jueves, 23 de febrero de 2017

22 de febrero de 2017. Miércoles.
COMENSALES DE LA LENGUA

En un lugar de la Mancha, en el Quijote. F: FotVi

-Recuerdo el tiempo en el que, o bien porque entendía el autor que todo el mundo sabía latín, o bien porque el que escribía era muy sabio (o muy pedante, perdón, que no se oiga), en un escrito en castellano, viniera o no a cuento, se metía un latinajo. Saber latín, entonces, era un galón, un signo de distinción intelectual, lo mismo que ahora el de dar la sensación que te manejas en inglés. Escribes y, si no pones dos o tres frases en inglés, el escrito es una fatalidad literaria. Si, hablando del paro, no pones un apparatchick (no haber tenido ningún trabajo); o hablando mal de Trump, make America great again (que América sea grande otra vez), o esto otro: Trump go tower (Trump a la torre); o del acto de fe del emigrante, i will survive (sobreviviré); si no dejas tiradas unas cuantas frases así por el escrito (sin traducción, por supuesto), eres un lerdo escritor junta-palabras que no mereces la más mínima consideración o deferencia. Y es que se considera que, si escribes como un recopilador de cagaditas de mosca (las letras), que vas poniendo una detrás de otra, hasta formar palabras (en español), que suenan a «algo», pero que, si no se aclara con un adorno en inglés, nada dicen o dicen muy confuso. Es lo que, por la visto, piensan estos escritores, cuando cogen el inglés y lo van espolvoreando por un escrito como si fueran las especias o la sal que dan sabor a un cocido. Yo, sencillamente, protesto, como lector y como escribiente de esta lengua, que no es vieja, sino eterna y, como diría en un antiguo artículo Francisco Umbral: «a ti dedico hoy mi crónica, viejo idioma que te repristinas cada día, señor feudal de las lenguas (…), herramienta de Dios (…), corral de los cafés, guirnalda de Cernuda y Garcilaso, actualísima voz de las muchachas». No desprestigiemos el castellano con voces traídas de otras lenguas, que a ésta, Diario, le sobran pan y plato donde sopar, sin que falte, por muchos que sean los comensales (19:32:53).

miércoles, 22 de febrero de 2017

21 de febrero de 2017. Martes.
EL LIENZO DEL PAPEL EN BLANCO

Sin vuelos, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-A veces pienso que no voy a escribir más, lo pienso, y lo hago: escribo. Ir contra corriente es algo que me provoca y me llena la mente de acacias y otras historias, como echar migajas de pan a las palomas y que vuelen para mí o para alguien necesitado de vuelos, para un paria. O plantar una semilla y que crezca y se haga algo que siente, que oye, que dice. O no dice; solo está. Dice Eloy Tizón, autor de un libro terrible, hermoso, concluyente -Velocidad de los jardines-, que escribir es «llenar un hueco», «cubrir un vacío». El hueco o el vacío que siempre hay en un papel en blanco. Si miras el papel en blanco con detenimiento, verás que allí, en su interior infinito, hay cosas que se mueven y voces que, si pones el oído, se oyen. Y oír la sima de un vacío es algo impresionante, te hiela. Bien sea la sima donde andan las estrellas o las simas de la tierra, donde clama: o el agua de los torrentes o las musarañas. Y luego escribirlo, ponerlo tal cual es en el lienzo del papel en blanco. Como el pintor, con sus colores siempre nuevos, inquietos, siempre temblorosos por la emoción de cómo los dispondrán. Disponer letras en un papel, como colores el pintor, es una luz que brilla entre los dedos del escritor, como un acontecimiento de puzle por componer. Disponer, letra por letra, las palabras, y, palabra a palabra, el conjunto, es una aventura de orfebre del lenguaje para que éste brille y subyugue, e irrite, a veces, y conmueva siempre. Y llegue al lector con la pureza del agua y la claridad de un alma infantil. Hoy, Diario, quizá no diga nada interesante: nada de niños con hambre ni de la fe con obras, nada de Dios y sus silencios (o sus miradas, ¿mira Dios?, ¿desde dónde?), pero sí digo lo hermoso y terrible que es escribir, y lo cruel que es no hacerlo, pues en hacerlo, encuentras tu libertad y el tono del himno que cada día le haces a la vida, y que, desde la libertad, te llena de asombro, de pánico, con escalofríos de ave que vuela (11:26:45).

domingo, 19 de febrero de 2017

19 de febrero de 2017. Domingo.
MARY´S MEALS, O (LAS COMIDAS DE MARÍA)

Pan y escuela, en el mundo. F: Europa Press

-Hay murallas de piedra y murallas de sentimientos. Aquellas se construyen con cimiento de mortero y rocas, y éstas, con latidos y carne del corazón. Las murallas hechas de piedra y mortero son derribadas o, si perduran, se llenan de hierbas y lagartijas y quedan, como dato histórico y nostalgia, para la posteridad; las hechas de corazón, sin embargo, son más duraderas y más terribles, se establecen donde los sentimientos, y allí cortan y dividen, hasta matar. Cuando se cierra el corazón, es como si se cerraran todas las cárceles del mundo -y de la fantasía- hacia adentro, y con alambres de púas hacia el exterior, que pinchan y desgarran si se tocan. Es lo que está ocurriendo en el mundo, y en la Europa eufórica de hoy, en la Europa recostada en sí misma, en su decadencia espiritual y solidaria. Gritan las murallas coronarias que cierran Europa, que cierran su entrada a la migración. Sin embargo, hay latidos que se oyen a veces y están sonando: o en las calles -manifestaciones-, o en hechos concretos, relevantes, de solidaridad. Empiezan a caer murallas. Leo: «Cómo alimentar a un millón de niños desde un cobertizo», y entro, al trapo, de considerarlo y admirarme. Una ONG, la Mary´s Meals (Las comidas de María), ha logrado este milagro diario de dar de comer en cobertizos a miles de niños de la calle. Un pedazo de pan, y la escuela; o un plato de comida, y matemáticas, geografía, gramática, lectura…, y, si cabe, un poco de Dios, con el bocado al pan. Un tal Magnus Macfarlane-Barrow tuvo esta idea: primero el pan con algo que lo acompañara, y luego la ciencia, como júbilo y lumbre para el espíritu, como liberación de la mediocridad; y la apertura además de nuevos sueños encendidos, donde se reconstruya cada día el mundo y se haga la luz. De Magnus fue la idea, y de miles de voluntarios, la continuación, la consumación del milagro: y así, Diario, pudieron multiplicarse los panes, y las sonrisas, y recuperar los juegos de los niños en las calles, con luces en los ojos (18:55:26).

