sábado, 2 de noviembre de 2013


2 de noviembre de 2013. Sábado.

PARA IR VIENDO
¡Luz!, en la noche del jardín. F: FotVi
 
-En el día de los difuntos, leo dos frases dichas por famosos a la hora de morir. En el último momento, Goethe sintió entrar en el abismo de la negrura, que es el vacío de la soledad; y le sobrevino la angustia.
Advertir que todo se desvanece alrededor tuyo (rostros amados, objetos, tus manos, la del ser querido que pone en tu boca un poco de agua), debe ser terrible. Goethe sintió la oscuridad de la muerte, y gritó: «¡Luz, más luz!», y entró en el túnel sin fin; o en el túnel de la fe, que acaba en otra luz.
El segundo famoso fue Nietzsche, que, en el momento de la verdad, cuando ya no queda ninguna vanidad a la que agarrarse, y se percibe que todo es humo, confesó a su hermana: «Mi fe en el superhombre fue una romántica ilusión, al tiempo que mi fe en Dios fue sacudida, pero nunca destruida».
Aquí, sin dramatizar ni tratar de llevar el ascua a mi sardina, en vez de «vivir para ver», podría decirse: «morir para ir viendo». ¿No te parece, Diario? (22:37:58).

viernes, 1 de noviembre de 2013


1 de noviembre de 2013. Viernes.

SIN MARTIRIO SONADO

Corazón, en el jardín. F: FotVi

-Hoy, en la eucaristía, he hablado de la santidad, no de la «marcada», como se la llama en el Apocalipsis (santidad de altar y patronazgo, de celebración y cohetería), sino la santidad de la «muchedumbre inmensa, que nadie podría contar». Los santos se dividen en dos órdenes: «marcados» y «muchedumbre».
Los marcados son los santos que, sacados de su humildad, son reconocidos como tales, se les da fama y honor; mientras que los santos muchedumbre, son los anónimos de «toda nación, raza, pueblo o lengua», y que «de pie», y «vestidos con vestiduras blancas», están «delante del trono y del Cordero». Éstos son los que han vivido las bienaventuranzas y lo han hecho desde la discreción y el silencio y la sencillez de la no apariencia.
La pobreza no se dice, se está en ella y se vive, como el llanto o el sufrimiento, o la misericordia. Nadie va por la calle enseñando sus escaseces o sus lágrimas, o sus heridas. O su piedad por el prójimo. La justicia tal vez, sí; pero después de ser asumida y ejercitada en uno mismo; entonces se puede gritar pidiendo que se haga justicia, pero no antes.
Tener hambre y sed de justicia es un modo de hacer realidad en el mundo el mandamiento nuevo: el del amor a toda costa y contra corriente; la contracorriente, por ejemplo, de la cruz. Hoy hemos celebrado la santidad de la mano que pone una venda, o toca la frente con fiebre, o se abaja a ayudar a levantarse al caído. Hemos celebrado a quien pone sus lágrimas junto a las lágrimas del que llora o se priva de beber un trago de agua para ofrecerla al sediento; la santidad del que pide, para dar al que no tiene.
Hoy ha sido el día de los mártires sin martirio sonado; de los que gastan sus pies visitando al enfermo, o dan la vida por el prójimo, sea éste o aquél, incluso el hijo pródigo.
Te puedo decir, Diario, que es hermoso celebrar la santidad del día a día, la doméstica, la que se hace tras el velo de la humildad y que, sin llamar la atención, logra que la vida sea más bella, y con más luz, y que es muchedumbre (19:19:20).

jueves, 31 de octubre de 2013


31 de octubre de 2013. Jueves.

FRASE PÓSTUMA
 
Silencio de lo que esfuma, en el jardín. F: FotVi
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Como era humilde, no se consideraba sabio; él, no, pero sí sus discípulos. Por lo que éstos, al ir a morir el maestro, esperaron que, como otros sabios, dijera una frase por la que le recordara la posteridad.
El maestro sabía que sus discípulos esperaban de él esta frase póstuma, resumen quizá de su vida y de su sabiduría; y la llegó a tener a punto en los labios, y fue a decirla, pero la humildad se lo impidió.
 Y no dijo nada, Diario, muriendo así como cualquiera; es decir, sin romper el silencio con el que invita la muerte a seguirla (20:09:45).

miércoles, 30 de octubre de 2013


30 de octubre de 2013. Miércoles.

