jueves, 16 de mayo de 2019

16 de mayo de 2019. Jueves.
BELLA ILUSIÓN

Lo humilde, o la belleza, en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Salgo a andar y no se me reproduce el dolor en los gemelos. «¡Aleluya!». Cansado –me digo–, pero libre de dolor, y respiro como si hubiera corrido la Maratón Vallecana de San Silvestre. El caminar mueve (y conmueve) el corazón, y la mente, y aporta instantes para la meditación y la poesía. La poesía, ante todo, es contemplación, y apertura de la mirada al interior más íntimo, más espiritual de la persona donde se forman las palabras y el cómo decirlas: la sintaxis. Dios, al crear las cosas, iba poniendo las reglas para que, al decirlas, las entendiéramos. Dios, con las palabras, creó la sintaxis, y –en el hablar– fue la belleza. Y la belleza hizo posible la poesía. Las cosas que cualquiera ve pequeñas, insignificantes, rudimentarias, el poeta, al decirlas, las ve hermosas, les da una nueva dimensión espiritual que las hace dignas e ideales. Sublimes. El rumor del crecimiento del árbol, el silencio que queda –tembloroso– tras pronunciar una palabra, o el intervalo entre el trueno y el rayo, del que –como dice W. C. Williams, poeta –nace la primavera. Yo, Diario, me quedo con esa yema de rosa, que mañana será flor, pero que ahora, en este momento, es solo una bella ilusión del rosal, y del poeta (19:09:53).

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