18 de mayo de 2014. Domingo.
ESPÍRITU DE
PARDILLOS
No es un dinosaurio, en el jardín. F: FotVi |
-Tras el debate (sin porfía ni lid, endulzorado con miel de no tirar a
dar y sin embargo dando, de empalago) entre una miembro del PSOE y otro del PP,
iba yo por la calle y una periodista, micrófono en ristre, me pregunta: «¿Quién
crees que ha ganado?» (Me tutea sin más, como se hace en los supermercados o en
los mundos del «¿qué pasa, tío?» o el del «¡dame la manita, Pepe Luis», de Tip
y Coll, aquellos dos locos geniales y, sin embargo…, geniales). «¿Qué quién ha ganado?»,
digo, y continúo: «¡Rafa Nadal, y con muchos apuros, pardiez!», (había jugado
con Mikhail Youzhni), y va entonces la chica y me retira con cierta irritación
y gesto esquivo el micrófono y se va con la música de la carnavalada de pedirnos
el voto a otra parte; carnavalada que consiste, cada vez que llega el plazo, los
equinoccios o solsticios del evento, proponernos, entre discursos y debates,
ser engañados de nuevo con nuestro agrado y visto bueno de por medio; es decir,
con espíritu de pardillos nosotros. En realidad se trata de ¿me das tu voto
para seguir engañándote?, y una vez y otra, hasta que llega el betún del
hastío, la cornisa que se cae por tanta lluvia y vejez y mata el voto. Y no hay
voto. Políticos, busco una verdad, sólo una verdad para creer en vuestras
palabras. Por favor, una verdad, como la limosna que se pide por amor de Dios;
como una limosna de pobre os lo pido. Pongo la mano, ¿me caerá esa bella
moneda? Y que sea al menos una verdad como ésta que acabo de leer: el hallazgo de
los restos del dinosaurio más grande del mundo, y esta vez, y según dicen, Diario,
no debajo de la cama de Tito Monterroso («autor de la fábula del siglo XXI»,
así lo califica Elena Poniatowska), sino en Argentina nada menos, o en el más
allá del más abajo, donde se hiela en la Antártida el Sur y se inventa la
soledad más fría, en el más allá en el que la cartografía se hace mapa de la pampa
infinita, y glaciar, y mar rabioso al otro lado del Cabo de Hornos, allí donde
se pierden hasta los vientos, se ha encontrado un dinosaurio más grande que un
montón de elefantes juntos, 5 ó 6, un dinosaurio tan grande, que ni siquiera
cabe en un cuento, como el de la política, por poner un ejemplo (18:01:59).
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