jueves, 22 de noviembre de 2018

22 de noviembre de 2018. Jueves.
CACERÍA VERBAL

Llanto de hoja sobre el Rin. Selva Negra. Alemania. F: FotVi

-Leer es saborear las letras, silabear su sabor. Sin el gusto de las letras, no hay lectura posible. Hay que morder las letras como se muerde un dátil, y retenerlas en la boca antes de decirlas, paladeándolas. No se lee porque no se suele percibir el deleite de las palabras, y si no has gozado de lo que cada palabra es y significa, sucede lo que ocurrió ayer en el Congreso, que un señor llamado «serrín y estiércol» (Borrell, ¡uf!), es decir, Rufián (¡uf!), llamó a este «fascista y racista», señalándolo con el dedo hecho erizos y el rostro aparentemente airado. Y digo aparentemente, porque en el Congreso casi todo es teatro, impostura, ficción. Como no leen, ni se recrean en las palabras que piensan, sino que las dicen a borbotones sucios, se oye lo que se oye en ese lugar llamado Congreso. Lo llaman templo de la soberanía nacional, cuando podría muy bien llamarse choza de la indignidad nacional: por lo que allí se dice y se oye, por la imagen que se da de cacería (todavía) verbal del adversario. Aún se dispara solo con palabras. Con palabras que son feroces, despiadadas; pero (todavía) con el soplo, el espíritu del que están formadas. Dices la palabra y en un instante se hace palabra que ofende o que alaga, pero sin dejar su frágil atuendo de palabra. Hiere pero no mata. Lo malo es cuando con la palabra se desenfunda un arma de fuego, entonces, Diario, deja de ser soplo y se hace cápsula que mata. Así ocurrió en los años treinta: primero fueron las palabras y luego los tiros del hermano contra el hermano, sin piedad, con odios de hermano, los más letales y tóxicos, los más inexplicables y pavorosos (18:53:18).

martes, 20 de noviembre de 2018

20 de noviembre de 2018. Martes.
EL CALOR DE LA A EN LA BOCA

Haciendo camino, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Despierto y me doy con los ojos contra el sol, que aparece agazapado en el balcón; parpadeo: me deslumbra la claridad, como a un niño las primeras letras, o los primeros pasos, o el primer olor maternal apetitoso y rico, inolvidable. Hoy, día mundial del Niño, me regalo el placer de recordarme en mi niñez, en Molina, monaguillo y travieso, y descubridor de algo que nunca olvidaré: el día que reconocí una letra, la a, y la pude leer: ¡a!, ¡a!, ¡a!, y decirla, todo el camino, hasta llegar a casa, con el calor de la a en la boca, ese sabor inolvidable de letra, y, delante de mi madre, llorando de alegría. Con ella, que me abrazaba. En el día del Niño, y recordando a todos los niños que son explotados de tantas maneras, humillados, en mundos hostiles, que no pueden sentir el placer de saborear una letra en su boca, que miran todo con ojos de mayor, sin asombro, con cuerpos de niños y actitudes de vejez, con la maldad en sus ojos de puñal y en sus bocas blasfemas, maldad inocente, resabiada, en este día, Diario, rezo, para que mueva el corazón de los explotadores, sanguijuelas, y los transforme en corazones nuevos, con piedad y un punto de luz, para que vean y dejen de perseguir y arruinar la niñez, para que caigan en la cuenta de que ellos también fueron niños, es decir, fragilidad, inocencia, piedra con la que forjar un ángel, una vida celeste, un niño feliz, fascinado, libre y no herido, no agredido, no mutilado
(18:52:54).

