15 de enero de 2014. Miércoles.
EL SOL
El Sol, Madrid. F: Google |
-Entonces,
como ahora. Como suele decirse, corría el año 1921, aproximadamente por estas
fechas, y un español sabio (rara avis
por estos lares) escribía sobre España y lo hacía con respeto y amor, y casi a
modo profético. La sabiduría lleva a la profecía, e incluso, a veces, se hace
poema, o asombro ritmado.
Este español escribía en un periódico liberal y regeneracionista, El Sol, y decía entonces: «Los pueblos
triunfan por sus virtudes y buenas dotes, pero fracasan por no atender en sazón
a sus defectos. El coloso de piedra olvida sus pies de barro. España, más que
los pies, ha tenido de barro la testa». Para añadir: « ¿Cómo convencer a un
pueblo entero de que es poco inteligente y de que no se salvará mientras no se
convenza de ello?». Y concluía con estas consideraciones: «Primera. Un pueblo
vive de lo mismo que le dio la vida: la aspiración.
Para mantenerlo unido es preciso tener siempre ante sus ojos un proyecto de
vida en común. Sólo grandes, audaces empresas despiertan los profundos
instintos vitales de las grandes masas humanas. Segunda. Esas grandes empresas
no pueden hoy, por lo pronto, consistir más que en una gigantesca, dinámica
reforma de la vida interior de España… Tercera. Nada de eso se puede iniciar
sin convencernos antes de que en España hoy, como siempre, es reducidísimo el número
de hombres (y mujeres, diría yo por aquello de lo políticamente correcto) bien
dotados… Culto al hombre selecto», concluye.
Y casi nada más que añadir. Decir sólo que quien escribía esto era
Ortega y Gasset (no son dos, es uno sólo), haciendo entonces un análisis que aún
hoy es válido y aplicable a nuestra política nacional de desvaríos. Era éste el
epílogo de la primera parte del libro España
invertebrada, invertebrada entonces e invertebrada ahora; es decir, como
una ostra, Diario, vaciada, sin gajo y sin la posibilidad de crear perlas, o
una obra maestra (20:29:09).
No hay comentarios:
Publicar un comentario