UNA PALABRA HERMOSA
lunes, 31 de agosto de 2020
UNA PALABRA HERMOSA
domingo, 30 de agosto de 2020
¡VIENTO DEL NORTE!
sábado, 29 de agosto de 2020
EL GORRIÓN DE LA ALEGRÍA
Los pájaros dan suerte, si pican en tu mano. F: FotVi |
-Ayer vino el gorrión de la alegría y se posó en mi mano, en la que él y yo comimos juntos, abundantemente. Decía José Hierro, poeta altísimo: «Llegué por el dolor a la alegría. / Supe por el dolor que el alma existe». Hay que pasar por esa niebla espesa y triste que es el dolor, para dar con la alegría. Y con el alma, que también toma cuerpo, alas, en el crisol, en la vasija del sufrimiento. Sabio, José Hierro. Ayer, cuando yo andaba traspapelado y casi derrotado por tanto coronavirus y sus aledaños, me vino la buena noticia, en la llamada de un tal Pablo Méndez. La esperanza siempre llama a la puerta con nudillos de mariposa, y reconforta, y eleva ánimos. Pablo Méndez, director de la Editorial Vitruvio, me comunicó, que leído mi nuevo libro Me detuve, y toqué el silencio, habían decidido publicarlo en la colección de poesía –donde hay enormes poetas– de la Editorial. (Callo las cosas buenas que dijo del libro; tales, que acabé –tras el pudor del teléfono– por ponerme colorado). También me propuso una nueva reedición del Accésit del Adonais Los pájaros. Y más cosas. Todas felices, todas sedantes del dolor. «Por el dolor a la alegría». Ayer, como a Santa Teresa, Diario, estando fregando platos –es un decir–, vino el éxtasis y me elevó del suelo unos palmos; pero yo me resistí, seguí con la tarea de fregar; es decir, seguí haciendo lo que tenía que hacer: rezar, cenar, pasar de la tele, acostarme; ah, y soñar: soñé que no era Dios (10:41:59).
viernes, 28 de agosto de 2020
PERRILLO FALDERO
El niño y la nieve, o la luz y la vida. Pärnu. Estonia. F: FotVi |
-Leo la prensa, veo la tele, oigo la radio, comento con un amigo del cuarto y todo es pesimismo, tristeza, como un apagón de la esperanza. Es la noche de la desilusión, del abismo. Como si nos hubieran dicho: «No hay mañana». Todo es negación, miseria, abatimiento; no veo nada que vuele un poco más alto de nuestros miedos, de nuestras carencias, no hay paloma que resista tal desplome de ideales, de sueños, que eleve el vuelo con tal peso de pesimismo –plomo– en sus alas. Rebrotes del coronavirus, la vuelta al cole, las residencias de ancianos, las mascarillas, los ojos y las palabras robotizadas pronunciadas tras el antifaz parecen ser la única perspectiva de vida. Sólo las manos dudosas, y los pies, que, a veces, caminan a trompicones, parecen estar activos. Es éste, tiempo de dudas, de equilibrios de funambulista. Pero yo, a pesar de todo, me ato a la esperanza, Diario; soy su perrillo faldero: donde ella vaya, allí voy yo, sin condiciones, sólo por poder soñar y decir que aún soy libre, y que oigo el silencio de la gracia, como un concierto de Dios (18:33:22).
jueves, 27 de agosto de 2020
MANDO A DISTANCIA
-Me lavo las manos una vez y otra, como si las tuviera llenas de bichos maléficos mirándome airados. Las manos, lugar de bendición, lo pueden ser también de maldición. Jesús curaba tocando (y mirando); Eva, por el contrario, pecó al alargar la mano y hacerse con la fruta prohibida, y morderla. Las manos, pues, ejerciendo de artesanos, de orfebres de la voluntad. El pensamiento alienta a la voluntad, y ésta a todo el ser, como si fuera un mando a distancia de los ojos, de las manos, de los pies, de los sentimientos; los sentimientos: o los estremecimientos del alma. Doy gracias por mis manos y por poderlas lavar: hay quien no tiene manos, ni agua para lavarlas. Me conmovió ver una foto de una niña –no más de cinco años–, en África, frotándose las manos bajo el agua de un grifo público, con una sonrisa más alegre y musical que el agua con que se lavaba. También por la pandemia. «El agua y la niñez –pensé–: o la pureza y la vida». Sosteniéndose ambas como con alas de mariposa, en un vuelo total hacia el infinito; un vuelo incierto, zigzagueante, quizá, pero ascendente, y donde, al fin, el Dios de la bondad acoge y regala el agua de la felicidad: el Amor para siempre (13:05:57).
