: Emmanuel, en Belén, es un evangelio −gorjeo−, que, sin hablar, dice. A veces, la ternura está hecha de miradas y gorjeos. Sólo. Y yo, Diario, pido poder escuchar y entender este nuevo y hermoso modo de amor; amor que es sólo presencia y esperanza, y gracia de Dios, entre pajas, o el evangelio de los gorjeos (17:28:04).

jueves, 23 de diciembre de 2021

23 de diciembre de 2021. Jueves.
MISTERIO EN LA PAJA

Belén de arena, Las Canteras. Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi.

-Mañana se estremecerá el silencio: va a nacer la Palabra de Dios y se va a hacer evangelio, misterio en la paja, gorjeo celeste. Veremos a un niño, indefenso, llorar, reír, ser amamantado, dormirse, con un dedo en la boca, en brazos de María, la bella nazarena, virgen, y que, misteriosamente –Dios y el milagro–, es madre. María, o “Jardín de Dios" –Carmen–, en la tierra. Un día contaba yo que no había podido dormir, a causa de un poema que se me había enredado en la mente y no me dejaba estar. Me venía un verso, me levantaba, lo escribía, y me volvía a acostar. Todo empezó con este sencillo acontecimiento, con este primer verso, que me distrajo del sueño. La inspiración dio en mí, como si alguien escribiera algo en mi mente y quebrara mi descanso. Dio tan fuerte, que me levanté y escribí estas sencillas e impresionantes palabras: «Navidad es el misterio». Y ya no pude dormir, uno tras otro, los versos se fueron sucediendo, hasta el final, sensible y amable, con un niño riendo. Y, de este modo tan especial, vi amanecer, dichosamente. Éste, Diario, es el poema que me salió, como una nube fecunda que lloviera al Salvador; poema que hago felicitación, mi Felicitación –para todos– en Navidad.


Eso es, Diario: sed felices, si así os parece; sin forzar, como quien da una gota de agua en el desierto y el sediento la bebe con deleite, hasta agotarla. Gracias, por todo, a todos (11:56:53).


miércoles, 22 de diciembre de 2021

22 de diciembre de 2021. Miércoles.
NAVIDAD, LOTERÍA

Soñar no cuesta dinero, dijo el pobre. De mi colección. 

-Hoy, la mitología sale a nuestro encuentro y nos alía con Fortuna –o Tiqué–, la diosa de la suerte, del azar, del fasto. Día, pues, de ventura, de felicidad; pero también, si no toca la lotería, de disgusto, de –casi– frustración. Aunque menos, pues queda la salud, y la fortuna de que nazca Dios, y la otra fortuna, luminosa y creativa, nacida de nuestras manos esforzadas. La lotería –de Navidad– es el arma de guerra, sin embargo, de la diosa Fortuna. En este tiempo de desgracias, no viene mal una pequeña llama de luz –luciérnaga en activo, aunque sea pagana– en el día, de noche siniestra, en el que nos movemos. La pandemia, la crisis económica, tanto llanto, tanta pérdida, Gobierno reñido con la verdad, políticos, algunos sin alma, que cocean y escupen consignas, sin más trascendencia que el ruido, ruido de serpiente de cascabel. O de perversidad ruidosa. No obstante, como dijera Robert A. Heinlein, escritor de ciencia ficción: «La alegría más segura y generosa proviene de ser feliz por la buena fortuna de los demás». O, sin que toque la lotería, vivir la alegría de que le haya tocado al otro; es decir, en vez de lotería, Evangelio, y en vez de dinero, alegría, congratulación. Dice el Eclesiastés, libro sabio, que «la alegría del corazón es la vida del hombre, y el gozo, la prolongación de sus años». La tristeza, aunque se sea joven, hace viejos, cavernosos, y deprime al vecino del piso de al lado; dale al cercano la alegría de verte alegre, feliz, contágialo, enriquécelo, del bien de la amistad (12:09:36)

