miércoles, 22 de junio de 2016

22 de junio de 2016. Miércoles.
EL ÁRTICO ATERIDO

En concierto, pidiendo la protección del Ártico.

-Se me llenan los ojos de luz y de música, entre la nieve. La nieve, en sí misma, ya es música, acordes blancos, ritmos enloquecidos de misterio, caída sosegada de lo limpio en el atrio de la belleza. Ludovico Einaudi toca para el silencio el Elegy for the Artic (Elegía por el Ártico), mientras un mundo de fragilidad se viene abajo tras él. Suena el piano y la fragilidad se rompe, como una vidriera de iglesia gótica. Y, con la fragilidad -la nieve acumulada, o glaciares eternos-, se rompe el mundo. Este mundo nuestro donde vivimos, donde nos acostamos y levantamos con sueños, donde, generación tras generación, vamos dejando atrás nuestras huellas. Huellas de amor o huellas de perdición; huellas, en todo caso, que hacen la vida del mundo, la estructuran, la concretan. Esta vida, que consiste, al fin, en dejar algo tras de ti. Aunque sea un verso, un árbol, o un hijo; algo hermoso. Aunque también haya quien deje un montón de cólera u odio, como quien deja una señal de pus y estiércol. Son los que no oyen la luz ni ven la música; los sordos de luz y ciegos de música. Oír a Ludovico Einaudi tocar el piano en la desolación portentosa del Ártico, es un ejemplo de cómo un ángel blanco puede sobrevolar sobre el mundo y hacerlo habitable, o, al menos, menos agresivo. La paz, Diario, nace del piano de Ludovico Einaudi, como el silencio en esta soledad tan inmensa del Ártico aterido (12:03:11).

lunes, 20 de junio de 2016

20 de junio de 2016. Lunes.
PORQUE SUEÑAN

Porque sueñan, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Vuelto a casa, y me encuentro con un libro a medio leer -Historia de la pintura en Italia, de Stendhal- y la noticia política de que en España no va a haber quien gobierne. En Canarias, me he olvidado de esto último, y me ha ido bien. O eso creo. Ahora, cojo el libro, y me pongo a meditar sobre la fluidez pictórica en Florencia y en otros lugares de aquella Italia iluminada por el renacimiento de las artes y de las letras, como un milagro de la pasión y el dinero, y de la sensibilidad mediterránea. Cojo este libro y me meto en aquel mundo de zozobra y deslumbramiento, de luz y ansia desbordadas, de amor por lo excelso. Y me conmueve. Y vuelvo a lo cotidiano, y me doy de lleno con la noticia de que hay 65 millones de desplazados en el mundo. Las guerras, el hambre, la persecución; son las causas de esos desplazamientos, de esas mareas de seres que buscan un mundo mejor, una oportunidad en sus vidas. Y se encuentran parados, detenidos por inconfesables miserias humanas, sin un sitio donde ir. Estacionados, sólo los niños son capaces de reír, de jugar; sus padres sólo sueñan con salir de esos infiernos que los retienen allí desnaturalizados, hechos piltrafas, sin serlo. Porque sueñan, son hombres todavía que pueden revivir, y lo harán, Diario, si les dejan (20:41:55).

domingo, 19 de junio de 2016

19 de junio de 2016. Domingo.
CAVILAR

Fuerteventura y Lanzarote, en Archipiélago de Canarias. F: FotVi

-Ya en casa, como un caminante que, de pronto, se para a pensar. De Canarias a Alicante, y de éste, a casa. Y en casa, la reflexión. Es un salto maravilloso, desde Alicante a Canarias y desde Canarias a Alicante. 4.400 kilómetros, más o menos. Con un caramelo dentro: ver, y estar, y sentir a Candela, y a la pequeña familia que allí vive, dando y recibiendo, aportando luz y sabiduría a aquella tierra que le devuelve a su vez luz y sabiduría, y paz. Ya en casa, Diario, me pongo a cavilar (21:02:46).