miércoles, 26 de agosto de 2020
LA MOCHILA DE DIOS
Pensándose ir al cole. Murcia. F: FotVi |
martes, 25 de agosto de 2020
NADA, APARIENCIA
lunes, 24 de agosto de 2020
ALELUYA ESPECIAL
domingo, 23 de agosto de 2020
CONATO DE LÁGRIMA
sábado, 22 de agosto de 2020
SILABEANDO A DIOS
viernes, 21 de agosto de 2020
ARMA ARROJADIZA
jueves, 20 de agosto de 2020
COLUMNA
miércoles, 19 de agosto de 2020
UN CÁNTICO NUEVO
martes, 18 de agosto de 2020
BESAR LA CLARIDAD
lunes, 17 de agosto de 2020
HORAS PARA VIVIR
domingo, 16 de agosto de 2020
16 de agosto de 2020. Domingo.
UN SÍ ENORME
Amén excavado en roca. Görene. Capadocia. Turquía. F: FotVi |
-Hoy, día del Señor, pienso en el «amén». Esa palabra «aleluyática» y de afirmación en la que se dice un sí clamoroso y lúcido, humano, a la voluntad del Otro. El amén es un sí enorme, sin aristas moldeables, rotundo. Y, de ordinario, se suele decir a Dios. El amén es el resumen de todas las cosas bellas y cercanas que le decimos a Dios, y a las que él responde con otro amén. Amén decimos en una oración de alabanza, o en una plegaria de súplica, o en un rezo de ruego de perdón. Y Dios, desde su silencio, nos contesta también con su amén, «lo sé, estoy de acuerdo», nos dice, «te estoy atendiendo». «Así es», dice. Rezamos a Dios Padre, y encaminamos la oración confiándosela a Jesucristo, alentada por el Espíritu. En la oración, sopla el Espíritu, Jesús coge este soplo lleno de palabras –el vocabulario de lo humano, su silabeo– y lo traslada al sitial donde está el Padre, y el Padre, que siempre escucha, dice también «amén», colmando así la esperanza del que reza. Cuando rezamos, ponemos en agitación, Diario, a toda la Santa Trinidad de Dios, que escucha y siempre concede –dice «amén»– a aquello que pide el que reza, llenando así sus manos del trigo de su respuesta, que siempre es amorosa y dadivosa (12:14:03).
sábado, 15 de agosto de 2020
15 de agosto de 2020. Sábado.
PINCELADA DE
ESPUMA AZUL
Asunción de la Virgen. Molina de Segura. F. Javi |
-La Virgen asciende entre aclamaciones, en asunción azul, hacia el Padre, que, con el Hijo y el Espíritu, forman la Trinidad de Dios. Trinidad familiar y festiva de afectos, de comunión, en la que alientan la vida y la eternidad renovadora, y el amor infinito. (La eternidad renovadora, porque el amor nunca está quieto, siempre está destellando, en contante incendio, en incesante acontecimiento). La Virgen asciende aspirada, absorbida por Dios. Jesús subió al cielo por su propio poder, impulsado por su divinidad. María es asunta, ascendida, atraída por Dios, que no puede dejar que se corrompa lo que, durante nueve meses, el tiempo de su gestación, había sido casa, rincón sagrado de Jesús, su hogar maternal. En María se gesta lo que había de ser Hijo: del Padre y Suyo; en María Jesús se hace Belén, Nacimiento, lo que hasta entonces había sido profecía, adviento, espera. Ansiedad. Dios la aspira, la inhala, por dar a Luz al que es «Obra de María, pero del Cielo también». «Se nos va, se nos pierde, pincelada / de espuma azul, en el azul sorpresa», cantaba Gerardo Diego, poeta y escultor de bellas imágenes. Se nos va, Diario, pero se queda, como regazo donde reclinar el mundo, y darle consuelo (12:20:20).
viernes, 14 de agosto de 2020
14 de agosto de 2020. Viernes.
