POR LA PAZ
-Todos los días me uno, con la Iglesia, a la oración del Papa por la paz. El primer don de la resurrección fue la paz; luego, se nos dio al Espíritu Santo y la misión de predicar por el mundo el evangelio. Jesús, mostrando las llagas en manos, pies y costado, y perforando la materia con su cuerpo glorioso («entró estando los discípulos con las puertas cerradas»), les dijo: «Paz a vosotros», y lo repitió dos veces. Dos veces la paz, y una el Espíritu; sin duda porque la paz es el camino del Espíritu; pero un camino de ida y otro de vuelta. El Espíritu trae la paz y vuelve llevándose nuestra paz a su lugar trinitario. No es verdad que para que haya paz sea preciso prepararse para la guerra. Esa es una frase felona, infame, de mercaderes sin escrúpulos. En Occidente ya no hay otro espíritu que el del mercader o materialista. En la guerra (en general), no se mira la paz, sino el negocio. Se negocian vidas por dólares, euros o libras; es decir, con la nueva moneda con la que Judas vende actualmente al Cristo huido y sin patria, humillado. Ucrania llora y los señores de la guerra ríen, sus cuentas corrientes engordan. No a la guerra, Diario, y sí a la paz, la que libera al hombre de su animalidad, y lo hace conciencia, razón, sabiduría (18:04:14).