jueves, 16 de junio de 2016



16 de junio de 2016. Jueves.
BARBARIE
 
Oscuridad, en el jardín. F: FotVi

-Ayer, en Las Palmas de Gran Canaria, hizo frío; un frío molesto, cansino, casi cariacontecido. Sabía que no debía estar donde estaba. Era un frío apenado, contrito. Sin embargo, había gente en la playa. Y se divertía tomando el frío. Se puede divertir alguien o tomando el frío o tomando un canapé; pero no en la playa, duele. El frío se toma en casa ante una gran fogata o ante un canapé, pero no en la playa donde da qué hablar. Entretanto, ahí están con el Brexit los ingleses y la policía con el acto sacrílego en la Universidad Autónoma de Madrid. Los Brexit quieren salirse de Europa; los sacrílegos quieren echar de la Universidad a los que dicen creer. ¿Y por qué? Está bien que alguien se vaya de un sitio porque quiere; la libertad es eso: estoy donde quiero y como quiero, me largo de aquí o quedo allí. ¿Pero echar a alguien de un sitio donde está, incluso sin hacer ruido? No lo entiendo. A no ser que se trate de un odio que se mastica y se come desde la incultura, o desde la barbarie. Y en la Universidad. Ante este hecho, una viñeta. Definitoria. Debajo de unas cruces, la leyenda «Educación laica, aborto libre…»; y dos ratitas se dicen: «Es curioso. Si miras con detenimiento la pared, lo único que hay es un vía crucis». Eso es, Diario, un vía crucis (20:44:28).

miércoles, 15 de junio de 2016

13 de junio de 2016. Lunes.
ADHESIVO
-Ya, en Las Palmas de Gran Canaria, como un ave grande que se hubiera posado en ella. Salida de Alicante y, tras cabalgar por los aires dos horas y media, me poso en Las Palmas. Fresquito. Cojo la maleta y me esperan Paqui y Candela. Isra está en otra isla: Lanzarote; en su trabajo. Candela me abraza y permanece así largo rato, como si la hubieran fundido conmigo. Un ejemplo perfecto, Diario, de cómo coger un sello y pegarlo sin otra saliva que el afecto, es un adhesivo que pega más que cualquier otro pegamento (20:21:45).


14 de junio de 2016. Martes.
UN ÁNGEL

Dispuesta a echar a volar, en el jardín.  F: FotVi

-Me despierta Candela, con susto incluido. No siempre puede despertar alguien con un ángel a su lado. Como la cama queda un poco baja, me ayuda a levantarme. Es un ángel sin alas, pero festivo; ya está vestida para ir al colegio. Es, Diario, un ángel que va al colegio (10:42:54).

viernes, 10 de junio de 2016

10 de junio de 2016. Viernes.
VIAJAR

Sirena, en playa de Las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria. F: FotVi

-Viajo. Necesito viajar. Necesito ver, tocar, sentir otras cosas. No es que me cansen las que tengo a mano; pero necesito salir de mí e irme con mi música a otra parte, a buscar otras músicas, otros acordes. Mañana volaré desde Alicante a Las Palmas de Gran Canaria; es decir, dejaré un mar y tomaré otro. Dejado el Mediterráneo, me plantaré en el Atlántico. Y lo sobrevolaré, como un albatros poderoso. Antes de tomar tierra (es bella la expresión, tomar tierra, hacerte con aquello que vas a visitar, casi gustarlo tocándolo, comulgarlo), antes de tomar tierra, se ven desde arriba Lanzarote y Fuerteventura, como dos cachalotes inmensos, entre nubes. Antes están la Graciosa y Montaña Clara, y más arriba aún, Isla Alegranza, y ya, desde allí, se pierde el mar, tan extenso, hacia América. Pero ése es otro sueño. Mañana, Diario, volaré a Las Palmas, donde Candela, el sueño que podré tocar y besar, y, como un escultor, darle forma y esperar que consiga decirme dónde nos vamos a esconder para que nadie (¡nadie!) nos logre encontrar (21:27:28).

jueves, 9 de junio de 2016

9 de junio de 2016. Jueves.
TAN HERMOSA

Celebración de lo humilde, en el jardín. F: FotVi

-Hoy es el día de mi patria, la chica, la de aquí al lado, la que ando y toco, y amo, sin complejos de grandeza. Amar sin complejos, es hacerlo desde la naturalidad, sin excesos de luz y sonido, sin fuegos extraños de artificio. Lo natural, como comer un melocotón, es lo que se saborea tomado del árbol y a la boca, con su gota de miel en el extremo sur del fruto, y gustando el gusto, sorbiéndolo, pero sin pasarte ante los otros comensales. Es de mal gusto -y de nula educación- dejar que se oiga el sorbo. Sorber, pero en silencio. El silencio siempre predice meditación, deleite interior, cosecha íntima, habla al alma. Que es lugar donde más y mejor se gusta el gusto. No en la boca, sino en la mente, es donde se cata con deleite el gusto. Yo soy patriota de mi patria chica, que cabe en todas partes: cabe en España y sus alrededores, y no como las patrias grandes (o aquellas que se creen inmensas y distintas, excluyentes) que no caben más que en ellas mismas. ¿Dónde meter a Norteamérica o a Australia -es un ejemplo-, sino dentro de sí mismas? En Murcia, te haces un «selfie» y sale tras de ti toda ella, como un aluvión de mar, tierra y aire, bellísimo. Hoy, día de mi patria chica, Diario, celebro amar lo pequeño y lo grande del mundo en ella, tan hermosa (20:18:30).