TIERRA NUEVA
Tocando el cielo. Catedral. Murcia. F: FotVi |
-Me ilusiona subirme a la esperanza y cabalgar sobre ella. Cabalgar sobre la esperanza es hacerte ver, desde el momento mismo en que te fías de sus alas, los cielos nuevos y la tierra nueva de los que habla la profecía del Apocalipsis. Es decir, se abajan los cielos y asciende la tierra, y vuelas, con la esperanza como aleteo liberador. Volar es dejar la tierra y subir, casi tocándolo, al cielo. Tocar el cielo, como se toca el agua, o el silencio, o la cercanía de Dios, con mano temblorosa y ávida. El cielo te da su luz y sus horizontes, su paz y su fertilidad, y su lejanía utópica. Me aventuro por la esperanza, como si anduviera por un bosque donde abundan la risa y los recuerdos, y la paz, y la soledad acompañada. Como dice San Pablo: «La esperanza nunca defrauda»: persigue siempre el optimismo, la claridad del Dios que ama, la otra vida, a la que vas andando en ésta, Diario, como la acequia de agua a la ciudad, para calmar la sed y hacer florecer la vida (18:01:12).
jueves, 13 de agosto de 2020
13 de agosto de 2020. Jueves.
LA VIDA A TROZOS
Pisadas en el cielo. Murcia. F: FotVi |
-Otra vez empieza a preocupar el covid-19, este bicho que nos acosa y parece querer derribarnos. Inmolarnos. Es como si nos fueran quitando la vida a trozos, un pedazo hoy, día 14 de marzo, y otro pedazo mañana, 13 de agosto. Y, entretanto, o el llanto, o la risa, o la oración; pero siempre vivir, no queda otra. Pero eso, sí: vivir con la zozobra y el medio a flor de piel, de lamento. Vivir con miedo es como vivir emparedado: te sabes perdido. Comido y tapiado tras una pared, te ves sin voz, sin visión, solo con el alma a la que sientes irse, dejarte inerte, alejarse de tus sentidos. Ya no hay grito, ni mirada, ni mano amiga que te pueda salvar. Y, sin embargo, rezas. Es lo que le queda al creyente: poner en su palabra una súplica, que salga de ese embalaje y la oiga Dios. Es el clamor expresivo y pavoroso del sufrimiento, donde siempre, Diario, se halla «la huella de Dios». El peso de la cruz anda en esa huella, que la hace honda y, sin embargo, luminosa, hermosa, rejuvenecedora (18:11:03).
miércoles, 12 de agosto de 2020
12 de agosto de 2020. Miércoles.
SE HA ROTO LA
MAGIA
-Esta mañana no veo ningún vencejo cortar el cielo azul con su vuelo de cuchillo de alas negras; esta mañana se han roto los sueños que hacían cabriolas en el espacio: se ha roto la magia. ¿Dónde están? Leo que los primeros días de agosto suelen irse a África, volando y volando, sin detenerse, como unos obsesivos y maravillosos habitantes del cielo. Nunca bajan a la tierra, siempre en el cielo. Seguramente volarán a Uganda o Tanzania, cerca del lago Victoria, o a Kenia, a invernar, pero sin dejar de volar. Siempre con la utopía del vuelo sobre sus alas prodigiosas. Llegaron a principios de marzo y se han ido a principios de agosto, llenando los cielos, entre tanto, de hermosos garabatos voladores. Dice Carlos de Prada, ornitólogo, que «el vencejo es una especie de milagro con alas, un milagro viviente, que anida en nuestra mediocre cotidianidad urbana. Una especie de inyección de fuerza, de optimismo… y, por lo tanto, de fe». Ellos viven su fe del vuelo; yo, mi fe en la vida, en la búsqueda de la verdad, en el Dios amante y comunicativo (Joseph Ratzinger), que nos espera al otro lado del vuelo y del cielo azul. Pero también nos aguarda en la tierra, en la que, como dice Emmanuel Lévinas, filósofo judío, se halla, Diario, la «huella de Dios», en la que vive y sufre, y sueña, el ser humano, el Otro, el desvalido, el que carece de apoyo, y al que yo puedo ayudar y trascender, y venerar (11:19:35).
martes, 11 de agosto de 2020
11 de agosto de 2020. Martes.