lunes, 19 de noviembre de 2018

19 de noviembre de 2018. Lunes.
LA INUNDACIÓN

Flor agradecida, mojada por la lluvia. Murcia. F: FotVi

-Y llovió en Murcia, ahogándonos de reservas. Porque cuando llueve, no lo hace solo para hoy, sino que da un respiro también al mañana. Es como el dinero de la hucha, que lo guardas hoy para que remedie una falta en el futuro. O el agua de la tinaja de entonces. En mi casa, en Molina –las tinajas, tres, o pequeños pantanos domésticos– estaban a la entrada, con su tapadera de madera, su cetra de cobre, y la cubierta de punto –punto historiado a veces– vistiendo el tesoro. Solo que una tinaja podía romperse y entonces sobrevenía el drama: la inundación. Que es lo que ha pasado estos días en algunos lugares, oscureciendo así el precioso acontecimiento, la bendición de la lluvia. Hago una oración por lo perjudicados por este clamor lluvioso y abundante, por este temporal de mala suerte, que se ha cobrado alguna vida y que ha causado pérdidas copiosas, pero que, con el tiempo, celebraremos. La sequía nos aturde y la lluvia nos asusta, y el quejarnos de todo nos encanta, como si mordiéramos una manzana podrida. Yo digo: «¡Ha llovido en Murcia!», y doy gracias Diario, por tan hermoso e infrecuente espectáculo, que da espigas, flores en los campos, y, además, calma la sed, alegrando así la vida, alargada así, con un poco de agua entre los labios (18:59:08).

domingo, 18 de noviembre de 2018

18 de noviembre de 2018. Domingo.
EL PRÍNCIPE

Flores de áloe, vigilándose unas a otras, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me repugna, como la mordedura de una fruta amarga, la figura del inquisidor: el fisgón, el husmeador de conductas y vidas ajenas. Lucio III, en el siglo XII, fue el papa que inauguró este tiempo del «corre, ve y dile» de la llamada Inquisición Medieval. Se perseguían la herejía y la brujería (o la modernidad y la libertad) y se hacía con prácticas y métodos severos e insensibles, que incluían la tortura, la degradación pública, y se quemaba en la hoguera, como el ocurrió a Juana de Arco. Unos clérigos, en Inglaterra, la condenan; otros, en Francia, la suben a los altares. ¿Dónde está la verdad? Es claro que unos u otros se equivocaron, o aquellos por malvados o estos por bondadosos. Y, como pienso que la maldad siempre va unida a lo que quiere el príncipe, yo me inclino más por el hecho de que sea santa a que esté entre las brujas, como sentenciaron los ingleses. El príncipe –el poder–, en todo caso, estuvo detrás de todo este espectáculo de horror y sospechas, con tufo de carne asada. Pero antes fue la religión; ahora es la corrección política, que, a través de Twitter, Facebook, la Televisión y demás ojos vigilantes, es la que te lleva al patíbulo, Diario, o te incinera en la plaza pública, con el regocijo gangoso, por ocioso y zafio, del populacho resentido y vacío, lastimosamente depravado (18:46:20).

viernes, 16 de noviembre de 2018

16 de noviembre de 2018. Viernes.
LUZ DE LUCIÉRNAGA

Luchando por alcanzar la luz, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Viernes ya, otra vez, como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas. Los días nos persiguen como un gato a un ratón: nos dan caza y juegan con nosotros; luego nos sueltan y nos hacen correr, hasta darnos de nuevo alcance. Y sigue el juego. Así un día y otro: la noria de los días que no cesa, hasta que un buen día se acaba el juego. La partida de ajedrez ha concluido, el rey ha sido jaqueado, derribado. ¿Qué nos queda entonces? Solo la fe, que es la poesía que persiste en nosotros, Diario, para afrontar con un poco de luz –luz de luciérnaga, quizá– la noche de la muerte (18:42:04).

jueves, 15 de noviembre de 2018

15 de noviembre de 2018. Jueves.
COMO OCHO RÍOS

Niña aprendiendo, en Munich. Alemania. FL FotVi

-Candela cumple hoy ocho años, como ocho ríos. Siento un poco de miedo cuando pienso en el día en que, como un cristal, se rompa su inocencia, y entonces contemple la prosaica, insulsa, y, en muchos casos, vacía realidad. Sin un trozo de poesía que la salve. Ella dice, por ejemplo, que no va a recibir el cuerpo de Cristo, porque no le gusta la carne cruda. No entiende todavía lo que es la mística y el mundo real en el que esta se mueve; tú dices carne, y ella piensa en el tejido animal que masticamos, desmenuzamos y tragamos. Habrá que educarla en lo místico para que acepte lo real, en donde se esconde lo que no se ve, por donde anda lo invisible. Hoy cumple ocho años, ocho sueños subidos al alambre de la vida, todavía sueños claros, frágiles, de jugar con muñecas, de vivir en el país de los cuentos. Rezo, Diario, para que siga con esa luz discreta y sabia de la inocencia, hasta que, poco a poco, despierte a los años y viva en ellos, sin estridencias, normalmente, con el perfume de la adolescencia en su mirar y en su corazón, creciendo y sabiendo, poniéndole luces a su mayoría de edad, pues para entonces, habrá crecido, con la edad, en sabiduría y en gracia, para complacencia de Dios y bien de la humanidad, como un milagro (18:30:42).

