22 de marzo de 2020. Domingo.
EL SILENCIO DE LA LUZ
Un poco de luz, entre el ramaje de la tiniebla. Torre de la Horadada. |
-«En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz»,
dice San Pablo, en tiempo de tinieblas. La tiniebla es el silencio de la luz, su
lado oscuro y terrible, donde se acumulan todas las cegueras. Extiendes las
manos y nada palpas, nada reconoces, solo noche cerrada. Y, al andar, das
traspiés, tropiezas con tus limitaciones, con tu soberbia. Estamos en el lado
hosco, inquietante, de una pandemia, en su interior más desolado, más incierto.
Y nos preguntamos: «¿Saldremos de este túnel, de esta selva de confusión y
malezas?» Pero San Pablo nos alienta: «¡Seréis luz!». Seremos luz en la solidaridad,
en la piedad, en el amor. Actitudes y comportamientos que estos días están
iluminando nuestro precario caminar. Es decir, ser la cerilla que se enciende
en la noche para que los demás puedan andar, y que el ciego, fiándose de la
palabra de quien le untado los ojos con barro hecho con saliva, vaya a la
piscina de Siloé y se lave, y vea la luz. Que la noche se haga claridad,
esplendor, bosque de estrellas. Mañana diremos: «¡Por fin, la luz!», y nos restregaremos los ojos,
incrédulos, y vendrá la alegría a nuestras vidas, y veremos el horizonte
brillar. Y a los niños salir al parque a jugar, y los a padres reír, y los
silencios de ahora, Diario, se convertirán en júbilo incontenible, y habremos
salido de las tinieblas, y, con la luz, nos sentiremos luz. Y nos podrá decir San Pablo: «¡Ahora sois luz..., en el Señor!» (13:27:47)
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