jueves, 16 de febrero de 2017

16 de febrero de 2017. Jueves.
LECTURAS

Don Francisco de Quevedo, de serio.

-A veces me pierdo en las lecturas, y es que uno, con frecuencia, no sabe qué leer. Y más a mi edad. (¿Para qué leer tanto, qué vas a saber más de lo que sabes? Recuerdo a mi madre allí sentada en aquel sillón azul, pendiente de mis idas y venidas, y de si abría un libro o una carta, o si me ponía a escribir o si quedaba en silencio contemplando la nada habitada, la adversidad, los sueños: todo me lo llevaba cariñosamente en cuenta, con discreción, con sabiduría de madre: la abuela Francisca). Cada día aparecen y desaparecen libros como monedas o cartas en las manos del prestidigitador, libros que aturden, o que deslumbran, o que simplemente pasan de largo, sin herir, sin darte alas, con la inocencia de un papel en blanco. Pasas por el escaparte de una librería y te quedas mirando títulos y más títulos, con sus colores y un trocito de crítica siempre a favor, el último clamor literario, dicen las críticas, el último hallazgo inmenso. Y me río. El escritor es el pintor de palabras que dicen cosas, para que existan, para que luzcan; las amolda a un relato, a un poema, y así se dicen, bellas y humildes, las cosas, que en el libro siempre te están hablando. Los libros, aun cerrados, hablan, mientras meditan lo que llevan dentro. Cada vez me cuesta más elegir un libro para leerlo: ¡son tantos los libros y tan poco el tiempo! ¿Qué leer, me digo? Volveré a los clásicos, y me fijo en Quevedo, en su Historia de la vida del buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de tacaños. ¿Para qué irte a buscar al bosque, Diario, que no te deja ver los árboles? (19:58:30).

martes, 14 de febrero de 2017

14 de febrero de 2017. Martes.
ONDAS HERTZIANAS VOLADORAS

Captando ondas, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Siempre hablo de la mañana: de su la luz, o del apagón que supone un amanecer nublado; hablo de su esplendor o de su tizne, de su alegría o su melancolía. Si la mañana es dulce, alegra; si acre, entristece. Es como si se mordiera una naranja y un limón: si una naranja, se te llena la boca de mariposas; si un limón, parece que mordieras hormigas feroces, todas hechas un lío de patas en la boca, un nudo casi imposible de desatar. Pero ¿y de las tardes? Apenas se me ocurre decir algo de las tardes. De las tardes limpias y coloreadas o de las tardes hechas de oscuros y amenazas. Las más aptas para fotografiar, sin embargo, son estas últimas, cuando el cielo parece desplomarse y se convierte en una cortina de hollín que se cae sobre la tierra. Pensaba todo esto ayer, mientras se celebraba el día Mundial de la Radio, la que corre por los Cerros de Úbeda y pasa de valle a valle, metiéndose en cada rincón del mundo como un dulce virus de palabras que silabean el bien o el mal, la paz o la guerra, el amor o la destrucción. Y la hora. Recuerdo aquellas mañanas en Radio Nacional del Sureste, cuando con Francisco Alemán Sainz hacíamos artículos a medias: él un trozo y yo otro. Era como repartirnos un tesoro: una moneda para ti y otra para mí, o intercambiar cromos. Se trataba de los artículos que nos encargaba el director a media mañana. Los otros, los de cada día, mis meditaciones, esas las llevaba yo bien hiladas y las decía, grabándolas, a las 7 de la mañana, durante cuatro años. Quiero decir, Diario, que yo también he puesto mi granito de arena en esa aventura de las ondas hertzianas voladoras, que, al dar en una antena, se quedan allí cogidas como el pez en el anzuelo, diciendo cosas, con música, y humildes, con la humildad y la grandeza de la palabra (19:14:13).

