7 de septiembre de 2022. Miércoles.
SEDUCIR EL FUTURO
SEDUCIR EL FUTURO
-Adelantarse a su tiempo, es clavar los pies en el hoy poniendo la
mirada y las manos en la obra a realizar el mañana. Sin dejar el hoy, se
toca –más con los sueños– el mañana. El hoy se vive y el mañana se sueña. La
utopía no es más que un salto en el vacío del mañana: un vacío que llenar. Hoy
hago la siembra, y quien la siega y la hace gavilla es la utopía. Y, cuando
siegue, la utopía estará en la próxima siembra. Utopía es vivir el presente y
seducir el futuro, con expectativas nuevas. En la historia del arte, el
presente es –ejemplo– la solidez de la catedral románica; y el futuro, el vuelo
de las piedras góticas, su ascensión de aleluya sin fin. Solidez, y piedras que
vuelan. Y esto sucede en la Edad Media, el tiempo denostado. Pues algo así
sucede con Josué, que ya en su tiempo (s. VI a. C.), se adelanta y pone un pie
en el futuro, consolidando el presente. Se trata de un relato de fe y de
libertad. La fe no se impone; la fe se ofrece. Josué reúne a todas las tribus
del pueblo de Israel y les propone o seguir a Yahveh, el Señor, que les ha
sacado de Egipto y les ha protegido hasta alcanzar la tierra prometida o a los
dioses de los amorreos, el pueblo donde ahora viven. Él, antes, da su testimonio:
«Yo y mi familia serviremos a Yahveh», y deja que hable el pueblo. El pueblo
recuerda, dialoga, trae a colación, se da a sí mismo razones: «Yahveh nos hizo
subir de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre y, delante de nuestros
ojos, obró grandes señales». Es decir, valora, por encima de otras cosas, la
libertad, y entrega su fe al Dios de sus padres, a Yahveh. Libertad de
elección. Josué y su pueblo, Israel, se adelantaban así a su tiempo y
ahí siguen: desde sus raíces, Diario, soñando siempre el futuro (12:24:48).
No hay comentarios:
Publicar un comentario