miércoles, 14 de noviembre de 2018

14 de noviembre de 2018. Miércoles.
PALOMAS EN LOS OJOS

Todo rejas, en Murcia. F: FotVi

-Pongo mi atención en los mandamientos de Dios y hay unos que me entristecen y otros que me alegran, tanto como respirar aire de montaña. Me alegran los redactados en positivo; me entristecen, los redactados en negativo. Hay tres que me deleitan los ojos al leerlos y siete que me hacen llorar, porque prohíben en vez de alentar. El luminoso «Amarás a Dios»: un mandamiento optimista, festivo, confiado; parece saltarse las posibles dudas y confiar en que así será: «Amaré», digo, y me nacen palomas en los ojos. Es realista y directo, fresco, conciso. Te pide amar, y, hechos para la efusión, para el riesgo, para la aventura, nos disponemos a obedecerlo, y, en su cumplimiento, ponemos todo nuestro afán. Somos tercos en el amar y en que nos amen, por lo que abrimos el corazón, para que vuele en la búsqueda de esa añoranza que siempre es el amor, pues venimos de ser amados y no podemos dejar de recordar que, en el amor, se cumplen todas nuestras esperanzas, y que en él estamos y somos, en él existimos. Y para celebrar este amor: «santificarás las fiestas», y «honrarás a tu padre y a tu madre». Es el amor hecho celebración y ternura: la celebración para Dios y la ternura para los padres. Ambos complementándose, sonando en acorde, en armonía perfecta. Y luego aparece lo negativo: el resto de prescripciones: la negación es el pórtico de cada uno de los demás mandamientos. No hagas esto, no lo otro; muévete de prohibición en prohibición, como un ser vencido por el miedo, derrotado de antemano por el rayo del Altísimo. En vez de «bendice el nombre de Dios», « sé la vida», o «ama sin egoísmos», se establece el «no tomes el nombre de Dios en vano», el «no matarás», y así hasta siete veces, diciéndote que vivir la gracia es una mortificación, no un don que se te llueve desde el cielo, y te riega, y te hace desde la tierra, Diario, respirar bienaventuranza, eternidad (18:37:51).

martes, 13 de noviembre de 2018

13 de noviembre de 2018. Martes.
ADMIRACIÓN ENCANDILADA

Soñando despierto, desde mi balcón. En Murcia. F: FotVi

-Dice Pablo D’Ors, sacerdote y escritor, que vive «en un estado de permanente asombro y fascinación». Pero solo fascina lo que asombra, lo que conlleva sorpresa, lo que extasía. Entrar en éxtasis es entrar en un estado de embebecimiento extraño y maravilloso, que te saca de los sentidos para que contemples solo desde el espíritu. En este caso, ya no hay visión, sino admiración encandilada, acecho de lo invisible y trascendente, caída en un descanso activo. Me asombra, me fascina más la hormiga que la fiera, más el grano que la espiga. El dolor más que la alegría, por ser el dolor más humano y más ángel nuestro de compañía. En la vida se no permite la risa un poco y el llanto casi todo el tiempo. Pues se nace con llanto y se muere de un cortocircuito, de un apagarse la vela con un leve soplo, de quedar sin nada en la boca, sin aliento, sin palabras, y sin imágenes en los ojos. Se silencia el mundo y se hace ruidosa la última luz que atraparon los ojos antes de cerrarlos. Contemplar el mundo como «en un estado de permanente asombro y fascinación», es un reto, Diario, que asumo y persigo, cada día, y que alguna vez hallo, como un nadar en sueños (18:20:50).