domingo, 12 de febrero de 2017

12 de febrero de 2017. Domingo.
LO DESCONOCIDO

Sean del color que sean, hay lugar para todos, en el jardín. F: FotVi

-Amanece un domingo gris; como una mala conciencia o un mal de ojo, bisojo. Quiero decir: apunta un día emborronado, con amenaza de lluvia, triste. Día como de ceniza removida. Se persiguen unos pájaros allá abajo (contemplación desde un 8º piso), gorriones y verderones, creo, y un mirlo. No cantan, solo persiguen algo que no veo. Quizá persigan el hambre, que es su enfermedad invernal. El hambre, que agudiza la visión y, si no, el olfato, como al pícaro ciego del Lazarillo de Tormes. Con hambre, lo que no se ve, se huele. Husmeando, dirigiendo la nariz y el mentón hacia donde se atisba el pan o el potaje. Con una relamida de la lengua antes de probar el festín, aunque sea mínimo. De ahí las migraciones, las multitudes de gentes buscando cobijo y un plato de comida caliente, con un rizado vapor de humo alentador. Siempre el humo tira de sí hacia arriba: su intención es tocar el cielo. Aunque, luego, antes de tocarlo, se disuelva. Sin embargo, no deja de ser un gesto de esperanza: se trata de dar un paso más allá de la monotonía y el estarse donde se está, sentir un ápice de impulso que te saque de la ciénaga donde te ahogas, y luchar por la fruta que tienta en el árbol como un deseo pecaminoso, estirando la mirada y los brazos, y el golpe de gusto anticipado en la garganta. Hoy, día de Manos Unidas, me aposto a la puerta de la esperanza por ver si llamando una y otra vez, y hasta romperse los nudillos, hay alguien que  abra la puerta de la fe en una humanidad más cercana, más atareada en cosas importantes, menos dada a la división y al miedo, al odio irracional de desconfiar de todo lo desconocido. Lo desconocido, Diario, hace a veces el milagro de encontrarte quizá con una tierra y un cielo nuevos, donde luzca un sol limpio, donde hayan amor y condescendencia, o el milagro de sentarse a la mesa y comer un poco de pan juntos, sin calambres egoístas, sin recelos en las miradas (13:08:57).

viernes, 10 de febrero de 2017

10 de febrero de 2017. Viernes.
ASOMBRO DULCE

Gusto crujiente, caído del árbol. F: FotVi

-Me pongo a escribir de mañana, y, de pronto, me alumbra el sueño en los ojos, me da con los nudillos en los párpados e intenta eclipsarlos: la placidez entonces se instala en todo mi cuerpo. Una especie de nirvana soñador. Un nirvana liberador de sufrimientos, un estado de felicidad suprema. Algo así como morder una manzana y no pensar en nada que no sea su gusto crujiente y sabroso, su delicioso aroma y textura. (Mastico -pienso- y se me llena la boca de un asombro dulce. Me relamo). De pronto, abro los ojos y me doy con internet, que me llama, mientras sigo con el regusto de la manzana en la boca. Y en internet, las noticias son o malas o regulares. Aunque alguna, no obstante, puede salvarse. Leo casos de condenas: el Gürtel: Correa, El Bigotes, Crespo, malvados; casos de juicios: el fiscal que le dice al señor Mas: «Este juicio también es democracia», por lo visto dudaba el señor Mas (duda interesada de un pícaro malandrín); Trump y sus bravuconadas, de altos decibelios, que asustan, pero solo a los timoratos; en unas maniobras del Ejército, cuatro heridos, consecuencia de emplear fuego real en una guerra de mentira; Cataluña no negocia, pero el Estado tiene que pagar sus deudas, son listos; en lo lejano, en el cielo infinito, descubren un puente de estrellas que conecta dos galaxias, noticia que alegrará mucho al que duerma esta noche en la estación del metro: en la soledad de su sueño celebrará que exista este puente de estrellas, por el que se verá transitando hacia vida más benigna y compasiva; y una frase que salva a la prensa y su noticiario de tanta perversidad: Carolina Marín -oro en Brasil-, dice: «El oro lo conseguí yo, pero es un logro de este país». Se refiere a España. Y a mí, que apenas soy algo que respira en «este país», me da por emocionarme e inicio un aplauso,  que nadie oye, salvo mi corazón agradecido. Como ves, Diario, todo son juicios, condenas, vilezas, cosas amenazantes, mentiras, medias verdades, alguna verdad (Carolina Marín), por lo que intento volver al nirvana soñador, y ya no puedo, no hay manzana que morder que asombre mi boca de clamor goloso, y sí hay algo que me dice: «Mortal, ha pasado tu hora», y me siento atrapado, sin remedio, en esta levedad ilusa -crédula- que es la vida (19:26:15).

martes, 7 de febrero de 2017

7 de febrero de 2017. Martes.
EL ÁNGEL DE LOS NÚMEROS

Ángel, en la Catedral de Murcia. F: FotVi
-Vienen las cifras, y si las vives, te marean, te aturden. En una sociedad de números -mientras 702 millones de personas viven en el mundo en condiciones de extrema pobreza; hay solo 2.000 multimillonarios (para ser considerado multimillonario hay que poseer al menos 1.000 millones de dólares en la cartera o en el banco); y 8 de estos multimillonarios (8 solo) acumulan más riqueza que la mitad de la población del mundo más pobre-, los números cantan, y aterran. Y como se trata de una sociedad de número y estadística, se nos hacen ver números por doquier: en grandes acontecimientos deportivos y en otros de sociedad o políticos. Los números, como firma o rúbrica del espectáculo: a más números, más circo, más demostración de músculo festivo, más bulla. En el Super Bowl, donde se dirime la supremacía del fútbol americano, hubo 77.000 espectadores en directo que pagaron 4.287 dólares por asiento, el show de Lady Gaga en el descanso -trece minutos y medio- costó 10 millones, cada anuncio de 30 segundos, 5 millones, y vieron el acontecimiento 111,3 millones de espectadores. Y se mueven 4.500 millones en apuestas. También causan dolor de muelas -y de cabeza- las cifras de la comida y bebida consumidas durante el domingo del Super Bowl: más de 1.000 millones de litros de cerveza, 12,5 millones de pizzas, y 1.200 millones de alitas de pollo. Pobres pollos y pobres, pobres, que contemplan todo este derroche desde la agonía de verse morir o de golpe (los pollos) o con la lentitud de la pobreza, y todos los días, no una sola vez al año. Que el ángel de los números de Alberti, Diario, nos proteja de tanto número inicuo y tanto espectáculo inservible y grotesco, porque «en las muertas pizarras, / el ángel de los números» sigue «sin vida, amortajado, / sobre el 1 y el 2, / sobre el 3, sobre el 4…» Amortajado (19:15:23).

