martes, 29 de septiembre de 2020

29 de septiembre de 2020. Martes.
SIN RASGAR EL AZUL

El arcángel de la Anunciación, ante María. Catedral. Murcia. F: FotVi

-Hoy es el día de los ángeles –arcángeles– que «asisten a Dios», directamente. San Miguel, San Gabriel, San Rafael: los mensajeros de la transparencia, de la nitidez, de lo intocable. Son, como Dios, espíritus. Ellos abren los silencios de Dios a los hombres y los traducen en palabras. Sus nombres dicen lo que son: su naturaleza, su esencia. Miguel significa: «¡Quién como Dios!». Grito este de lucha espiritual, contra el Malo, Luzbel, sin armas, solo con la espada del pensamiento, como el de las ideas antes de ser palabras. Y Gabriel: «Dios es fuerte»; él es la «fortaleza de Dios», que siempre anuncia, como enviado, cosas maravillosas. Trae y lleva desde el cielo –sin rasgar el azul– buenas noticias. Anuncia al anciano Zacarías el nacimiento de su hijo, Juan, que será profeta del Mesías, y a María –«No conozco varón», dice ella–, que será madre del Hijo de Dios. Él trae el anuncio de Dios –«Serás Madre»– y vuelve con el «Sí» de María: «Hágase en mí según tu palabra». Y Rafael: «Medicina de Dios», el que guía a Tobías en sus viajes hasta encontrar esposa. Y el que sana de sus enfermedades a Tobit y a Sara, padre y esposa de Tobías. Es, además, patrón de los médicos, los que auscultan con amistad, los que curan, los que recrean la vida que Dios da. Yo creo, Diario, lo dicho por Fernando Arrabal, dramaturgo: «Los arquitectos crean ciudades, los ángeles, bosques». En un mundo hostil, bosques de santos, espíritus justos, testigos de la fe (13:23:23).

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