domingo, 11 de noviembre de 2018

11 de noviembre de 2018. Domingo.
LOBOS DE BOSQUE

Trágicas ruinas de guerras, en Agrigento. Sicilia. Italia. F: FotVi

-Se me aparece el domingo y canta aleluyas; con trompetas y tambores vibrantes. Día, pues, de aleluyas, y de señaladas efemérides: como la celebración del final de la Gran Guerra Mundial; que, después de tantas otras –la Revolución Rusa, la Guerra del Vietnam, la Guerra de los Cien Años, de Religión…, y la de cada día por sobrevivir–, la llaman la Primera. A la que siguió –luego de veinte años– la Segunda. Ganas de simplificar, o de olvidar, o de minimizar. Se eligen una o dos como las más importantes y principales, se olvidan todas las demás, o se empequeñecen las otras. Pero toda guerra, cualquiera que sea, grande o pequeña, de flecha o de cañón, es la barbarie, pues en ellas lo más importante que ocurre es que se da licencia para matar, mientas que  la conciencia se esconde en el carnet de identidad o en la bayoneta del fusil. Con licencia para matar y sin conciencia en la que mirarse, todo es más fácil: en vez de personas que guerrean se hacen máquinas de destrucción, matarifes sin piedad, lobos de bosque. Hoy, domingo, entre los aleluyas, me ha venido a la mente aquella guerra y todas las otras, y mi plegaria, entonces, se ha hecho paz: o el resultado de la piedad, de la misericordia, de la tolerancia, del amor, que es, Diario, regalo de Dios (18:19:10).

sábado, 10 de noviembre de 2018


10 de noviembre de 2018. Sábado.
OROS ARDIENTES

Muere el día, en Murcia. F: FotVi

-Después de un día de azules intensos, así muere el día, en Murcia, lleno de oros ardientes. Día, pues, de arpas doradas, tocadas, Diario, por dedos azules de damas románticas (18:09:23).

viernes, 9 de noviembre de 2018

9 de noviembre de 2018. Viernes.
ALBOROZO DE TEORÍAS

Triste peluche, perdido en la calle, en Murcia. F: FotVi

-Al ir a escribir la palabra amor, pienso en un almendro floreciendo en invierno, al principio de febrero, cuando aún los fríos eterizan, acobardan. Toda la pasión de su savia, de su corazón vegetal, puesta al servicio de esas florecillas que alumbran sus ramas. Al fin y al cabo, la flor del almendro es el resultado del acto de amor (idilio) entre la tierra y las raíces, entre la rama y el oleaje de sus sueños. Las flores del almendro son los sueños de la rama hechos fragilidad, gracia, embrión de la almendra. El almendro es el silencio de la campiña, su belleza discreta. Como el libro en la biblioteca, como el instante en nuestras vidas. Se abren el libro y el instante, y se habitan, y uno se sumerge en ellos, para valorarlos, evaluándolos, y hacerte así con su levedad, con su porción de luz, con su humilde pepita de oro, sin que pierdan su plenitud. Prefiero el éxtasis ante la floración del almendro, que un día de periódicos y política, todo tan turbio, tan envilecedor, tan sin mañana. Todo se queda en palabrería y brochazos de pintura gorda, en demolición y fracaso, en defunción de las ideas; solo hay alborozo de teorías, sin ciencia dentro, estériles. Yo, Diario, no creo en los políticos, aunque sí en la política, no creo en los jueces, aunque sí en la justicia, y creo en la iglesia misionera y perseguida, siempre peregrina, sin trono ni estancia en la tierra, desembarazada de todo lo que la empañe, libre (18:49:12).

miércoles, 7 de noviembre de 2018

6 de noviembre de 2018. Martes.
MÁS ADENTRO

Un euro la muerte, año 1981, en Murcia. 

-En la lucha o ejercicio por el sobrevivir de cada día, esta vez ha caído una librería de antiguo. Se llamaba la Mandrágora (planta muy bella, pero tóxica), estaba en el Paseo de la Fama, en Murcia, y se recogía toda ella en una reducida estancia. En la puerta, en la entrada y hasta el techo todo eran libros con color y sabor a viejo. Si los abrías, saltaba el polvo de los años, y trascendía un húmedo olor a cansancio, a letras marchitas. Sin embargo, luego de tocarlos, mis manos sabían a hermoso acontecimiento literario. Yo me solía acercar y compraba autores y títulos. Total: si no pasabas de la puerta, un euro cada título, y un poco más, si pisabas más adentro. (Mar adentro). En la puerta, uno de Cervantes, o de Lewis Carroll, o de Camilo José Cela, o de Alejo Carpentier, o de G. K. Chesterton, un euro (¡alucino!); mar adentro, uno de Paco Umbral, o de Julio Cortázar, o de Amos Oz, o de Ortega y Gasset, o de Stendhal, según la edición y la vejez, de cinco a diez euros, no más, la literatura por los suelos del euro. Nace un libro y todo son elogios, al menos de los amigos; luego, acaba por morir en la fría soledad de una librería, que huele a achaque y a polvareda, a arcilla vencida. Lloro la indefensión del libro que acaba por morir en el anaquel de una librería de viejo a un euro la muerte, ellos que tanta luz, y libertad, y sueños, y vida dieron. Sin embargo, Diario, se podría escribir en la tumba de cada uno de estos libros lo que Jack Lemon en la suya: «Estoy», sencillamente; o mejor: «Sigo estando, para lo que ustedes gusten» (18:41:53).