GRACIAS, CÉSPED
Virgen y árboles con césped. Desde 5º piso. Murcia. F: FotVi |
-Desde mi ventana, todo lo veo lejano, en el más allá de mis dedos. Veo el cielo, las nubes, el otro lado del horizonte, todo azul o blanco, pero inalcanzable. Como si mis ojos desearan fundirse con el infinito y descubrir su intimidad: la Trascendencia que habita en él. O el Dios de mi fe. Para cegarme con su luz, abrazarme a su amor, respirar el aliento de su Espíritu. Pero es que desde mi ventana miro también hacia abajo, a lo próximo, y lo veo igual de lejano, inaccesible. Todo está a un vuelo de mí, pero no soy pájaro, ni araña que se cuelgue de su hilo y vaya de lado a lado sin problema, instalándose donde quiere. Ahí abajo están el olivo, la rosa, la frágil florecilla amarilla diente de león, la imponente casuarina – árbol de la música–, o el humilde césped que pisamos sin pensar que alivia el peso de nuestro pie; y al que jamás damos las gracias. El covid-19 nos tiene enmascarados y sin podernos acercar a las cosas, dejando pasar la ocasión de amarlas, de agradecerle, Diario, su presencia, de poderle decir, por ejemplo, al césped: «Gracias, césped, por dejar que te pise, por aliviar el peso de mi pie», algo así. Dar gracias, como el niño, que, antes de dormirse, deja una sonrisa en la nana o palabras que su madre le dice, y niño y madre se sienten así acompañados, amados, en paz (12:24:49).
lunes, 10 de agosto de 2020
10 de agosto de 2020. Lunes.
LLOVIERON
ESTRELLAS
Lluvia de estrellas en Pamukkale. Turquía. F: FotVi |
-«Lluvia de estrellas por San Lorenzo», he oído decir desde siempre. O «lágrimas de San Lorenzo». Lágrimas y estrellas concuerdan si es el llanto de un joven mártir. San Lorenzo fue martirizado en Roma, ardiendo en una parrilla, en tiempos de Valeriano. El cielo, entonces, lloró con las lágrimas de San Lorenzo, o las lágrimas de San Lorenzo se hicieron estrellas que caían como meteoritos desde el cielo. Es lo que pensó alguien y lo dijo, y, con el tiempo, otros, que lo oyeron, lo hicieron leyenda. Qué hermosas leyendas se forjan en los pueblos: nacen del modo sencillo y cercano, y humilde, de contemplar las cosas y los acontecimientos que les fascinan. Las leyendas no nacen de mentes fatuas ni orgullosas, sino de la arcilla de la sencillez, del barro que hace posible la poesía, como las figuras de terracota de nuestros antepasados. Aquellas que incluso adoraban. Esta es la razón de que haya tanto tristeza y desesperanza en el mundo, Diario: no se crean leyendas que purifiquen las mentes y eleven el corazón, hasta ver caer estrellas como si fueran una lluvia torrencial de lágrimas de San Lorenzo, cerca del día de su martirio (19:08:59).
domingo, 9 de agosto de 2020
9 de agosto de 2020. Domingo.
