19 de febrero de 2021. Viernes.
OXÍGENO SUFICIENTE
OXÍGENO SUFICIENTE
-Rezo y la paz viene a mis labios: los alivia de cualquier palabra que
pueda herir o desafiar, de cualquier atrocidad lingüística beligerante u
obscena. Rezar limpia, oxigena el corazón y la boca; el corazón, donde nacen
los deseos que han de hacerse lenguaje y expresión, voz, en los labios. Si el
corazón es un basurero, en la boca se oirán los chillidos de las ratas. Si el
corazón es un trigal, en la boca se escuchará el canto de las aves y el rumor
de la brisa sobre las espigas, que se inclinan de bondad, y de cosecha. Rezando
se me van todos los humos y los rencores del corazón, y llegan a la boca con
oxígeno suficiente para respirar, durante el día, limpieza y verdad, y piedad. Y
entre tanto, la política sigue con su danza macabra de verborrea, y sus señales
de tráfico demasiadas veces equivocadas, y las palabras mordiendo miseria en boca de tantos –la
mayoría sin oficio y con beneficio– que dicen dirigir, no se sabe hacia dónde,
nuestros destinos. Y andamos perdidos. He leído: «La clave del liderazgo en
política es encontrar una muchedumbre que vaya a alguna parte y ponerse delante».
Y yo me pregunto: «¿Es así, Señor?». Y dudo. Tras ver a Jesús morir por
defender el evangelio, el de las bienaventuranzas, el del amor crucificado, el
del perdón, no creo que haya líderes que solo se dejan llevar, sin arrastrar
ellos. ¿O, si? Y sigo rezando, y doy gracias por haber dado con el líder
perfecto, el que va delante como guía, sin desfallecer, el que salva, el que
dice al paralítico: «¡Anda!», y camina, y a Lázaro: «¡Vive!», y renace. A Éste
creo y rezo, Diario, para poder vivir oyendo: «¡Ama!», a quien ha amado tanto, hasta la muerte; y así seguir sus pasos hacia el Amor decisivo y torrencial,
definitivo (18:11:16).