martes, 6 de noviembre de 2018

4 de noviembre de 2018. Domingo.
ASÍ ES

Amén en la Cruz, puente de Carlos. Praga. Chequia.  F: FotVi

-Puedo decir amén y estar pensando en negativo. Todos sabemos lo que significa amén: «así es», o «así sea». «Así es», un acto de afirmación; «así sea», un acto de deseo. ¡Cuántas veces ponemos la palabra amén en nuestra boca! Sin cuidado, sin luz en la labios, solo por inercia, como se te escapa un no un sí en un instante de descuido, desganado. Si digo amén, he de poner en la palabra mi fe y mi decisión, mi rebeldía y mi dolor, mi alegría, todo mi ser. Si toda plegaria acaba con un amén, es que el amén es parte de la plegaria, es el epílogo, la conclusión de la oración, el sí –o el deseo del sí– a lo que se ha dicho, como el que remacha un clavo. El amén, Diario, debiera ser el «He aquí la esclava del Señor…» de María. Amén, o el  «aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad», del niño Samuel (19:14:26).

domingo, 4 de noviembre de 2018

3 de noviembre de 2018. Sábado.
GAVILLA DE GOZO

Un roto de luz, en el horizonte. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Contemplo mi corazón y lo veo joven en sueños y viejo en achaques, en años. Los años se cuentan por decenas –limitadas–, y los sueños, por haces, por fajos infinitos. O lo que es lo mismo: el grano y la espiga, la semilla y la gavilla. Quizá sea lo del salmo 126: «Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo las gavillas». Al ir, vas haciendo y rehaciendo, dibujando y borrando, plasmando y llorando la carga de tu semilla, la vida; instante a instante, latido a latido, la vas configurando tuya, más o menos joya, según tus actos, según lo que alumbres. Y, cuando vuelves, vas recogiendo en gavilla de gozo lo que has cosechado: la buena faz de la familia, los amigos, las veredas que has andado y amado, las caídas, y, tras estas, el extender las alas, para volar, y la fe y la razón, dudándose, coincidiendo, y la ciencia, abriendo caminos, incluso a la fe, y a las teorías, y a las afirmaciones, y así se abren los cielos nuevos, donde espera la esperanza, donde reina –a pesar de la noche oscura– el amor. Mi corazón, Diario, se va deshaciendo en la nostalgia, se va oscureciendo con la vejez, pero cada vez se avivan más en él los sueños, como si se reencarnara en una desconocida juventud, en un reciente verdor inesperado, maravilloso (18:47:36).

viernes, 2 de noviembre de 2018

2 de noviembre de 2018. Viernes.
PARA LA EMOCIÓN

Insinuación de rosa, en Murcia. F: FotVi

-A más teléfonos, menos comunicación, más encierro. La mañana era un bello acontecimiento de claridad y destello. O era como andar envuelto en poesía: el río, las jacarandas, las palomas; y yo, observando, fascinado, mi entorno. Relacionando las cosas entre sí; y a mí, con las cosas. En armonía. Como dice Plotino, tratando de dar, a través de las cosas, con el Uno. Pero tan cerca de las cosas y tan lejano de las personas, me he dicho. Pasan a mi lado teléfonos subidos al oído de ancianos y jóvenes; ancianos y jóvenes sumergidos, náufragos de la tecnología, con su yo y el otro, o con su yo y la nada. O en todo caso, náufragos en una música excluyente y violenta, de ruido de concierto, quizá. De cada diez personas que han pasado a mi lado, ocho iban sin oír, oyendo; cosidas al teléfono, como a su cordón umbilical. Yo no hablaba, solo contemplaba cómo en la rosaleda la flor que ayer era brote –yema, insinuación– hoy era un maravilloso acontecimiento floral único, inesperado; suceso este, Diario, que he fotografiado, para el recuerdo y la contemplación, para la emoción (19:05:55).