VESTIDO DE HOJAS CAÍDAS
 
Melancolía, en el jardín. F: FotVi
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Por fin el otoño se ha vestido de hojas caídas y de abrigo de rayo de sol para dar calor a la declinación del año, que va camino de su fallecimiento. Noche Vieja llamamos al último estertor (jadeo) del año, y se celebra con uvas, champán y fuegos artificiales. Se va lo viejo y llega lo nuevo, que acabará por ser viejo. Como se ve, todo artificial, o casi todo. La vida y la amistad, y el amor, no lo son. O no debieran serlo, nunca.
Ya anciano yo (pero aún niño), me he puesto la bata de andar por casa, regalo de madre, cuando ella era todavía mi rayo de sol en todos mis inviernos. En los veranos (y en días de fiebre y de miedos), ella era también mano de frescor en la frente, y en el alma. A veces, la mirada suplía a su mano, y era mirada que daba calor y frío, y paz. Las guerras las peleaba ella sola, con sus rezos; la serenidad, la regalaba. La fe le hacía mover montañas, y cielos, tan alto le alcanzaba.
Con Juan de la Cruz, ella pudo decir: «Volé tan alto tan alto, / que le di a la caza alcance». La caza: Dios. Su alegría, por esta caza, contagiaba, y te hacía ver que las teologías sencillas son más sólidas que las impostadas de magisterio y cátedra, y vanidad, quizá.
¿Qué teología leerá y le agradará más a Dios (si es que Dios lee esas cosas) la de Küng, es un decir, o la de Ratzinger? Yo creo que la más ligera de ínfulas y apuestas personales, la que explique a Dios y no al autor mismo en su currículo intelectual y de prestigio.
Con el otoño no llega la decadencia, sino la contemplación. Así como el invierno es la dormición, el otoño es el recogimiento, la mirada tranquila, la apreciación. En otoño se valora el año, para dejarlo pernoctar en invierno. El otoño es proyecto (la siembra), y ensoñación, o lo que ha de llegar (la cosecha). Idea y arquetipo, que diría Ortega, el filósofo.
Celebro que el otoño ya sea otoño, y no remedo o calco de un verano déspota, deseoso de perpetuarse. El otoño acaba por ser, Diario, melancolía creadora; y para el poeta, poema íntimo, inédito (19:14:07).

martes, 29 de octubre de 2013


29 de octubre de 2013. Martes.

TRAGEDIAS

Discreto llanto. F: FotVi


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Y se acumulan las tragedias: seis muertos en León por un escape de gas grisú en el pozo Emilio del Valle. Y la pregunta es: ¿por qué ocurren estas cosas todavía? Con tanto dios científico y técnico, y siguen pasando estas cosas; y no hay habilidad o previsión prácticas que aminoren estas catástrofes.
¿Y Dios? Ha puesto los medios: la inteligencia y la capacidad de inventiva en el ser humano para hallar las medidas con los que contener la desgracia. ¿Que no basta? Quizá al hombre le parezca que no; pero a Dios, sí, que hizo al hombre a su imagen, dotado, pues, de clarividencia intelectiva y libertad, fluido del espíritu de Dios en la mente humana. Dios, dice la Escritura, es inteligencia creadora y libertad, en el amor.
Tal vez al hombre, que es criatura inteligente y libre, le falte, sin embargo, amor, o la capacidad de sacrificar sus propios intereses frente a los intereses del prójimo. Más muertes en una mina por inhalación de grisú, ese silencioso y discreto gas, que mata o explosionando o, como la serpiente, deslizándose por grietas y galerías, hasta ser letal. El grisú (metano, dióxido de carbono, y, en menor medida, hidrógeno y otros gases) en túneles de minas de carbón ha matado siempre; y se han tomado medidas, pero, por lo visto, no las suficientes. Se sabe que por debajo del 5% ni arde ni explota; ¿por qué entonces no controlarlo? Es seguramente la desidia humana, acorde con la libertad de hacer o dejar de hacer, u otras causas más obscenas, como los resultados económicos.
Es como fumarse un puro y tomar una copa, mientras pasa la muerte, siempre que a mí no me toque. Cuanto me llegue el momento, se piensa, ya veremos; y en todo caso, cuando llegue, que me quiten lo bailado.
 Es la incoherencia humana: echarle la culpa a otro, cuando se tiene a mano la solución. Se trata de vigilar y procurar que el grisú no suba del 5%, para hacer que siga siendo serpiente (no se podrá evitar), pero sin la mordedura fatal. El grisú es serpiente que huye (y aun se la llega a privar de sus colmillos de muerte), si es controlada.
Yo, en todo caso, rezo, y no al superhombre de Nietzsche, sino al Dios del evangelio, el de la misericordia; por los fallecidos en León; pero también, Diario, por los que lloran estas muertes (18:36:04).

lunes, 28 de octubre de 2013


28 de octubre de 2013. Lunes.