martes, 21 de diciembre de 2021

21 de diciembre de 2021. Martes.
BELLOS ACORDES DE CONVIVENCIA

Así amenecía, hoy, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Esta mañana, cuando el sol se anunciaba –todavía era solo un revuelo de claridad roja en el horizonte; luego, a ratos, lo han ocultado los nublos hechos llovizna, es invierno–, una bandada de palomas volaba valses en el cielo. Y, en el rezo, entre labios, he dicho: «Gracias, oh Dios, por volar con las palomas». Y he pensado que la palabra de Dios –«Y dijo Dios: “Bullan las aguas de animales, y aves revoloteen sobre la tierra en el firmamento celeste»–, jamás muere: es aliento –soplo– perenne en todo aquello que existe. Vuela en el vuelo de las aves y bulle en los animales que pueblan las aguas del mar. Quedar en las palabras es hacer objeto de permanencia –reliquia– aquello que se dice. Samsagaz, en Las dos torres, segunda parte de El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien, comenta: «Me pregunto si algún día apareceremos en las canciones y las leyendas». ¿Y a qué este interés? Para poder ser recordado junto al fuego, hecho recuerdo –presencia–, muchos años después: el recuerdo, en las palabras, es piedra tallada que habla de los acontecimientos pasados, haciéndolos brillar en la actualidad, como realidad que estuviera sucediendo ahora. Estamos viendo y sintiendo la fuerza de las palabras en este tiempo de adviento, que prepara la Navidad, te hacen recogerte, pensar, dulcificar tus iras, intentar poner en tono divino tu espíritu, hacerte villancico en las boca de los niños. Es decir, reír con el amor y la amistad, reconstruir el cielo nuevo y la tierra nueva, dar la mano y repetir con los ángeles: «Gloria a Dios en la alturas, y en la tierra paz». Paz y armonía, Diario, bellos acordes de convivencia en esta Navidad todavía maltratada por la pandemia, pero que vuela en alas de palomas de esperanza, en las que Dios –que nace– se hace un hueco en Belén (13:06:25).

lunes, 20 de diciembre de 2021

20 de diciembre de 2021. Lunes.
LA BELLA MÚSICA DEL ÓRGANO CATEDRALICIO DE TODAS LAS COSAS

El sol y la vida, en el cielo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi.

-Sale el sol, me da en los huesos y sonríe en los ojos. Los ojos, a los que he enseñado a sonreír tras la mascarilla. El sol, hoy, se ha hecho legión, tropel, en la vida y en las cosas; alejadas las lluvias, ha llegado el sol, risueño y complaciente, y ha sacado de sus escondites a humanos y animales, y a plantas; hasta el hormiguero, esta mañana, se ha llenado de vida hacendosa. Y el pájaro, un gorrión, ha cantado: se le han instalado un racimo de corcheas en la garganta y, dejándolas ir, ha cantado. Se despereza un poco el otoño, y pone en marcha la bella música del órgano catedralicio de todas las cosas. En un día así, todo es canto, en el tiempo y en la vida. A pesar de las penurias económicas y morales de nuestra sociedad, y a pesar del miedo; la penuria, hoy, se hace, sin embargo, sol y esperanza. Un hormiguero se abre y suelta hormigas sin parar: nos da una lección de laboriosidad y no de holganza. El trabajo, tan necesario en esta hora de paro y apatías, y de abundacia de políticos intelectualmente difusos, acéfalos casi, y que medran a la sombra de lo progre –o mamandurria–, y del desahogo inmoral. Las hormigas se mueven y trabajan como si siempre estuvieran construyendo pirámides; bajo tierra, sin descanso. Para conservar la vida. Y pienso: Dios se nos da en la vida, y no en la muerte. «En Adán, todos mueren; en Cristo, todos vuelven a la vida», dice San Pablo. Vivir en Cristo es el anhelo de todo creyente, que vive en la esperanza de no morir para siempre; creer, vivir, esperar a Dios en el umbral mismo de la muerte, Diario, es vivir sin morir (11:40:13).

domingo, 19 de diciembre de 2021

19 de diciembre de 2021. Domingo.
SU «SÍ», LA LLENÓ DE DIOS

Anunciación, Fra Angélico. Florencia. Italia. 