miércoles, 8 de junio de 2016

8 de junio de 2016. Miércoles.
ESTAR SIN SER

Muerte, en Frankfurt. F: FotVi

-De niño no sabes lo que es la muerte, pasas de largo junto a ella, o ella de largo junto a ti. De niño sabes que hay gente que muere, la ves, y luego, no, y es, te dicen, que ha muerto. De niño ves la muerte y no la reconoces, tan lejos te parece estar de ti. De niño, todo es niñez, hasta la misma muerte. La muerte, de niño, no piensa, se sube al hastial de la iglesia y desde allí saluda, y ríe, y hace aspavientos, y se mofa de los que andan por allá abajo, es insensata. De niño no sabes que la muerte te toca y caes, en su foso, y que miras y ves, y que te miran y no te ven. La muerte no ve, a pesar de sus grandes ojos, vacíos. De niño, mueres un poco cada día, en mil juegos, en mil sorpresas, en cada uno de los pasos que das sin saber que estás dando pasos hacia su encuentro. De niño, tú no sabes, pero ella sí sabe. Y menos mal que de niño tú no sabes y vives con la alegría de no saber, porque, si supieras, la vida sería un lamento largo y penoso. Triste. De niño, Diario, todo es inocencia; de ahí que, en la niñez, la vida sólo sea existir, y soñar, e inventar juegos, y aprender, para no caer en la tentación de morirse antes de tiempo y no estar, o estar sin ser, quizá (20:27:00).

lunes, 6 de junio de 2016

6 de junio de 2016. Lunes.
HASTÍO

Desgana de hoja, en el jardín. F: FotVi

-Ante lo que se nos avecina, se habla de hastío, como un bostezo supremo de impotencia urbana y social. Se avecinan discursos, manifestaciones, banderas, eslóganes, toda una parafernalia política de altercados de orden público, consentidos y aplaudidos por los fascinados, por los personal y egoístamente interesados; pero rechazados por los que no creemos en esta democracia de sólo la urna como remedio a los males de los políticos y no a los del pueblo. El día 26 de junio, elecciones. Una vez más; e iremos a votar con un desaliento imponente a cuestas. Con la desgana empujando la papeleta hacia el fondo de la urna. Papeletas entristecidas, abatidas, que caen como hojas en otoño, sin fe y sin la solemne convicción de que vayan a solucionar o salvar algo. Seis meses desde la última vez, y volvemos a las andadas, con el papel en la mano, a dejar nuestro cansancio y frustración en una urna. Frustrados porque sabemos -¿o quizá no?-, porque sabemos que nuestro papel dejado en la urna no va servir para nada, o, a lo sumo, para algo que no te guste. Hastío, Diario; es decir, fastidio, o tedio por algo que tú haces -con tu voto- y no puedes parar -con tu mismo voto- (20:52:56).

domingo, 5 de junio de 2016

5 de junio de 2016. Domingo.
CANTAR AZUL

Mar pacífica, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Domingo y sol; y el mirlo en la palmera, su territorio, cantando. Canta, se limpia un ala, luego la otra, y vuelve a cantar; y así alegra el mundo desde su canto inverosímil, azul, como el cielo al que lo lanza. Cantar azul, desde una palmera; es inspirador. Pero, de pronto, el canto azul del mirlo, se convierte en arena en una playa, al norte de Libia. Cadáveres desparramados por el espacio desértico de la playa, cementerio improvisado que lame el mar. Es el resultado de una guerra: la de la voluntad de ser, de estar, la de la búsqueda de la libertad y la prosperidad, y la del mar, que, sin sentimientos, cumple con su misión de dar y quitar vida, según sus leyes inamovibles. Ya lo decía Hemingway: el mar es dulce y hermoso, pero cruel. El mar es dulce cuando entras en él y te abraza, te palpa, te ensortija y voltea, te conduce como cosa suya; pero si te saltas sus leyes, si te rebelas contra su voluntad de ser él el que te trae y te lleva, el que hace y deshace, entonces el mar es cruel, y mata. Es algo, como diría Chejov, que carece de sentido y de piedad. El mar, tan dulce y echado sobre sí mismo, esta tarde, tan recostado en sí mismo, y tan inclemente, Diario, cuando se cree violado, aunque sea por la inocencia de un niño que, con sus padres, busca la libertad y un poco de amor en otra parte, donde el pan no cueste el miedo de tenérselo que comer entre el fuego y la guerra, entre el odio y la impotencia (21:21:27).