FERVOR ICONOCLASTA

-Sin Dios, no habría ateos ni creyentes: los unos lo niegan y los otros lo celebran. Pero para negar debe existir un objeto negable, lo mismo que para creer. Se cree en algo (o en alguien), de igual modo que se niega esto o aquello. ¿Y los fantasmas? Existen, en los que hablan de ellos, y en películas como Los otros o El Sexto sentido, en las que la realidad reside en lo fantasmagórico y la alucinación, en el mundo de afuera, o mundo real, mundo que, sin embargo, asume los miedos de convivir con espectros.
Asume, luego los cree.
El no creyente, en realidad, arde en deseos de poder convertirse a la creencia, llámese ésta fe o simple afán intelectual. La fe llena, ocupa, la increencia es vacío. Y es deseo del vacío poder llenarse, poblarse, no ser sólo espacio de ecos o resonancias inútiles.
Por experiencia sé que Dios llena vacíos, y positivamente. Nietzsche anunció, lleno de fervor iconoclasta, la muerte de Dios. No afirmó la no existencia de Dios, su muerte metafísica, sino su nula influencia en el mundo. Tan es así que Albert Camus afirma: «El proyecto de Nietzsche nunca fue matar a Dios. Lo había encontrado muerto en el alma de su época». Algo parecido a lo que ocurre ahora.
Pero muerto Dios (La gaya ciencia, Nietzsche), hay que llenar su vacío, y, para sustituir a Dios, creó al superhombre. El hombre no puede vivir en el vacío de la increencia, de la nada: el nihilismo. El superhombre remplazaría a Dios en el establecimiento de una nueva verdad y de unos nuevos valores. Pero el superhombre, en realidad, trajo la locura (el mismo Nietzsche) y la tragedia (el nazismo); porque su verdad y sus valores gravitan sobre la soberbia.
Eliminado Dios, ocupa su lugar la altivez insolente y el desprecio a la racionalidad. El hombre suple a Dios, y es éste un traje demasiado ancho y pesado para el hombre. Y es que como dice el filósofo Wolfgang Gil: «Toda grandeza del hombre está dentro del propio hombre. Es una grandeza asociada a su humildad y al respeto, a la dignidad del otro».
El hombre, que es barro (metafísico y teológico), sólo puede ser grande en el espíritu, Diario, en lo que hay de aliento de Dios en él (19:50:50).

domingo, 27 de octubre de 2013


27 de octubre de 2013. Domingo.

COMO LA PALOMA

Humildad, en el jardín. F: FotVi
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Si Dios no lo remedia, el fariseo, en el templo, y puesto en oración, va a dejar en feo al publicano; aquél habla del publicano como de un faltón, y él se queda en la retaguardia de la inocencia, de la perfección complaciente.

Así piensa el fariseo del publicano: es ladrón, injusto, adúltero, como si se tratara de un prócer (dígase juez, político, banquero, simple carterista de guante blanco, etc.), que mete la mano en todo y no merece, por tanto, más que un escupitajo ético, o moral; un «vade retro», Satanás.

Por lo que, mientras el publicano se humillaba (soy pecador, decía), el fariseo galleaba de puro y recto, algo así como si Dios dependiera de él, y no él de Dios. En realidad, la oración del fariseo es un reto a Dios: tú eres bueno, pero yo… Y, como la paloma de Alberti, se equivocaba.

Al final, Dios, valoró así a uno y otro: «Éste -dijo Jesús, el que hacía parábolas para aliviarnos de teologías-, éste -se refería al publicano- bajó a su casa justificado y aquél -el fariseo-, no».
 
Diario, se equivocaba, el fariseo (20:07:01).

sábado, 26 de octubre de 2013


26 de octubre de 2013. Sábado.

IR ATRÁS

-Retrasar: cada año al final de octubre se retrasa la hora. Es como coger el tiempo, rebobinarlo y ponerlo a danzar de nuevo, sólo que un paso más atrás. De este modo, nos hacemos la ilusión de poder dominar el tiempo, como en el lejano oeste al caballo cimarrón.
 
