17 de febrero de 2021. Miércoles.
PIEDRAS ILUMINADAS
PIEDRAS ILUMINADAS
-Ha llegado ese camino de piedras iluminadas, de renuncias, que es la
cuaresma. Tiempo de ayuno, de penitencia, de limosna, pero, ante todo, de amor.
El amor es la realidad en la que Dios se hace presente en la tertulia
evangélica de la pobreza y de la humildad de cada día. El amor es la puerta de toda
revelación, que dice: «Ama al pobre, y te verás rico». En la pobreza, empieza
el viaje de regreso del hijo Pródigo a la casa del Padre. «Me levantaré», dice
el Hijo, y de la pobreza en la que vive, vuelve al abrazo del Padre. A la
hermosa riqueza que perdió. En el abrazo se juntan el rostro del Padre con el
rostro del hijo, y con sus lágrimas, y se ilumina todo. Cuando el pecador se
encuentra consigo mismo, con su escoria, con su caída, es cuando siente la
necesidad de volver al Padre, que abrazará su ruina, y entonces se sentirá «ruina
y perdón enamorados». Y, en Cristo, ceniza crucificada, y redimida. El Papa Francisco
ha preguntado: «¿Me siento a gusto con mis hipocresías, o lucho por liberar el
corazón de la doblez y la falsedad que me encadenan?» Celebrar la ceniza, ha dicho
el Papa, «es un abajamiento humilde en mi interior y hacia los demás». La
Cuaresma, Diario, es tiempo de humildad, por la que se llega al amor al
prójimo; prójimo en el que se hace luz y tacto, «y beso sin Judas», el amor de Dios
(12:55:42).