SUEÑOS QUE
ALCANZAR
La belleza del ruido de la savia del árbol. Torre. F : FotVi |
-Me gusta el domingo, porque al abrir su abanico de luz, nos habla de vida, de resurrección, de renacimiento. A pesar del dolor. Del cielo cae los domingos, como el rocío, un aleluya, que me da en el corazón y me sube hasta la boca, donde, como un vuelo de palomas, habla, se repite, dice: «¡Aleluya!» Y Dios se pone a la escucha; y, en el aleluya, oye la alegría del mundo, en los seres que alientan y en los de roca y montaña, y en el mar y sus iras. Leí ayer que el escritor cristiano maronita, Kahlil Gibrán, libanés, en su libro El Profeta, escribía: «La belleza es la eternidad contemplándose en un espejo». Sigue la incógnita y el padecimiento por el coronavirus, pero la belleza ahí está, invitándonos a contemplarla, a vivir en ella, a respirarla, a morderla, a hacerla el pan nuestro de cada día. Ejemplos: la mirada de un niño, el cuidado del pájaro por sus crías, el crecimiento sin ruido del árbol (dice Claudio Rodríguez en su poema Música callada: «Madera de temblor, sonando en cada veta / fresca»). Todo nos invita al llanto, al derrotismo, a dejarnos vencer, Diario; pero yo os digo que todavía hay aleluyas que decir, alegrías que contar, con esperanza, con amor, y sueños que alcanzar (12:28:02).
sábado, 8 de agosto de 2020
8 de agosto de 2020. Sábado.
EPIFANÍA DEL
LENGUAJE
Alegre la mañana, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Muy de mañana rezo Laudes, en el que se alaba y celebra a Dios y a la vida. Como si cantara el himno a la alegría de Friedrich Schiller, poeta alemán. «Abrazaos, criaturas innumerables […], ¿no vislumbras, oh mundo, a tu Creador?», dice el poeta; y, en Laudes: «Gracias, Señor, por la aurora; / gracias por el nuevo día…» Es alabanza y celebración, o la epifanía del lenguaje por la gracia y la fiesta de vivir. Se están produciendo demasiados rebrotes de la pandemia: el covid-19 anda suelto y nos mira, con su lengua golosa, a cada uno de nosotros. El bicho se relame, y en cualquier momento nos puede agredir. ¿Tan insensatos somos que no tomamos medidas para que no nos ataque? La vida es el don más preciado que tenemos; ni el dinero, ni el esparcimiento, ni el amor, nada hay más nuestro y admirable que la vida; sin ella, todo lo demás sobra, es humareda. Una nube en el cielo de lo posible. A no ser que no te quieras y desprecies a la humanidad; en este caso, eres digno de ser deportado a un lugar solitario, donde no puedas dañar a los demás. Muérete tú solo, amigo, y que te vaya bien; pero olvídate de mí. Es hermosa la vida, Diario, y con Schiller canto: «¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?» (11:41:56).
viernes, 7 de agosto de 2020
7 de agosto de 2020. Viernes.
LA POBREZA GOLPEADA
De la telaraña, se puede escapar. Torre de la Horadada, F. FotVi |
-Beirut, o la pobreza golpeada. El Líbano era un país floreciente –la Suiza del Medio Oriente, lo llamaban- hasta que en 1975 dio comienzo la última guerra civil libanesa entre cristianos y las guerrillas musulmanas. Las guerras civiles lo destruyen todo, hasta el alma de los contendientes. Hubo matanzas por ambas partes y se debilitó el poder político, social y económico. Y sobre todo, se resintió la convivencia. La convivencia entre bombas es imposible. Desde entonces, ya no ha habido paz ni armonía entre las diferentes etnias del país. Todo es guerra, desde las miradas hasta las represalias por los ataques que sufren unos y otros: es lo que ocurre cuando en una colectividad se rompe la paz. Es muy difícil, luego, recoger los pedazos y volverlos a recomponer. Y ahora, por la codicia y la corrupción de unos pocos, se ha producido la gran explosión en el puerto de Beirut, la mayor tragedia humana y material, desde la guerra civil libanesa. Todo son escombros, muerte y llanto. El papa Francisco ha pedido rezar por Beirut y por el Líbano; rezar es poner a Dios a la altura de la tragedia, para que consuele y dé fuerza, y, con la paz del que reza, se pueda reconstruir el país. Dios, pues, Diario, a la altura, otra vez más, de la pobreza (11:41:11).
jueves, 6 de agosto de 2020
6 de agosto de 2020. Jueves.