Retrasar, o ir atrás, para luego, al volver a caminar, quedarse en el mismo sitio. Está claro, el tiempo no se mueve, nos aceleramos o nos frenamos nosotros. Quitar o poner, como en un tablero de ajedrez. En el ajedrez, y en una como especie de ballet del intelecto, las piezas van y vienen, cierran, abren caminos, se comen y se evitan, se enrocan o se liberan, pero, al fin, quienes quedan, son el rey ganador, con más o menos cohorte, y el tablero.

Es decir, el tiempo y su égida, o el titán Crono y su tiempo eterno, que no existen.

Retrasar la hora, para aprovechar la luz solar; aunque sea una razón egoísta, no está mal, si el sol nos deja. Retrasaré el reloj, Diario, aunque el tiempo siga ahí, sin estar, pero disponiendo de nuestras vidas (20:59:54).

viernes, 25 de octubre de 2013


25 de octubre de 2013. Viernes.

DOODLES O GARABATOS
 
Doodle o garabato. F: Fotvi
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Ayer cumplí años y me llovieron las felicitaciones; cumplir años (y más si son más, o muchos) es acercarse al gran silencio, el del retorno, pero sin fecha. En el gran silencio, cesan las palabras y hablan los recuerdos; recuerdos a los que, a veces, acuden las lágrimas: es la añoranza. En el gran silencio ya no hay palabras que expliquen; pero hay recuerdos que dicen.

El recuerdo es la profecía de una resurrección, de un más allá distante que vendrá -se nos ha anunciado- glorioso. La fe, que es a la vez certeza y un quizá, dice que vendrá; yo me quedo con la certeza y paso del quizá, por creyente.

Ayer, decía, me llovieron (es un modo cursi de decir que abundaron), me llovieron, digo, las felicitaciones; hasta Google, el buscador de todo, me felicitó. Ya sé que pones cara de asombro, pero así fue. Abro el ordenador, pincho en la icono de la barra de herramientas, y, sobre la ventana de la pantalla en la que sale Google, esta vez aparece una tarta con velas y varias piezas más de repostería. Me parecía estar en la Confitería de mi amigo Pedrín. No le di mayor importancia. Google es dada, con doodles (dibujos o garabatos) que transforman su logotipo, a celebrar centenarios y efemérides. Y me dije: ¿Qué evento se celebrará esta vez? Pero pasé de largo. Hasta que llegada la tarde, se me ocurrió pinchar en el garabato (o doodles) y descubrir atónito que se me felicitaba por mi cumpleaños. «Feliz cumpleaños, Vicente», decía, y entré en éxtasis mundano; pero sólo un instante; luego sonreí, lo copié (recuerdo para Candela), y salí a recoger la ropa que, por la mañana, había lavado y tendido.

La vida es prosa: salvo que uno trate de elevarla y meterla toda en un verso, aunque éste no sea excelso (o, sí), y depositarla así en la antología de lo bello. La prosa también es bella; pero siempre que gotee (lo decía Umbral) un poco de poesía.
Entretanto, Diario, se nos muere Manolo Escobar; y, mientras, el Viva España que gira en el tocadiscos de la historia, está a punto de morir rayado con él (19:03:08).

jueves, 24 de octubre de 2013


24 de octubre de 2013. Jueves.

CUMPLO AÑOS
 
Otro milagro, en el jardín. F: FotVi
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Hoy cumplo años; es decir, asisto a un milagro: el de la vida. Nací a un paso de la guerra civil y, sin embargo, gracias a Dios, y con la ayuda de mis padres, sobreviví a ella. Padre me contaba la odisea de tener que emigrar a Andalucía (Andújar) en busca de trabajo; y lo halló en la Compañía de Ferrocarriles Andaluces. En Andújar, asistió al inicio de la guerra y al desmadre de la República, que se hizo persecución para los que no comulgaban con sus ideas revolucionarias y anticlericales.

Madre, en Andújar, iba a misa, y con velo: no lo hacía por ostentación, me decía, sino por devoción; asunto que, sin embargo, molestaba a los jefecillos del lugar; y a padre, que temía las represalias. Tan es así, que un atardecer (se estilaba entonces el «paseo»: o el llevarte para no volver), y con  las escopetas al hombro, fueron por él y se lo llevaron sin decir dónde. Madre lloró y padre se llenó de miedos. Con la cara desencajada, y tras preguntar adónde me lleváis, acompañó a los «escopetados», que fumaban y reían.

