viernes, 17 de mayo de 2019

17 de mayo de 2019. Viernes.
IGNOMINIA

Algo se come el azul, desde mi ventana. Casa Sacerdotal. Murcia

-Dejo la cama, miro por la ventana, y se me llena la mirada de azul. El día –digo– es puro. En el cielo, no tanto en la tierra. En la tierra están la captura de Josu Ternera, una esquina de lo humano, el coco de los etarras. El que se manchó tantas veces las manos de sangre, que ya no se veían las manos, sino el rojo vivo de la ignominia. Entre las muertes provocadas por él, las de los niños de Zaragoza; niños en los que todavía los sueños no habían enfermado de mentiras, tan jóvenes eran, y la vida no les había hecho aún llorar sin el consuelo de sus padres. Niños aún cobijados en la ternura de la madre, como el silencio en la palabra que aún no se ha dicho, o el agua que todavía no ha mojado ni ha dado vida. Niñez, pues, agazapada y fresca, y no rota aún por la daga de la insidia y la zancadilla. En todo caso, niñez destrozada. Y luego está el beso de Carmena a Errejón –ante unas elecciones todo está permitido y jaleado–; es decir, lo nuevo se clava en la viejo, ¿cómo un aguijón de alacrán o como una lamida de la abeja en el polen? Perdón, no quisiera ofender, pero pregunto: ¿quién de los dos escupirá primero el beso? ¿O es este, en tiempo de elecciones, un sabor nuevo y deleitoso, aunque atrevido? No sé, Diario, pero el día que empezó de azul, ha terminado de marrón sucio, andrajoso (12:22:35).

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