jueves, 1 de noviembre de 2018

1 de noviembre de 2018. Jueves.
PODER SOÑAR

Rompiendo la oscuridad, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Prefiero a un Dios con mayúscula, que a un dios con minúscula, mínimo, de oro o terracota. Prefiero a un Dios muerto (Nietzsche dixit), con mayúscula, que aun dios, con minúscula, vivo. Prefiero el poder soñar (con Dios), a la desesperación (con la nada); prefiero la fe, antes que el vacío. Creo en la misericordia más que en la justicia (humana). Dice Santiago en su segunda carta: «Hablad y actuad como quien va ser juzgado por una ley de libertad, pues el juicio será sin misericordia; la misericordia se ríe del juicio». Tal vez porque una ley de libertad, humana, no entienda de misericordia, ni de indulgencia, ni de piedad. Si tiene que condenar –ciega y con oído finísimo–, condena. Pues, aunque derrame alguna lágrima, con los ojos tapados, nada trascenderá de sus sentimientos. Ni una mueca, ni un tic, solo su fría actitud de estatua, con la balanza en sus manos, paralizada. Dios, con mayúscula, es el Dios de la misericordia; el dios, con minúscula, es el dios del poder, del dinero, de la apariencia. El Dios, con mayúscula, es mi Dios, el que me ha de salvar –hasta de mí mismo–, porque es misericordia; el dios, con minúscula, es el dios del mundo, donde se ha clausurado la contemplación, y el éxtasis, y la poesía, y donde ya no se oye decir bienaventurados los pobres –lema de lucidez y armonía, de fraternidad–, sino bienaventurado el avispado, el valido, el cultivado, el narciso, porque de estos es el reino de este mundo. Ya no hay cielos nuevos y tierras nuevas, ya solo queda una tierra baldía, arcaica, insufrible, desangrada. Para vivir en la esperanza y en el clamor de lo Invisible, Diario, me quedo con el Dios (muerto) de Nietzsche, que vive, sin embargo, en sus ruidosos silencios y en el lenguaje más bello e inmenso del Amor, y sin apariencias (12:07:10).

martes, 30 de octubre de 2018

30 de octubre de 2018. Martes.
EL FRÍO

Día de nubes, en Murcia. F: FotVi

-Mientras abro los ojos, llovizna. Se bautiza la mañana con un poco de poesía. (La poesía siempre viene en ayuda del necesitado de belleza). Cuando llueve, todo se purifica, hasta el plumaje de las aves. Aquí llovizna, en otros lugares, nieva; es decir, se sanea el ambiente. Falta hacía. Además, se ha envalentonado el frío, colándose por entre las rendijas del tiempo. Un invierno que se adelanta al otoño. Aunque el ambiente en lo político, económico y social no sea tan otoñal y de acuarela. Siguen cayendo aviones desde el cielo –en Indonesia–; en Menorca y Venecia, graves inundaciones, con el barro invadiendo la vida de cada día y de los sueños; unos hablan pestes de Bolsonaro, presidente electo de Brasil, y otros lo elevan a los altares. Todo es prosaico y desmesurado, y según con el cristal. El cinismo y la impostura tienen preferencia en este mundo de farsa y de tragedia. Se cierra alguna herida y se abren otras, sin que haya médicos y sabiduría que las curen. El sufrimiento se ceba en lo más pobre del mundo. Sigue la marcha de hondureños hacia los Estados Unidos y de africanos a Europa, y siempre hay una valla que los frena o una burocracia que los humilla. Solo algún gesto de caridad los salva. Ha seguido lloviznando durante todo el día, como si el cielo quisiera escribir unos versos, allí donde el hombre, Diario, coloca alambradas y prosa perversa de mal samaritano (18:11:30).

