23 de mayo de 2019. Jueves.
EL PASEO DE LAS LETRAS
Lloviendo azul, en Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Hoy he tenido que salir con un paraguas para que
no me calara tanto azul como llovía del cielo. Un paraguas también azul, por lo
que se confundía con la lluvia. Y no lo he podido fotografiar. Luego, viajo a Molina
de Segura, con Francisco Javier Illán Vivas: celebramos que hayan puesto una
placa conmemorativa con nuestro nombre en El Paseo de las Letras. Con otros
cuatro escritores más. Como si seis hojas caídas de los árboles se hubieran
posado allí. Seis hojas sabias, y con historias que contar dentro. Seguía
lloviendo azul, pero vigilado por el sol, un sol bravo, que calentaba. Se han
dicho cosas muy bonitas de Molina y de su Paseo de las Letras. Claro, en Molina,
ya nadie me conocía. Se me hubieran preguntado «¿Quién anda ahí?» «Nadie». Como,
hablando de los mexicanos, indicó Octavio Paz, en El laberinto de la soledad. Si no saben tu nombre, si no conocen
tus pasos, si no intiman con un verso tuyo, y te preguntan: «¿Quién eres tú?»
Pues tienes que contestar: «No soy nadie», y te diluyes en la nada, y te miran
raro, y tú ríes mientras haces mutis por el foro, con un libro bajo el brazo, y
cargadas de años las espaldas, de años y palabras. Nada: Nadie (20:06:06).
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