Mirad los muros de la patria mía... Quevedo. Gerasa. Jordania. F: FotVi |
-Los políticos casi todo lo solucionan o con cortinas de humo o con bombas, que hacen más humo y propician más destrucción. Siempre lo mismo, humo que asfixia y tapa, o bomba que arruina vidas, su belleza y el entorno. Hoy hace 75 años de la primera bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Destruyó sueños y dejó herido el paisaje, mancillado, estéril. Herido de muerte. Las cortinas de humo tapan cosas que el prócer, el líder, el que veranea en un palacete, regalo de Hussein I de Jordania al rey Juan Carlos I y que donó al Patrimonio Nacional, no desea que tengan recorrido. Como en la película El gran McLintock. Baja la hija de McLintock del tren y el que toca la tuba en la banda que ha ido a recibirla se dispone a echar un discurso, en honor y elogio de la muchacha, la más linda, la más sabia, etc., momento en que el tren suelta sus humos y borra el discurso y todos reímos. En la triste España de hoy, el protagonista es el humo, que no es nada y lo es todo. Las mentiras, los desmanes, los muertos por la pandemia, los rebrotes, el caos económico, la pobreza empobrecida, la calumnia, todo se cubre con el humo que echan las televisiones y otros medios de masas. Ahora, Diario, la humareda es el rey emérito, mañana será la iglesia, al otro, la república, y, volviendo al Valle de los Caídos, beberemos la decepción y se romperá la paz, e iremos recogiendo sus pedazos del suelo, para recomponer otra vez el puzle, si es que hay libertad para hacerlo, y valor, y el espíritu sabio y generoso que hubo aquella vez, en la Transición (18:57:19).
miércoles, 5 de agosto de 2020
Orquídeas, belleza familiar. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Ayer, llamaron a mi puerta, y, al abrir, vi que me visitaba la alegría. Fue una alegría expresada con miradas: los besos se guardaban tras la mascarilla. La alegría tenía nombres y se movía en cuerpos jóvenes, dos adultos y una niña, niña de ojos grandes que miraba todo con asombro. Mientras se miran las cosas con asombro, con fascinación, como preguntando, y esto y aquello por qué, se sigue siendo niño. Y la inocencia acampa en sus ojos, como un destello, como una luz que saliera del interior y se expresara en la mirada, y allí deslumbrara. Ayer abrí la puerta y me dio la alegría de la presencia de los míos en los ojos, y rio en mis manos, y caminó por las palabras. Ayer, en la puerta, Paqui, Javi, mis sobrinos, y Candela, mi sobrina-nieta, con un abrazo virtual y el amor total de su presencia; todo, exultante, pero con precaución y mascarilla, y Dios, Diario, alentando la alegría (11:21:59).
martes, 4 de agosto de 2020
4 de agosto de 2020. Martes.
Nos mira la muerte. Cartagena. Ruinas. F: FotVi |
-Yo digo, hoy, con Francisco de Borja: «Juro no más servir a señor que se me pueda morir». Lo grandes de la tierra se mueren o por el ocaso del poder o de muerte natural. Francisco de Borja era caballerizo mayor –título real de alto prestigio– de la muy bella y juvenil Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos V. Como caballerizo mayor, tenía el privilegio de ir a caballo junto a la carroza de la reina. Pero murió la reina -36 años- y fue encargado de llevar su cadáver desde Toledo a Granada, donde sería enterrada junto a los restos de los Reyes Católicos. Al abrir el ataúd para constatar que era el cuerpo de la emperatriz, le llegó la decepción de la descomposición. La belleza de la emperatriz se había convertido en un intrincado laberinto de gusanos depredadores y sucios. Es lo que ha pasado con el rey Juan Carlos I; de la noche a la mañana, la grandeza se ha transformado en miniatura, en ilusión rota, en vejez que huye. Yo, sin embargo, lo respeto, no por haber sido rey, sino por ser persona, con virtudes, con defectos. ¿Quién se libra del defecto, de la lacra, de la mancha? El que nos los tenga, Diario, que tire la primera piedra; y todas las manos se detuvieron, confundidas, y decayó la cólera, y cayó el telón (18:28:06).
lunes, 3 de agosto de 2020
3 de agosto de 2020. Lunes.
