12 de mayo de 2014. Lunes.
HERMOSA
MATERNIDAD
Maternidad, en el jardín. F: FotVi |
-Una madre preocupada por su cría; cría, que, sin ser consciente de los
peligros que le están al acecho, va y viene con la lírica del juego y los riesgos
de la niñez, y que no repara en nada que no sea su propio recreo. Juega la niña
de la curruca, y ésta revolotea y se posa junto a ella, y, si ve que algo se
acerca a su retoño con ánimo de hacerle daño, su canto de chasquidos como de céntimos
tirados sobre una mesa de mármol, se intensifica nervioso y agresivo, y hace conatos
de atacar. La curruca es un pájaro pequeño de un gris apagado, de color ceniza,
con capucha negra y garganta blanca, y ojos con anillos de fuego; mira a punto
de quemar. ¿Por qué escribo esto? Porque me asombra su quehacer de madre, que,
al tiempo que educa al bebé (le incita al vuelo), le pone comida en el pico y
lo defiende de cualquier peligro. Hermosa maternidad, me digo; maternidad que
me trae a la memoria la otra maternidad de la madre naturaleza, cuidadosa de
que nada falte ni en el día ni en la noche del mundo (el sol, la luna, los colores,
las nubes y sus enigmas, las plantas, los animales, los silencios, la armonía…),
y todo para hacer posible la vida con sus sueños en este país, la tierra, que a
veces, por culpa de unos pocos, se
convierte en «valle de lágrimas», injusto (21:10:40).
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