-Domingo 4º de adviento, y la esperanza se enciende, llamea: «La Virgen dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel», profetizaba –soñaba– Isaías. Isaías veía, contemplaba el porvenir, y lo decía, exultante de gozo. María, tierra fecunda, habitación cerrada, pura, se entregará al Espíritu Santo, y recibirá en su seno la simiente del Hijo de Dios, que ha de nacer Emmanuel. Dijo «Sí», y su «Sí» la llenó de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu se dan cita en su seno y en él encarnan su Palabra, para que ésta «acampe» entre los hombres. Desde entonces, el nacido de María será «Dios-con-nosotros». Su tienda; es decir, sus llantos, sus risas, sus sueños, las palabras que dirá y las que se llevará con él, su vida toda –como un rosal–, vivirán en su tienda de peregrino, junto a la nuestra. Peregrino porque va hacia el Padre y lleva consigo, abrazado como un buen libro de muchas hojas, el racimo de la humanidad, para tratar de salvarla de sus errores, que la Escritura, desde antiguo, llama pecado. Del pecado del hombre vienen sus angustias y tribulaciones, sus caídas y desplomes, tantos abismos. Pero ahí está el Hijo, que, tras el Sí de María,  dice: «Me has preparado un cuerpo…Aquí estoy yo, oh Dios, para hacer tu voluntad». El otro Sí, el del Hijo, que hace posible el poder ser Hijo del Hombre. Y, así, con la luz de su vida, se escribe el evangelio, reflejo de María. Evangelio que anuncia el nuevo día, en el que Dios será Amor y Crucifijo; o Amor que se da partido en la Cruz y hecho claridad, repartición, en la Resurrección. Original eucaristía de Dios, Diario, que ya se nos anuncia en Navidad (12:05:06).

sábado, 18 de diciembre de 2021

18 de diciembre de 2021. Sábado.
UN MODO DE SUSPENSE

Llueve en Murcia, parpadeando. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Convertirse es un modo de suspense. Sólo quien no tiene fe puede convertirse a la fe. Convertirse es el trueque de «no tener» a «tener». Es carecer de algo que al fin se logra. En un lento proceso, a veces. A lo largo de la historia, conversiones ha habido muchas: desde Pablo a Agustín. Es como si Dios animara desde la clandestinidad. A ese animar, el creyente lo llama gracia. Dios no se deja ver, por no molestar, pero alienta. Dios es discreto. Aunque haya algún momento en el que se haga destello y deslumbre, y precipite así la conversión. A San Pablo este destello lo tiró del caballo, y creyó. Dios, pues, luz para la inteligencia. Ha habido conversos en cualquier ámbito de la ciencia y el arte. Y las causas o circunstancias casi siempre han sido distintas. Dios se deja ver por resquicios inverosímiles y extraños. Estos resquicios suelen ser la lectura o el ejemplo, o el afán de hallar respuestas a preguntas que uno se hace. Chesterton cuenta que el principio de su conversión se debió (si no del todo, pero sí en gran medida) a una lectura. Lo que a algunos causó pavor y aun un susto teológico, a Chesterton le produjo una alegría y un descanso especiales. Dice que un místico católico escribía sobre la Virgen María: «Todas las criaturas deben todo a Dios; pero a Ella hasta Dios mismo le debe algún agradecimiento». Así es: Dios le debe a María el haber dicho Sí a la propuesta del ángel, en la Anunciación. Y es que convertirse es un modo de suspense, de intriga inquietante, hasta que –con Dios sonriendo un poco entre bambalinas– sucede, y el milagro de la luz se consuma. Ah, decirte, Diario, que el día ha abierto ceniciento, como un bosque quemado, y llueve (20:23:28).