Puente en Sevilla. Plaza de España. F: FotVi |
-Con mis años –muchos: 18 cumplidos–, juego a bailar; y bailo con las ideas, las palabras, el lápiz. O las ideas, las palabras y el lápiz bailan conmigo y me dicen cosas; cosas que, recreadas, quedan escritas en el papel, como un testamento de vida. En mi caso, es el ordenador el que hace de lápiz, de orquesta: el que estimula el baile. Este es el consejo que me dio una de mis lectoras, que, además de leer, piensa. Y en eso estoy: danzando con el lenguaje para sacarle, si puedo, sus esencias, desvestirlo y entrar en el interior de sus secretos, de sus silencios, de los manantiales que esconce, de sus entrañas, y hacer que hable, y, al hablar, conseguir que diga luz, perdón, encuentro, risa, agua, llanto, niño, mar, ave, inocencia, vuelo, soñar, puente, Dios. Para, de este modo, Diario, poder vivir en la esperanza que aletea, en la fe que fortalece, en el Amor que, a cada instante, se está dando (18:12:38).
domingo, 2 de agosto de 2020
2 de agosto de 2020. Domingo.
Nacida en el desierto. Pamukkale. Turquía. F: FotVi |
Hemos pasado de julio a agosto montados sobre la bestia del coronavirus. Sin puentes ni pasarelas, como volando, pero con los pies ensangrentados y dubitativos en la tierra. Nos duele la pandemia, y sus consecuencias. Peor para los pobres, que siempre son los que pagan el pato, siendo así que son inocentes. Hoy, en la liturgia de la iglesia católica, se celebra la fiesta del pan partido y multiplicado. El gozo de las manos que partían y partían y nunca faltaban ni pan ni peces, como un nuevo maná caído del cielo; maná que esta vez brotaba de la tierra, como un manantial, como una suerte de nevada al revés. Y al partir se hacía posible el milagro: lo que partías se iba de unas manos a otras manos, y la gente reía y lo celebraba, repartiendo a la vez entre sí. Compartir. Siempre ocurre: si partes y repartes, se hace más grande el pan y con menos espinas el pescado. Que lo digan las familias numerosas, que lo digan Caritas y otras ONG, que con poco han hecho el milagro de que haya mucho, para partir y repartir, Diario, para iluminar la pobreza (18:09:49).
sábado, 1 de agosto de 2020
1 de agosto de 2020. Sábado.
Calor en Murcia. F: FotVi |
-Noche calurosa y con el sueño prendido al alfiler ardiente de la temperatura. Dabas una vuelta en la cama y el bochorno te esperaba al otro lado, como la boca de un lobo que te fuera a morder. Y pensaba en mis años de niño, cuando no encontraba un lado en la cama que me aliviara del calor del otro. Sudaba y daba vueltas en el lecho, sin poder hallar el sueño, el dulcísimo elixir –bálsamo– de la noche. Entonces eran tiempos de pobreza, tras una guerra. Éramos niños de ir a la escuela, de jugar a la guerra en la Plaza Vieja en Molina, de pasar hambre, y de rezar antes de comer el trozo de pan de harina de panizo, que tragabas casi sin masticar. Y luego a dormir, en la hoguera del calor. Anche pensaba en los niños de ahora, que, sin guerra, viven en la pobreza, sus padres se han quedado sin trabajo, quizá con un pedazo de pan que morder, pero con un calor terrible que no entienden y por el que lloran y dan vueltas y vueltas en la cama, hasta que llega la madre y poniéndoles un paño mojado en la frente los redime del horrible calor. Anoche, Diario, no me dejaban dormir ni el calor, ni el pensamiento de estos niños de la pobreza, que no pueden dormir y lloran, y quizá no tengan más consuelo que el de la madre que, con un paño mojado, los vaya a consolar (18:42:56).