3 de septiembre de 2022. Sábado.
EL MAR ES POEMA
EL MAR ES POEMA
-Ido agosto, llegó la desbandada. Y con la desbandada, la paz, con algún
que otro pájaro cantor y el mar, que puede contemplarse otra vez escenario de
odiseas y lienzo donde pintar olas y gaviotas. Es decir, un mar liberado, sin
el acoso del bañista y la pompa de la sombrilla. En la arena de la playa ya hay
menos gritos y cuerpos al sol y más incursiones de la lengua del mar hablando
con la arena, diciéndole cosas que sólo el mar y la arena entienden; ya se oye
más el lenguaje de las aguas y menos el de los bañistas, que no respetan el
trasiego de sus versos, el silencio de sus emociones abismales, que afloran con
la espuma. El mar es pacífico, salvo cuando lo vuelven loco los vientos que lo
sacan de sus quicios y lo hacen bramido y guerra, fauces. Entonces se enrosca,
se arquea, pero conservando las formas; nunca se hace arista, sino redondez de
naranja o curvatura de hembra abundante. Solo en la roca se encoleriza. Sin
embargo, la mole enorme del mar jadea en la playa y en ella se diluye con la
humildad de un dios enamorado. Vestido de alga, deja de ser ola y se hace
lamida, roce de lengua, dedos que palpan, caricia ciega. Ciegos, el mar y la
playa sólo se tocan; y sin verse, se contemplan amantes. Eso, sí, sólo un
instante, porque como significó el poeta, «su movimiento es su forma» y su
vida de sal y peces, y su habla. Junto al mar, Diario, es lo más cerca que he estado nunca
de Dios, por su inmensidad, por el misterio de su lenguaje, y como dijo Walt
Whitman, poeta, «por ser un milagro continuo» (11:54:00).
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