domingo, 11 de julio de 2021

11 de julio de 2021. Domingo.
CALMA BRUMOSA

Enredada en el árbol, la luna. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Una calma brumosa, entolda el amanecer. Pero el sol, con su daga de luz, va rompiendo el cerco y aparece solemne y encendido, señoreando el día. Aunque más tarde, dé un paso atrás y se deje ocultar de nuevo. Hoy nos despertamos con una demolición de gobierno. Sánchez culpa a todo el mundo y él queda libre de pecado. Ha ensombrecido todo y él queda como «deshacedor de entuertos.» De redentor, pasa a ser Pilato que manda a la cruz a los suyos. Tú por esto y tú por lo otro, todos al calvario. Sin flagelo, pero crucificados. No como Jesús de Nazaret, que muere por amor a los suyos; en este caso, los suyos dan su vida política –no la hacienda– por él. Él destruye, pero aparece como el gran constructor. Un mal constructor, sin cálculos y sin proyecto, solo con un relato de falso éxito y mentiras cuantiosas, como renacuajos en un charco. Leo: «Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado.» (Alberto Moravia, escritor y periodista italiano). Los votantes, a veces, somos ciegos, o miopes, o daltónicos: no vemos los desmanes de los políticos a los que regalamos nuestro voto. Nos ciega la ideología, o algo peor, el odio. El día sigue entoldado, como hecho de leche de coco. El calor desborda el termómetro, y escapa del bulbo reflejante, como el ratón de la trampa, e impregna el aire, y lo hace efluvio irrespirable, que solo en el agua es llevadero, o si Dios, Diario, nos echa una mano, como a los israelitas en el desierto  (13:19:49).

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