1 de marzo de 2021. Lunes.
SALIR DEL BARRO
SALIR DEL BARRO
-Esta noche ha llovido barro sobre la ciudad. Barro, que se puede
interpretar o como el recuerdo de aquello de lo que estamos hechos: polvo,
ceniza, y un hermoso centelleo del espíritu, o como referencia a la polución espiritual
en la que vive instalada nuestra sociedad, con mucho desierto y poco agua
–bautismo– que la redima. Veo a la sociedad paralizada, con síntomas muy graves
de desorientación, abatida, como lleno de huesos zafios su engranaje. Pero yo
os invito a salir del barro y nadar en aguas claras, aguas de bendición, donde
abunden los reflejos y el paisaje, donde Dios se diga, y hable. Dejemos
que el pesimismo se consuma en sus lamentos. Llamemos al cristal, alborozado,
de la esperanza, y constatemos que si llueve barro es que con él hay agua que transporta el aire. Es como llevar en una maceta la tierra y el agua que ha de hacer
florecer a la semilla, también llevada y traída por el aire, o por la abeja, o por
el pico del colibrí. Decía el poeta y escritor John Updicke: «La lluvia es
gracia, es el cielo que desciende a la tierra», y con barro, añado yo, para hacer
posible la vida, que es limo humedecido y un poco de cielo que lo anima todo.
Ya llevamos usados dos meses del 2021, usados y casi tirados, y han dejado paso a un
marzo que ha entrado con agua y barro, y viento. Yo doy gracias a Dios, Diario,
por haber permitido contemplar esta poesía de los tres elementos que me
permiten vivir, soñar y amar, y ver pasar además los días, como mínimos átomos de
tiempo que se explayaran más allá de mi fragilidad y se hiciesen eternidad,
plenitud, digamos Dios (13:09:34).