domingo, 5 de febrero de 2017

5 de febrero de 2017. Domingo.
LUZ PAN

Hacia otro horizonte, en Pärnu, Estonia. F: FotVi

-Para nuestro mundo oscuro, donde abunda la tiniebla -o el hambre opaco, la sed lóbrega, el silencio negro, la mirada hosca, las manos umbrosas, los pies eclipsados, la esperanza borrosa, la brutal guerra-, un poco de luz: un poco de luz pan, de luz agua, de luz palabra, de luz mirada; un poco de luz manos, de luz pies, de luz esperanza, y un poco de luz paz, con palomas por el cielo. Un poco de luz y un poco de sal. La sal que sazona, que aliña, que condimenta, que perfecciona, que sala sin herir. Hoy, domingo de la luz y de la sal, ¿por qué no coger un poco de tu luz y tu sal -de tu pan, tu agua, tu palabra, tu mirada, tus manos, tus pies, tu esperanza, tu paz, tus palomas en el cielo- y ofrecerla al que te la pide, quizá sin palabras, pero con una actitud de súplica y de petición, y sin alargar la mano? Cruza tu mirada con el que necesita luz, con el que necesita sal, y dale la oportunidad -con tu ayuda- de encender su cerilla, su luciérnaga, y así poder caminar sin hiel hacia otra patria, hacia otro horizonte, donde no haya niebla y las noches solo valgan para descansar de la labor de la jornada, sin sobresaltos, sin miedos, y como pausa hasta que se abra en el cielo el sol de justicia que alumbra a todos sin parpadeos, hidalgamente, con alas que cubren el vuelo de las aves migratorias. Hacia otro país, Diario, hacia otra luz, aun ideal, y que, en la oscuridad, les haga ver, alcanzar, volar (13:01:13).

sábado, 4 de febrero de 2017

4 de febrero de 2017. Sábado.
FE SENCILLA

San Blas, en la Catedral de Dubrovnik, Croacia. F: FotVi

-Ayer, en San Blas, gocé de la religiosidad llamada popular, y que no es menor que la otra fe que se dice de élite o llena de meditación y liturgia, llena de racionalidad teológica. O la fe que llevan de libro en libro -ensayos los llaman- los que se consideran entendidos en la Escritura y en las controversias de escuela, intelectuales estos abiertos a la exposición de sus dudas y artificios científicos en facultades y movimientos. A veces, sin un espíritu vivo. O con un espíritu vibrante, pero envuelto en la frialdad del dato y la cita, del tratado teológico. La religiosidad popular es creencia revestida de vida cotidiana -gastronomía, indumentaria, ritos de paso, folclore…- y de afirmación o fe sencilla. La religiosidad popular quizá no escriba tratados, pero expresa lo que siente, o lo que le dicta el gran tratado de la vida. San Blas es una de estas fiestas religiosas llamada popular, y capaz de convocar a gentes que rezan, comen y se divierten. Es lo que caracteriza a estos festejos del pueblo. San Blas, en su caverna del monte Argeo, Turquía, quizá no pensara en nada de esto, pero los santos son lo que son -defensores de la verdad, de la justicia, de la misericordia-, y luego lo que el pueblo quiere. O eres santo de tratado teológico, o santo del pueblo. O los dos modos a la vez. Y San Blas, por su condición de médico y por algún prodigio que se le atribuye, es protector de las enfermedades de garganta y santo de altar y de pueblo. La invocación a San Blas y un buen vaso de zumo de naranja con miel te mantienen libre de catarros y toses durante el invierno. Yo, a esta religiosidad popular, la suelo llamar la fe del agnóstico, que dudoso de su fe sigue, sin embargo, fielmente a San Blas (o a la Virgen del Rocío). Es un decir. Un servidor desea participar de ambos tipos de religiosidad: la de los libros y la popular, para -de un modo si se quiere egoísta, y funambulista-, no errar el tiro, y así dar en el blanco de la fe que salva. Y mientras tanto, decir con Marina Tsvietáieva, la mejor poeta rusa del siglo XX: «Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas, / … y con ella, te doy mi corazón». Mi corazón, Diario, que suena a fiesta (11:39:29).

jueves, 2 de febrero de 2017

2 de febrero de 2017. Jueves.
LA AÑORANZA

Mirando al mar, en Lo Pagán. F: FotVi

-Dos de febrero; es decir, ya nos hemos echado a la espalda el mes de enero. Y pasamos dos días del siguiente mes. La vida es un fardo que nos pesa. Nos hunde hasta postrarnos. Un fardo de días, horas y minutos. Un mes: 44.640 minutos, aproximadamente. Y segundos, no digamos. Un fardo de sueños no cumplidos, de heridas por cicatrizar. En todo caso, algún pájaro alcanzado al vuelo de los cien que surcan las alturas. Los días pasan como árboles de un bosque tras una ventanilla de tren. Si te fijas sin parpadear, enloqueces. Mejor es distraerse, pensando en lo grato de la llegada: cuando bajas y besas y te besan, o te aprietan en un abrazo. Lo peor es llegar y que no haya nadie que te mire, ni te diga ¡qué tal!, o ¡qué bien te veo! Pero todo esto son divagaciones de un viejo. Es mejor pensar que mañana es San Blas y viajo a La Ribera, junto al Mar Menor, mi mar que algún día soñó con ser océano. Allí, Diario, me encontraré con la añoranza, que apostará conmigo a recordar recuerdos (19:50:40).

