15 de marzo de 2020. Domingo.
LA HERMOSA RUTINA DE CADA DÍA
Brote de esperanza, en el jardín. Murcia. |
-Anoche,
a las diez, me uní al aplauso que sonó desde muchos balcones del país en honor
de nuestros sanitarios, como un vuelo estruendoso de pájaros, y aleluyas de
agradecimiento en el pico. Las Palomas saltaban de los aplausos y se posaban en
los oídos atentos de España. Aplauso dedicado, además, a las personas que cada
día hacen que el país ande, se mueva, coma, tenga esperanza, certezas quizá, que
viva. No se nos puede arrebatar el deseo de celebrar la vida, que, aunque
corta, la tenemos ahí, dándonos compañía, cortejando nuestros pasos y miradas, alentando
nuestras ilusiones. Soñando. Es decir, haciéndonos libres. Hoy, los viejecitos
de la Casa no nos hemos podido reunir para celebrar la santa misa en la
capilla. Obedientes, y siguiendo el mandato del Obispo, hemos optado por la
tele, la misa catódica, que se ve pero no se palpa, se oye y se vive, pero queda
lejana, fría. Pero es lo que hay, y aceptarlo es un deber de ciudadanía, haciéndonos
meditar de este modo en el milagro asombroso y festivo que es la vida. Y eso a
pesar de los bichos y telarañas que nos cercan a veces. Decirte, Diario, que en
la misa con el cardenal Carlos Osorio, he pedido que pase pronto este cáliz de
la pandemia y volvamos, con luz en los ojos e himnos nuevos en la boca, a la
hermosa rutina de cada día, amén (19:12:05).
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