Fueron al bar, donde siguieron, mientras bebían, fumando y riendo, y echando miradas ladeadas a padre, que sudaba, y bebía con ellos. Salieron del bar y lo llevaron a las afueras del pueblo; lo pusieron de espaldas contra una tapia y le apuntaron con las escopetas, que estaban descargadas. Entonces, uno de ellos se adelantó y le dijo: «Vicente, ha sido una broma», y, cogiéndolo del brazo, lo acercó al grupo, en el que casi todos volvían a reír.

Padre se fue rápido a casa para decirle a madre que todo estaba en orden, que no había pasado nada. Pero, tras soltar un taco, le advirtió: «¡Todo esto nos pasa por tu manía de tanta misa y velo!». A lo que madre no contestó; sólo lloró.

 Por lo visto, yo era un bebé y nada de esto parecía entonces ir conmigo. Pronto volvimos a Molina, con la familia y los amigos: donde la paz, decía madre. De esto ya hace años, tantos como los que yo he cumplido. ¿Tantos años? Tantos; como un milagro, porque en un momento todo pudo ocurrir de distinto modo a como ocurrió y haber hecho cambiar mi vida.

Toda vida es un milagro, Diario, aun la de una hoja, que, cumplido su ciclo, cae del árbol y hace otoño lo que fuera primavera. Así, con el paréntesis maravilloso de la vida, el nacer y el morir, se dan la mano, y, son, por tanto, parte del milagro de la vida (20:26:33).

lunes, 21 de octubre de 2013


21 de octubre de 2013. Lunes.
OTOÑO ACOMPLEJADO

 
Otoñal, en el jardín. F: FotVi
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
-Ya se nota que el otoño empieza a dejar atrás sus complejos de verano; es éste un otoño acomplejado, pues no logra desembarazarse de los fulgores solares de la canícula. Es como si le diera pudor ser (y parecerlo) la estación más serena y meditativa, la que más se parece, por su luz y su colores, a la acuarela, o acontecimiento vitral.
Adonis, el poeta sirio, define así las estaciones: «El invierno es soledad, / el verano migración. / Entrambos, la primavera es un puente. / Sólo el otoño se adentra en todas las estaciones».
El otoño, pues, es mirada panorámica que abarca desde el frío a la luz y desde ésta al remate del año, su floración. El otoño invita a la contemplación compartida: al hogar con lumbre, rodeada ésta de invitados absortos en la conversación, en el mirarse en paz, en la degustación sin prisa del tiempo.
El otoño es habitante de la tranquilidad, del equilibrio, de la armonía entre la vida y la muerte, del caer de las hojas y del levantarse primaveral.
En el otoño, Diario, acudo a la paz, y bebo su gracia, que me viene de la hoja que cae, sin que se rompa el silencio.
Otoño, violín sin cuerdas, pero con música, todas las músicas, en la batuta del tiempo.
(19:37:57).

jueves, 17 de octubre de 2013


17 de octubre de 2013. Jueves.

PIRÓMANO
Incendio, desde el jardín. F:FotVi




-Sin ser sabio, se hizo político, y aprendió a ser pirómano y ecologista. Nunca un sabio haría tal cosa. Como pirómano, iba e incendiaba el bosque, y como ecologista, lo lloraba. «¡Han incendiado el bosque!», se lamentaba, y, ayudando a apagarlo, hacía de ecologista. Si hubiera sido sabio, habría elegido ser o pirómano o ecologista, nunca las dos cosas, pues es ir contra la teoría de los opuestos. Ya lo advirtió Heráclito, padre de los opuestos: «En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos]».
El sabio se supone que es coherente; el político, arribista (cuando conviene). El sabio discierne, piensa: «Si ecologista, no puedo, en el bosque, jugar con fuego». El político: «No importa jugar con fuego, si, incendiado el bosque, aparezco luego apagándolo». Es decir, primero se crea el problema (la economía, el paro, la corrupción), para, provocado el incendio, aparecer luego como bombero. Con lo que parece que no es de sabios, Diario, ser y no ser al mismo tiempo; o tratar de armonizar la mentira y la verdad: pues (también Heraclio), o se es esto o lo otro, o se es un cara; o un pirómano con manga (20:04:47).