lunes, 29 de octubre de 2018

29 de octubre de 2018. Lunes.
ME VEO PERSONA

Flor entre rejas. Murcia. F: FotVi

-Si dejara de ser yo –pienso–, sería otra cosa: una rosa, un ciempiés, una rama de olivo –la paz–, o un mar encrespado –la guerra. Y entonces miro a mi interior, donde habita mi verdad, y no me veo ni ángel ni demonio, ni ala ni dardo envenenado, sólo me veo persona; es decir, un combinado de llama y humo, de aliento –palabra– y carne, de estupor y fraude, donde caben la gracia y la culpa, y el milagro de la contemplación, donde aparecen la trascendencia y un poco más allá, Dios, o el Amor. Que no está en las estrellas, ni en las formulaciones de la física, ni en el universo cuántico. Solo está en la fe que se te da como don; don que hallas o que pierdes sin conocer el por qué o la razón de ser de tal suerte. La fe sucede en tu vida como una pacífica fuerza que sientes y, si le prestas respeto y la escuchas, ella se te da y te invade de claridad, hasta que decides amarla y aletear con ella, hasta dar «a la caza alcance». (San Juan de la Cruz). Ya, a mis incontables años, creo no podré dejar de ser lo que soy: persona que siente (por eso escribo), y que quiere ir más allá de cualquier horizonte, y que ama, y que, a veces, Diario, siente a Dios, entre nieblas perturbadoras y destellos admirables, pero lo siente, como una pluma que trazara bellas cosas en el papel en blanco de mi vida, de las que unas quedan y otra se emborronan, pero estando (17:46:51).

domingo, 28 de octubre de 2018

28 de octubre de 2018. Domingo.
BAUTISMO

Celebrando la vida, en Murcia. F: FotVi

-Marcho a San Pedro, a celebrar un bautismo. Bautizar es como encontrar restos del Espíritu de Dios en el agua. Además de la exaltación del agua por ser vida, es su elevación por ser aliento que hace renacer, y te hace poseedor de otra vida de más alta dignidad. El bautismo te hace renacer de una vida terrena y arcillosa –aunque con luz y palabras en la boca, y latidos en el corazón–, a una vida más espiritual y mística, una vida divina. A través del agua, el Espíritu de Dios se hace habitante –como en un templo– de nuestro barro alentado, reavivado, habitado. Porque el Espíritu de Dios es aliento, soplo, inspiración. Pues bauticé a Mariela, que me miraba con ojos de bebé que quiere decir gracias; y me las dio con una sonrisa; al ir a echarle el agua, bajo la cabeza, como quien adora la gracia que la iba a invadir, y gorjeó algo, Diario, que no entendí, pero seguro que Dios sí, Dios habla el lenguaje de los niños (18:41:24).

viernes, 26 de octubre de 2018

26 de octubre de 2018. Viernes.
ESTANQUE DE MIEL

Tentadora luz, en Murcia. F: FotVi

-Menos mal que los cumpleaños se celebran una vez al año, de lo contrario terminaría uno por empacharse por tanta felicidad. Braceando en ella. Y sacando la cabeza para evitar ahogarse en el enjambre de mariposas y libélulas que es la felicidad. Cuando felicitamos a alguien, le estamos deseando que viva en un «estado de grata satisfacción espiritual y física». (Diccionario RAE). Un «estado grato»; es decir, apacible, con risas de por medio, suave, seductor, apetitoso, atractivo, sin llantos ni despojos; o sea, vivir en un estanque de miel u oro líquido, como un pez de plata. Y no solo física, sino también espiritualmente. Pues el día de mi cumpleaños, fueron tantas y tan luminosas las felicitaciones, que por poco quedo deslumbrado por tanta claridad. Y, aunque sé por el poeta Claudio Rodríguez, que «siempre la claridad viene del cielo», también sé que hay luces viciosas, disipadas, que debilitan la visión y la hacen vulnerable. Que engañan. Estas son luces que enturbian la humildad y agitan la altanería. Por eso, dejaré a un lado este mar de felicitaciones y me centraré en volver a lo cotidiano, a la prosa de cada instante, en la que, a veces, reluce un destello de eternidad. Es decir, volver al artilugio de rezar (alimentar la fe) y escribir, porque como dice hoy Antonio Lucas en El Mundo: «escribir es una forma de encontrar»; encontrar lo que es uno mismo y algo –un rescoldo, quizá– de todo lo demás; como el que busca pequeñas pepitas de oro en un río pedregoso y de paciencia, de ensueño y liberación, diferente (18:49:10).