miércoles, 1 de febrero de 2017

1 de febrero de 2017. Miércoles.
AMANDO

Insinuándose, tras el muro. En Heidelberg, Alemania. F: FotVi

-Escribir de las cosas del mundo, grandes y pequeñas, de las escondidas en una concha de ostra o de las abiertas al asombro como un racimo de estrellas, es un deber del que coge la pluma y hace aparecer palabras que dicen estas cosas sin otra vocación que las de decirlas. Decir cosas, ponerles nombre, calificarlas, obligarlas a verse así reflejadas en ese nombre e iluminadas en ese adjetivo, es la razón de ser de todo escritor. Y, en esas cosas que dices, dices a Dios, aunque no lo nombres. Hay quien me advierte -seguramente con buena intención- que nombro poco a Dios cuando escribo, o sencillamente que lo ignoro. Y lo hacen porque desconocen que toda palabra que se escribe o dice con amor, es palabra inspirada por Dios. ¿Puedo decir luz, o tiniebla, o amigo, o mar, o silencio, o tormenta, o pájaro, o niño, o inocencia, o incluso guerra, etcétera, y no estar hablando de Dios? Y he dicho incluso guerra, porque se puede hablar de guerra, pero pensando en la paz. Y si yo digo reloj, estoy dando la hora con Dios. Y si miedo, estoy escondiéndome y escondiendo a Dios, lo que no debe gustarle. Y si digo libertad, estoy rompiendo cadenas con Dios, y dejando que brille el otro lado llameante de la esperanza. Al menos, era la creencia de Leibniz, que decía que Dios está en todo. Y Santa Teresa, la que intimó tanto con Dios que llegó en alguna ocasión hasta al extremo de reñirle: «Queda la sensación -decía- de que Dios también está en el viaje con nosotros». O Vincent van Gogh, el pintor de los bellísimos manchurrones amarillos: «Siempre he pensado que la mejor forma de conocer a Dios, es amando muchas cosas». Creo, Diario, que siempre que escribo la palabra amor, estoy sacando a Dios a relucir, sacándolo del anonimato (18:59:04).

lunes, 30 de enero de 2017

30 de enero de 2017. Lunes.
LA FILIGRANA

El ángel de la victoria, en Éfeso. Turquía. F: FotVi

-Perdió Nadal y ganó Javier Fernández. Pero Nadal ganó perdiendo, al igual que Javier ganó ganando. Ganaron el patinaje artístico y el tenis incesantes, deportes que surgen de la mente y acaban en el blandir de las manos y los pies. Y en la filigrana, u ornato. Tú coges hilos de oro y plata en el tenis o en el patinaje artístico, los entrelazas, los tejes, y nace la filigrana. Encajes de oro y plata es lo que vivimos ayer en el tenis y en el patinaje artístico, donde, cuando son eminentes, unas veces se gana y otras se pierde…, pero ganando. Ganan la laboriosidad y la sabiduría en ese hacer del deporte arte (o artesanía) del esfuerzo y la levitación. Ambos deportes son la orfebrería del trabajo y el saber. No hay nada más lírico e impactante que esa gota de sudor que, a cámara lenta, cae del tenista o el patinador cuando han finalizado un punto o una actuación. La gota va taladrando el vacío, despaciosamente, deletreando su caída, hasta dar con la solidez del suelo que la abre y dispersa. Y abierta la gota de sudor, se ven en su interior el sabor amargo y glorioso que lleva dentro, su valor de hecho consumado de la belleza humana, de la belleza inmarcesible. La mente y las manos, con trabajo, con gota de sudor cayendo, hacen esa filigrana (u ornato) que son el tenis y el patinaje artístico. Rafael Nadal y Javier Fernández, se gane o se pierda, son artesanos de lo bello y excelso del deporte, destilando gotas de sudor, que, como las de rocío, Diario, dan vida en la noche e iluminan la mañana (11:14:45).

sábado, 28 de enero de 2017

28 de enero de 2017. Sábado.
SIN PRISA

Viviendo el sol, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy, día soleado, me paro a pensar que cuando sale el sol lo hace para todos. Hermoso espectáculo el del sol alimentando de luz tanto a la gran montaña como a la pequeña y laboriosa hormiga, a la rosa como al espino que la defiende. Nadie se lamenta del trozo que le toca, pues lo colma todo. El sol es alegría, como lo es la lumbre o la vela, o la humilde presencia de la luciérnaga en la noche plena. Cuando crujen y acechan las cosas. La luz solo enfurece a los que son topos de la noche, sanguijuelas de la tierra. O cuando deslumbra, dañando la visión, y la conciencia, a veces. Como el hongo atómico, o un bosque en llamas. Porque, entonces, es incertidumbre, peligro, aviso de muerte. Nunca una cerilla encendida en la oscuridad causará temor, y más si andas perdido en la estrechez inmensa del bosque. Hoy celebro la novedad del sol; como dejó dicho Heráclito de Éfeso, el sol nuevo de cada día. Hoy, Diario, me dejo cubrir de sol, paseando contra la prisa (19:37:09).

