miércoles, 24 de agosto de 2022

24 de agosto de 2022. Miércoles.
IDILIO

Como la rosa, crece el texto que escribes. Torre de la Horadada. 

-Es verdad que escribir todos los días cansa mucho, pero divierte más. Una letra, otra letra, una palabra, otra, un texto… Es divertido, a pesar del esfuerzo. A veces, el blanco de la página es como la montaña que el alpinista contempla antes de lanzarse a su conquista. Es el enfrentamiento pacífico entre la pared casi vertical de la roca y la voluntad del escalador. Dos fuerzas, dos desafíos. El escalador mira y la montaña le devuelve su grandeza, desafiándolo. El escalador dice: «¡Puedo!»; y la montaña le estimula: «¡Inténtalo!» Una especie de invitación a un enamoramiento, a un idilio. Algo así es el escribir. La página en blanco te mira y te dice: «¿Por qué no lo intentas?» Y voy y lo intento, y me sale esto que estás leyendo, quizá sin valor, pero con la grandeza del esfuerzo y la constancia ahí brillando. Me pongo e intento escalar la blancura de la página y me veo agarrado a ella, procurando salvarme en ella, ascendiendo, dejando algo de mi vida en su blancura, que ya no es tan blanca, porque mi vida quizá la haya llenado de tachaduras, de dudas, de contradicciones, de sueños, es decir, de vida. Es bella una página en blanco, Diario; pero lo es más si es portadora de un poema: «Vivo sin vivir en mí / y de tal manera espero / que muero por que no muero» (Santa Teresa de Jesús); o de un: «¡Creo…!», acto de fe, en el que Dios se siente aludido, y, mientras escribo, me sé bendecido, y amado, como un hijo (17:51:38).

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