14 de marzo de 2020. Sábado.
EL SUSTO EN EL ALMA
Negros nubarrones, en el cielo. Murcia. |
-Bajo
el cielo a mi altura, lo toco, y digo: «Oh, Dios, protégenos». ¡Tan cerca está!
«Protegernos ahora, en esta hora de confusión y temor». Con la fe, la otra
verdad que me libera, es que solo con las palabras puedo tocar a Dios, con las
palabras y sus silencios, tan invisibles y tan cercanos como él. Con el susto
en el alma, y cumplidos todos los protocolos que nos han ordenado –si no es para
ir a la farmacia o al supermercado, no salir a calle; lavarse las manos cada
dos por tres; evitar tocarse los ojos, la boca, la nariz, son caminos de
perdición; estar un metro por lo menos del amigo al que me dirijo; no besar al
hijo ni a la madre, son transmisores del mal; cuidado con el timbre de casa,
puede morder; etcétera–, solo me queda mirar al cielo y pedir
a Dios que no lo cierre del todo, que deje una rendija por la que mirar y enviarnos su ayuda, Diario, ahora (¡ahora!) que tanto la necesitamos. Amén (19:06:07).
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