31 de enero de 2014. Viernes.
DESVANECIMIENTO
Tiempo y ruina, en Selçuk. Turquía. F: FotVi. |
-Se esfuma enero, se pira, más que desvanecerse, huye, y nos deja
huérfanos de algo que ha sido nuestro y se ha evaporado. Arena que ha escapado
entre los dedos. Un trozo de nuestra vida, quién sabe si un ay de dolor o un instante
gozoso, se han ido con él. Y, en este caso, lo que se va, ya no vuelve. Como
jamás vuelven, según un dicho árabe, una bala disparada o una palabra hablada. O
una nota que un dedo hace saltar de la cuerda de un violín. Salta la nota,
descose el silencio, asombrándolo, y ya no retorna, aunque se recomponga el
descosido del silencio. Es decir, descendiendo hace tiempo del vértice de la
pirámide a la que ascendí en cierto momento ilusionante de mi vida; y
descendiendo, además, ahora, Diario, tal si un alud me empujara; torrencialmente,
como diría Simone de Beauvoir. ¡Ah, enero, acabas de irte y qué lejos se te ve
ya! (18:58:32).
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