26 de marzo de 2020. Jueves.
NOS HACEMOS JOYA
Atados, pero libres. San Blas. Santiago de la Ribera. |
-El
coronavirus nos ha llevado a otra tanda de ejercicios (espirituales). Otros
quince días de meditación y reflexión, de clausura. Como la perla en la ostra,
nos hacemos joya. Quizá, a partir de ahora, valoremos más la vida, cada
instante, cada destello, a pesar de lo adverso, lo trágico sin nombre (o con
nombre) de este bicho raro. Pasará la sombra y se hará la luz. O como le dice Don
Quijote a Sancho: «No es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado muchos el mal, el bien está ya más cerca». Es lo que debe decirse la perla por tanto sufrir dentro de la ostra. Debe ser
como el mármol del que nace una escultura. Martillazo a martillazo, cuánto
sufrimiento el del bloque de piedra; pero cada astilla que salta, cada punzada
de dolor que sufre, sabe que está más cerca la figura que dará luz y esplendor
a la roca. Belleza: la Piedad de Miguel Ángel. Estaba allí, pero nadie la veía.
Hasta que llegó el artista y vio lo que latía en el interior de aquel pedrusco.
Y golpe a golpe, con sudor y dudas, con la fe del que muerde en la manzana, hirió
a la piedra, y de la piedra brotó la maravilla. Sucederá lo mismo con cada uno de
nosotros. Dentro de cada uno existe una perla, una joya, una luz, que quizá no conocíamos,
o sí: pero que al despertar de este mal sueño, brillará con más fuerza, será un
incendio, con toda la belleza del fuego tratando de escapar en las llamas hacia
arriba, donde sospecha que está Dios, al que quiere tocar y hablarle, y decirle
que ha llorado, pero que al fin, en él, ve la claridad, y, en su piedad, la paz
(18:58:54).
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