22 de enero de 2014. Miércoles.
CATARATA
Música vegetal, en el jardín. F: FotVi |
-Hoy, decir que es mi santo (San Vicente mártir) y que he recibido felicitaciones
que me han emocionado. Una catarata de felicitaciones. Bueno, quizá sólo un
caño de fuente de plaza pública de felicitaciones. La primera, la de Paqui y
Candela, desde Las Palmas. Candela aún dormía, pero Paqui ha puesto voz a su
felicitación (en WhatsApp, la más rápida diligencia-correo que haya habido jamás)
y me he sentido realmente feliz, y es que Candela es mi punto débil, donde la
ternura ejerce y se manifiesta o con una lágrima o con un suspiro. Con ella, me
ocurre todo, hasta hacerme como niño. ¿Debilidad? No, es la fortaleza de lo
inocente, de lo que no tiene ni vuelta de hoja ni doblez. La inocencia casi
siempre vence, incluso cuando parece no ganar. Porque la inocencia es amor, sin
exigencia de devolución, amor de un darse infinito; desde la inocencia se ama, sin
preguntarse qué me deparará este amor. Es un amor libre, sin ni siquiera un
azul celeste que cruzar, y que no busca respuesta. Y este obrar es siempre victoria.
Luego, han venido más felicitaciones: de San Pedro, de Pliego, de San Blas, de familiares
(cuñada, Javi), y desde otros lugares entrañables de la amistad, como desde facebook.
Y una felicitación especial, la llegada desde Pliego, de un amigo de los años
50, cuando yo era un infante de 22 años, a punto de los 23, y que entendía por
Pedro el de la Farmacia, joven de la Acción Católica entonces, y cristiano de fe
y buenas obras ahora, dicen. En fin, Diario, un día feliz, con poema incluido de
madrugada, que me ha quitado el sueño, pero no las ganas de morder la manzana
de la literatura y descubrir las pepitas de su corazón, que siempre saben a música;
por lo menos, a música vegetal (19:47:56).
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