viernes, 17 de diciembre de 2021

17 de diciembre de 2021. Viernes.
UN SOPLO DE AIRE

Biblia de Gutemberg. Googer

-El libro, ese don que hace el bosque –el papel– al ser humano, en el que éste escribe sus sueños, sus debilidades, y aun la grandeza de ser inteligente. En los libros se cobijan, como en un baluarte, las palabras, que, según Irene Vallejo, en su libro El infinito en un junco, «apenas son un soplo de aire», pero aire caligrafiado que llena bibliotecas, y abre claridades a la sabiduría. Bien sea desde una biblioteca restringida, pequeña, con brasero para leer en invierno, o inmensa como la de Alejandría, que ideó e hizo casi infinita Ptolomeo III, rey de Egipto. Decía Cicerón: «Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará de nada». En el libro se ejerce la libertad, el pensamiento se enriquece, se vigoriza el espíritu. Es bálsamo y es acicate, y es, sobre todo, ciencia que llama, con nudillos de humildad –el libro–, a la puerta del conocimiento, para dejar en él su semilla. Desde los sumerios, año 4000 a. C., hasta nuestros días, el ser humano ha ido progresando en el modo de dejar escritos sus sueños, sus reflexiones, sus ideales. Primero fue en tablillas de arcilla, luego en rollos de papiro, en pergaminos, en tablillas de cera, en códices, hasta los tipos móviles que dieron origen a la imprenta, y con la imprenta –milagro– el primer libro impreso, la Biblia de Gutenberg, siglo XV, hasta nuestros días. Poseer una biblioteca, aunque sea limitada, es un privilegio, o como decía Pérez Reverte, «un proyecto de vida». En Egipto a las bibliotecas se las llamaba: «El tesoro de los remedios del alma». Sin bibliotecas, Diario, no existiría el pasado, y el presente se presentaría embrutecido, con la barbarie como única vereda posible hacia la perversidad y el desencuentro de los humanos entre sí y la naturaleza, originándose el caos inicial, la total aniquilación (18:04:21)

jueves, 16 de diciembre de 2021

16 de diciembre de 2021. Jueves.
EL AMOR, ESE ESTREMECIMIENTO

Pequeña llama blanca en el jardín. Estambul. Turquía. F: FotVi

-Me he puesto tan festivo hoy, que (muy de mañana) he escrito un poema; pero para no decirlo. Decirlo sería un acto de inmodestia y no lo entendería el poema, que habla de humildad. La humildad del agua, de la fe, del silencio que alberga en la vitrina una copa de oro vacía; también del silencio de Dios, tras el Big Bang. Yo no hablo del Dios en el que no creen agnósticos y ateos (dos ramas del mismo árbol), sino del Dios en el que yo creo: el que es Amor, y estremecido. Yo deseo participar de ese estremecerse de amor por algo, por las cosas más débiles, más inseguras. Lo deseo. Esta mañana me he detenido en contemplar una pequeña araña, parda, apenas un montoncito de cabeza de alfiler moviéndose por la barandilla del balcón. La miraba y ella, con sus varios ojos negros, terribles, me miraba a su vez; sus ojos en pareado, de dos en dos, como varias noches mirándome. Aunque apenas ven –dicen–, miran que asustan. Y me he detenido a mirarla porque es una parte del mundo, una mota del gran universo, y la he respetado, la he dejado ir, la he dejado en su afán de devanar hilos para hacer su trapecio, su casa del vivir y el cazar, y sus cuatro pares de ojos –terribles noches– mirando. Festivo, he hecho un poema, que no digo; pero que tú, Diario, en cuanto acabe estas notas sobre el amor, oirás: sobre ese estremecimiento –o vibración– de Dios, del que yo participo; y tú, si así lo deseas (18:16:32).