viernes, 27 de enero de 2017

27 de enero de 2017. Viernes.
EL GRITO

Pensando, viñeta de El Roto. El País 

-Descubro a un nuevo escritor atroz, sañudo en las palabras, pero de corazón bondadoso y claro. Que, como las estrellas, va por la vida con luz propia. Denuncia evangélicamente, con libertad interior, sin ataduras, la realidad de esta sociedad confusa e injusta, petrificada en su complacencia, en su interés en no saber nada de lo que pasa al otro lado de sus particulares batallas. Lo llaman el poeta de la marginación, el poeta de los que van por el mundo deteniéndose, a lo sumo, para coger agua de una charca con la mano y seguir caminando. Y así abrir horizontes y conciencias. Su nombre es Erri de Luca y ha escrito estos versos: «Viva Jesús / que más o menos / fue el primero / en amenazar al rico y al rey». Jesús dio ejemplo a los que volaban sin alas, a los que ponían sus vidas en andar por los caminos sin mirar atrás, a los que, sin prisa, se detenían en la pobreza y la vivían, y por eso pudo decir: «Bienaventurados los pobres». Se atrevió con los ricos y el rey, con los escribas y sabios, con los fariseos y los que exhibían su carnet de santos; y se postró ante la pobreza, que elevó a la categoría de corona de su reino, su perla preciosa, el trono donde se sienta. No quería santos de santidad tranquila, quería justos que no fueran neutrales, sino belicosos sin más arma que la del amor. Si veía un leproso, lo abrazaba, y a las prostitutas las libraba de las piedras, y les señalaba el camino. Nunca dijo no al Padre, y murió dando un grito: el grito, Diario, de la humanidad que sufre, el de la gente que se agarra al grito para decir que aún vive, el que denuncia todo lo que esclaviza y poda vuelos; el grito, tan estentóreo y clamoroso, que rompe cadenas y abre esperanzas (19:22:36).

jueves, 26 de enero de 2017

26 de enero de 2017. Jueves.
EL LIMBO

Barca caída, en el Mar Menor, Lo Pagán. F: FotVi

-Ayer me caí. Al ir a celebrar misa me lie con el alba y di con mis huesos en el limbo. Me amontoné en mí mismo como un fardo tirado. Caerse es ponerse a un paso de la humillación, de la risa tonta y perversa de los otros. En este caso, mis compañeros se asustaron y corrieron en mi socorro. Tardé un poco en ponerme en pie. Hasta reponerme del pasmo primero. Yo no pedía socorro: me reía. Ves una pierna por aquí y la otra por allá, todo dislocado, y la cabeza, sin embargo, en alto, y te ríes. He salvado la cabeza, decía para mí. Me había dado con ella en la pared de enfrente, tan largo me proyecté. Después empecé a tirar de una pierna, y de la otra, de un brazo y del otro, y, mientras reía, me iba recomponiendo. Y reunido todo lo dispersado, con esfuerzo y ayudado por un compañero, me puse en pie. Me miraban con ojos asombrados, abiertos a la incredulidad. Seguramente se decían: con el barquinazo que se ha dado y no se ha hecho nada. Nada, Diario, es un decir: un frívolo rasguño en la mano, solo eso. ¿He de darle gracias a Dios? (19:47:46).

miércoles, 25 de enero de 2017

25 de enero de 2017. Miércoles.
DESLUMBRAMIENTO

Mar plano, en Torre de la Horadada. F: Fotvi

-He viajado a la costa y he visto el mar. Y no podía creer que este mar tan pacífico hoy, tan echado en sí mismo, tan liso, hubiera podido hacer tanto daño en costas y playas estos últimos días de fiereza y saña, de corazón suelto y desatado. El mar, cuando se crispa, es irreconocible incluso para sí mismo. ¿O sí se conoce? ¿Se conoce y por eso avisa? Después de la tormenta, de los cristales rotos, avisa, echándose tendido, inmóvil, al sofá de su dormitar. Le están robando tantas costas al mar, que en días de cuchillos largos, se amontona y se echa a rescatar lo suyo. Y se mete en casa del vecino que osó robarle la parcela donde construyó su ensoñación, su palacete. Desde aquí -se dice el mar- no verás más salir el sol. Y de un golpe, con olas de ocho metros, destroza lo que halla a su paso y que considera suyo. Y luego se tiende perezoso y paladea, riéndose, su procacidad. Qué hermoso lo que dice Antonio Machado, poeta de la belleza cadenciosa y lúcida: «Descubrí el secreto del mar, meditando sobre una gota de rocío». Mirar una gota de rocío, envolverla con la atención del poeta y el científico, escrutar su interior, hecho de pequeñas maravillas, de mundos que ruedan como olas, detenerte en su pequeñez y deleitarte. En lo pequeño, Diario, se te aparece lo grande, como Dios en la luz de una brizna de trigo o en el gran enjambre ensordecedor de los cielos, donde todo habla, donde todo es luz. Deslumbramiento (19:47:40).

domingo, 22 de enero de 2017

22 de enero de 2017. Domingo.
ALAS

Viviendo en invierno, en Murcia. F: FotVi

-Hoy, día de mi onomástica, contemplo un porvenir oscurecido, inquietante, y sin embargo, luce el sol. En la costa, me han dicho que llueve y golpea el viento. No siempre el mundo se mueve a gusto de todos: unas veces chirría y otras hace equilibrios sobre la cuerda floja. Una vez es pavor y otra ala, o cielo que se posa en la tierra como pájaro o calamidad. La vida -el mundo- están hechos para la risa y la tragedia, y, según te pille en uno u otro lugar, te ves feliz o desgraciado. En el mundo hay acontecimientos raros, dóciles, antipáticos, virtuosos, imbéciles, que puedes pasar de ellos o no, y te esclavizan. Son tiempos de contradicciones: en una mentira quieren hacernos pasar una verdad, y al contrario, en una verdad, hasta que llegas a su raíz, se acumulan dudas y vuelcos, y puedes entrar en la mentira. O respirar hondo en la verdad. Se trata de experimentar, de ver, de tocar, de aletear en la misma dimensión de la verdad y la mentira, y, luego, inclinarte hacia una u otra, sin ataduras, libre. Con alas poderosas. Porque como dijo con profundidad de zahorí, con voz de profecía, la poeta norteamericana Emily Dickinson: «El agua se aprende por la sed». Y, por esta misma razón, la vida, Diario, se sabe viviéndola, gustándola, y no dejándola escapar bajo ningún prejuicio o miedo, haciéndola sed y vuelo, sin límite (19:04:56

