4 de octubre de 2020. Domingo.
ASÍS ES FRANCISCO
ASÍS ES FRANCISCO
-En San Francisco de Asís,
la humildad y el amor se hacen pobreza,
poesía, santidad. Francisco, distraído de Dios y frívolo en su juventud, se
detiene un tiempo en la contemplación, y en ella percibe a Dios que le señala
el camino a seguir: la pobreza, como peldaño inicial para dar con el Señor de
todo lo creado. O la verdad evangélica de la pobreza: hacerse pobre con el
pobre, donde se encuentra Jesús, con frío y hambre de pobre y al que tú cubres
y le das el trozo de pan que él mastica con el indigente. Y es ahí, en la penuria
–en la furia de la pobreza–, donde halla la bondad y la seducción de las cosas
del universo. Da con la convulsión –la sacudida–, que es la poesía. Todo –como el destello de un
relámpago– se hace motivo de alabanza, de loa, para su Señor: «El hermano sol,
que abre el día…, y lleva por los cielos noticia de su Autor». Y la hermana
luna, y las estrellas, y el agua, «útil, casta, humilde», y el fuego, y la
«hermana madre tierra…, que da las hierbas y los frutos y las flores… y nos
sustenta y nutre», y los «que sufren en paz con dolor», y aun «por la hermana
muerte». Y acaba su himno de alabanza con un final sinfónico, de agua y luz,
espléndido: «¡Criaturas todas, load a mi Señor!» Y de ahí, de la pobreza y la
poesía –con dificultad de hombre siempre– a la santidad. A dar con Dios, Diario,
donde se hace eternidad lo santo, lo justo, la admirable: el Amor (13:18:47).