30 de agosto de 2021. Lunes.
POEMA ENTORNO AL MAR MENOR
POEMA ENTORNO AL MAR MENOR
-Y las manos se rebelaron y se hicieron cadena reivindicativa, plegaria
ecológica. Ayer. No había clamor, pero se oían los silencios de los de miles de
manos anudadas alrededor de una laguna salada que están dejando morir. Ante
nuestros ojos. Toneladas de peces y moluscos, con ojos de pasmo vidrioso
expirando, han sido la señal de alarma que ha sonado en la conciencia de tantas
personas de bien. Todo el mundo clama, todo el mundo grita, pero –desgracia
maldita–, los políticos se inhiben. Hacen discursos vacíos, engañosos, sin
soluciones que oxigenen las aguas infectas, enfermas, del Mar Menor. Hoy
podríamos decir aquello de «entre todos lo mataron, y él solo se murió». Las
ramblas, los acuíferos, la agricultura, el turismo, todo es causa, o cuchillo
demoledor del cansancio de muerte que agota las aguas de esta bello y sereno estanque.
Yo, con otras personas, lloro, pero nuestras lágrimas no son suficientes para
llenar de paz y vida estas aguas podridas, cansadas; que, en tiempos, fueron
silencio azul, pradera de peces, lugar de encuentro de aves exóticas, llegadas
desde los ensueños –países– más lejanos. Yo, Diario, desde mi retiro, me sumo a
esos versos –poema –de manos unidas, enlazadas, amantes, en torno al Mar Menor,
que piden –quizá oración laica, pero oración– una laguna blanca, limpia, viva, pródiga.
Rebosante de peces y de aves. Para poder decir con el cantautor, irlandés,
George Ivan Morrison: «Huele el mar, y siente el cielo» (11:49:42).