viernes, 20 de enero de 2017

20 de enero de 2017. Viernes.
EL UNO Y EL OTRO

¿Tiembla la paloma de la paz?, en Washington. ABC

-Sigue el frío, y sigue mordiendo. Aunque un poco menos: el sol, como lanza que palpa por dónde abrirse hueco en el cielo, intenta dejarse ver. Y, al fin, enseña su ascua cálida por entre las nubes. Con melancolía, pero se deja ver. Y se ve débil, atrofiado, inerme. Apenas da calor. Lo que sí dan calor -y frío- son otros asuntos de la vida cotidiana; ejemplo: la toma de posesión como presidente de los Estados Unidos de América de Donald Trump y el abandono de la Casa Blanca de Barack Obama. Aquél llega odiado y apenas querido, y el que se va, como el geiser que se apaga por falta de presión y combustible. Trump llega precedido de achaques y vómitos, da miedo, y Obama, que surgió como un cristo anunciado por las estrellas (Nobel de la Paz), se va con la realidad entre las piernas, con el sabor agridulce de no saber si ha vencido o ha sido derrotado. O aquello otro de la botella medio llena o medio vacía. Se va uno y llega otro. De momento, ambos han rezado: ¿Devotamente o por exigencias del guion? Veremos, Diario, si Dios -cuando sea invocado- se hace el distraído o, por el contrario, echa una mano a la conducción del mundo, que falta le va a hacer (19:16:59).

jueves, 19 de enero de 2017

19 de enero de 2017. Jueves.
COSAS QUE JAMÁS SON ESTRIDENTES

Oyendo nevar, en Murcia. F: FotVi

-Tras la nieve, cae una lluvia tenaz y abundante, feliz. El termómetro vive sus días de más bajo volumen en Murcia: dos grados sobre cero. Ayer estábamos a cero grados, y sin lobos que aullaran. Hoy solo se oye la música de la lluvia, a lo lejos. A la altura que yo vivo (piso 8º), no se oyen -y si prestas el oído- más que cosas que jamás son estridentes, como el silencio de Dios o el clamor de las estrellas, o, en todo caso, el roce del tiempo en mi vida, que la va erosionando. (¡Se oye el tiempo!). Cuenta Amos Oz en su novela Tocar el agua, tocar el viento, que el viejo profesor Zaicek, movilizando reservas ocultas de energía, se levantaba del sillón «y se paseaba por la alfombra con pasos de porcelana». Es lo que toca a la vejez: pasear, andar, caminar con medidos pasos de porcelana; es decir, sin ruidos, sin estridencias, sin causar molestias. El viejo profesor Zaicek, polaco, que entendía de San Agustín y de Friedrich Nietzsche, se chamuscaba sin embargo las puntas de la barba cuando alimentaba las llamas en la chimenea. Ser viejo y asumirlo, Diario, pero con el espíritu y la mente libres, y evitando que se te chamusque la barba cuando vayas a animar el fuego en la chimenea (19:48:06).

miércoles, 18 de enero de 2017

18 de enero de 2017. Miércoles.
INCERTIDUMBRE GRIS

Nieve en  mi balcón, en Murcia. F: FotVi

-Se está cerrando el cielo con un toldo de ceniza. Murcia se está cubriendo de una incertidumbre gris. ¿Nevará, no nevará? Mientras, el frío toma la calle y desplaza a las personas, que -solitarias- caminan cobijándose en sí mismas. Como si fueran fetos asustados. Todo es calma, y sólo algún perro errante olisquea todo lo que halla a su paso: como los primeros copos de nieve que han empezado a caer. A las 11 y cuarto, nieva en Murcia, es como si enmudeciera (o hablara) el frío. Cada vez es más intensa la nevada, y el silencio se escucha más. Las nevadas no necesitan más que el silencio para oírse; luego queda el blanco, que es el silencio escrito de la nevada en la pizarra de las cosas. Con su caligrafía prodigiosa. Ya empieza a cuajar la nieve en la reja de mi balcón, y empiezo a leer su significado; se lamenta: «¡Pobres, pobres! », y sigue inverosímilmente ágil para subirse a los árboles y quedar allí sin caerse. En los árboles, donde sí ha arraigado la nieve, como una bella flor de invierno. Soñadora. Y tan libre, que si sacudes la rama, se desprende y vuela. Como las hojas en otoño; como lo que es levedad, pensamiento, y no gravitación. No nevaba por estas tierras desde 1983, un haz de años ya: tal, que solo recuerdo que me desperté y miré por la ventana, en Javalí, y vi el cielo caído en los tejados, como la lana de un gran cordero blanco allí desparramada. Luego jugamos, Diario, a hacer muñecos, y a la batalla feliz de luchar con nieve, y reír, y no pensar, y salir ilesos de esta gesta de volver a la niñez, sin heridas (19:42:04).

