viernes, 13 de marzo de 2020

13 de marzo de 2020. Viernes.
FRÁGIL VIRUS SIN DIENTES

Bebiendo de la fuente, Iglesia del Nacimiento. Belén. Israel.

-Y vino el pez chico, el caballito de mar, y mordió al tiburón, que se revolvió furioso. Voló una mariposa y tembló el Everest: entonces la montaña tiró piedras y aludes sin lograr alcanzar al insecto: este se había hecho invisible. Un pequeñísimo y muy frágil virus sin dientes, ciego, salió del microscopio y atacó e hirió de muerte al mastodonte llamado humanidad, y temblaron los pilares de la tierra. Nunca se puede ser un héroe, si no se ha pasado por una pandemia. Las pandemias son las batallas de lo mínimo, lo insignificante, contra la soberbia de lo grande y musculoso. Estoy de acuerdo: el virus mata, pero no tanto como una guerra o la vejez. Mientras la guerra mata y la vejez destruye, y lo asumimos, el virus, más escandaloso, pero infinitamente menos dañino, nos llena de terror y susto, y, como niños, nos ponemos todos a llorar melancolías. Lloremos, mas sin desgañitarnos, que la vida (Dios mediante) va a seguir, y sigue, asustada, sí, pero con otra luz en los ojos, la de quien sale de una oscuridad prolongada. ¿Qué si tengo miedo? Desde luego, Diario. Sin embargo, digo con Cavafis: «Arte de la Poesía, trae tus fármacos, / los que hacen –por un momento– que no sienta la herida» (18:41:07).

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