lunes, 16 de enero de 2017

16 de enero de 2017. Lunes.
VALLAS DE ESPINO

El fuego consuela, en Zaatari, Jordania. F: Google

-Ayer se celebró la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, 65 millones de Desplazados nos contemplan. Y el doble de ojos aterrados, también nos contemplan. Miran a su alrededor y no comprenden. En general, vallas de espino, y, al otro lado de estas vallas, hostilidad. O indiferencia, que alarga más las distancias. Y de entre esas miradas, la mitad son miradas de niños, que ateridos de frío -cercados por la nieve- miran sin entender. Un silencio asombrado abre sus ojos que preguntan, sin que nadie les da una respuesta; los ojos hablan, pero al otro lado de la mirada no hay más que una máquina de periodista que los fotografía. Y la nieve, que cae sin parecer caer, volátil, diversa, se instala en el paisaje como una gran sábana helada. Y todos quedan al desabrigo de la sábana de hielo, con altas fogatas que crepitan bajo las manos extendidas de los que intenta un poco de calor, un poco de compañía. El fuego acompaña y consuela, y dice cosas en sus lenguas de euforia: ánimo, dice, calienta tus manos y tu espíritu, no te abandones a la inercia de morir, no te dejes vencer por la desesperanza. Y ahí se alían manos, miradas, palabras, sobre el fuego que crepita, enfrentándose unidas a un futuro incierto, con niños y mujeres que salvar, con conciencias que dignificar. El futuro nunca está escrito, lo vamos haciendo día a día las personas, con sufrimiento y barro, con ensoñaciones y palomas. En la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, Diario, no está mal recordar que 65 millones de Desplazados nos miran, y, tras las vallas y el fuego, y el hielo, ponen sus ojos en Occidente, y nos piden una oportunidad, piden que les dejemos hacer algo por nosotros, piden que les demos la ocasión de decirnos que nos agradecen que les hayamos ayudado, y nos miran con expectación (10:52:03).

sábado, 14 de enero de 2017

14 de enero de 2017. Sábado.
¿QUÉ ES DE TI?

Posible portada, de un posible libro. F: FotVi 

-Posible título de un libro: Diálogo entre palabras. ¿Hablan las palabras entre ellas? ¿Sabe cada palabra el significado de la otra? ¿Conocen, cuando se dicen, a qué se refiere el que las dice? ¿O son meros sonidos que circulan por la boca como un viento entre las ramas de la acacia, sin saber de qué va o qué fibra del corazón tocan? ¿Tienen alma las palabras? ¿Y corazón? ¿Laten con latidos oíbles? ¿O sólo suenan como el chasquido de una rama al quebrarse? ¿Sienten frío las palabras? ¿Se hielan en la boca del indigente que muere, en una noche helada, bajo la puerta abovedada de una catedral? ¿Cómo se muere una palabra en la boca de un indigente que muere así? ¿Qué terror queda en el aire? ¿Qué golpe de orfandad? ¿Qué luz se cierra, qué relámpago se apaga? ¿Qué dirá guerra a la palabra guerra, a su terrible significado, a sus contenidos de muerte? ¿Y qué fríos sentirá la muerte al oírse decir muerte, o fin, o niñez cortada como un retoño de vida? Cortar una vida, ¿cómo suena a su contraria dar una vida? ¿Se oyen, se escuchan las palabras? ¿Se aterra de sus carencias el verbo cortar al oír el verbo dar? ¿Dar vida, alegrías, poner horizontes inesperados ante los ojos, cabalgar sobre fantasías? ¿Qué es de la palabra paz en el hervor de la guerra? ¿Y qué es de ti, Diario, en este bosque apócrifo en el que vives y donde las palabras ríen, lloran, piensan, dicen, se angustian, callan, se oyen, y hasta, alguna vez -¡Jesús!-, estornudan? ¿Qué es de ti? ¿Qué sientes cuando te digo, cuando no te digo, cuando me callo y te dejo en tu soledad? ¿Qué sientes, Diario, tú, que estás hecho de palabras? (11:54:30).

jueves, 12 de enero de 2017

12 de enero de 2017. Jueves.
QUEDA EL HUMO

Llanto de político, en Chicago. EUA. YouTube

-Se va el dios y queda lo humano. O queda el humo casi deífico (o así lo parecía) de su paso por el poder. Incienso que se desvanece, melodía final de un concierto de fantasía. Vino como mesías y se va como un hombre que llora; así es el paso de toda persona por la historia. «Sic transit gloria mundi», o así pasa el slogan voluntarioso y revolucionario de alguien que arribó a la historia como redentor y se va con la pretensión de ser recordado por un haz de pequeñas cosas: por haber roto el tabú de la negritud en el poder y algunas grandilocuentes frases, como «la democracia está amenazada», o «seamos vigilantes, pero no miedosos». O esta otra andanada retórica: «Las leyes no son suficientes, lo que debe cambiar son los corazones». Cambiar los corazones, ¿con qué método y hacia dónde? No lo dice, sólo nos pone a pensar. Son los suyos, como se ve, deseos no cumplidos, esperanzas frustradas. Ezequiel el profeta habló de cambiar el corazón de piedra del pueblo hebreo por un corazón de carne, pero infundiéndoles «un espíritu nuevo» o «soplo de Dios, que crea y anima a los seres». Entonces echaban mano del «soplo» de Dios, de su aliento; respiraba el profeta y hacía renacer al que escuchaba; es decir, tenían sentido las palabras del profeta y producían su efecto en el creyente. Ahora todo se confía a la buena marcha de la economía, a las decisiones de los más poderosos, a las rachas de popularidad del político más osado. Zygmunt Bauman, filósofo que detectó, por lo inconsistentes que son las cosas en el lenguaje y en los hechos, lo que él llama la «modernidad líquida», dijo: «Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho». O sea, el estable aliento de Dios en la sociedad, sea pasada o actual, y que, huérfana de sí misma (ahora y entonces), carece de referencias trascendentes, de luces, Diario, con que iluminarse, de estrellas a las que soñar ir, de dudas y certezas fiables para emprender el camino, o la de ilusionarse (11:51:54).