viernes, 3 de junio de 2016

3 de junio de 2016. Viernes.
UN INTOCABLE

Andar de pobre, en el jardín. F; FotVi

-Recuperación, he ahí la palabra. Se recupera lo perdido, y es como hallar luz allí donde había desaparecido el sol del día, o la lámpara que ilumina la noche. Recuperación económica, o hallar luz en la precariedad laboral. ¿Y se ha hallado luz en ese campo de buscar y apenas encontrar? ¿O de encontrar mal y tarde? ¿O nunca? Cáritas avisa de que existe un riesgo alto de que aumente la exclusión social. Y ser excluido de lo social es andar de pobre, como un paria, por el mundo. Sin derechos civiles ni religiosos; es decir, un intocable. La pobreza, en estos casos, contamina; no tocar, pues. Sin embargo, se dice que hay recuperación; creámosles, Diario. ¿Y si fuera verdad que hay recuperación? (19:51:04).

jueves, 2 de junio de 2016

2 de junio de 2016. Jueves.
AMBIENTE ASTROSO

Amenazando lluvia, en Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Tiro una piedra a una nube que pasa y no llega; y, como un escupitajo lanzado al cielo, vuelve a mí. No me alcanza porque reacciono a tiempo, y rehúyo el golpe. ¿Que por qué arrojo una piedra al cielo? No sé; por ver si rompo la nube y llueve. Como se rompe un cántaro. Y que llueva a cántaros, me digo. El ambiente está sucio y convendría que se limpiara. Los ERE, la Púnica, los Puyol, Bárcenas, Valencia, Nóos…, el ambiente está astroso. Una fuerte lluvia de rectitud y escrúpulo y que se lleve por delante todo este tinglado de farsa e indecencia, de obscenidad casi institucionalizada. Tirar piedras a las nubes, Diario, a ver si se llovieran y barrieran tanto derrumbe ético y moral, tanta miseria. ¡Quién sabe, si…! (21:04:16).

miércoles, 1 de junio de 2016

1 de junio de 2016. Miércoles.
PREFIERO LAS GARDENIAS

Gardenia, en el jardín. F: FotVi

-Huele a ropa lavada. Tras la ventana. Y con el olor a ropa lavada, mezclados, llegan los del arrayán y el de las gardenias, que pueblan mi soledad y todos sus silencios. Las gardenias, abiertas todas casi a la vez, hacen blanca la tarde. Esta tarde. Junio empieza con elecciones al final; es decir, junio empieza mal. Gardenias y elecciones: prefiero las gardenias. Unos, éstos, los otros, los de más allá. De pronto, los políticos se han vuelto pedigüeños, nos piden el voto. Otra vez. Sinónimos de pedigüeños son sablistas, parásitos, gorrones, vividores, petardistas…, y cargantes. ¿Votar o botarlos? De aquí a allí, me lo pensaré. ¿Votar para botarlos o votar para sentarlos? Y, mientras recojo la ropa lavada, voy pensándome este dilema. Y, aunque sólo sea por lo que decía Castelao, Diario, el día de las elecciones, votando, seré pueblo soberano (20:56:05).

martes, 31 de mayo de 2016

31 de mayo de 2016. Martes.
LO INNOMBRABLE

Oscuro silencio, en Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-El poeta, me he dicho, es un pequeño dios con palabras, que recrea las cosas. El poeta, con las palabras, dice las cosas y las libera de su oscuro silencio, y así, para poderlas amar más plenamente, las hace tocables, intensas, las hace celebración. El poeta nombra las cosas ocultas y las abre a lo universal. La misión del poeta -ha dejado dicho Salman Rushdie- es nombrar lo innombrable, dar forma al mundo, e impedir así que éste se duerma. Y es que, dormido el mundo, y oxidada la poesía, la vida toda sería pavor y miseria, asfixia, humillación; sería el preludio de un final sin retorno. Pero ahí andan los poetas, dándole aliento a la luz, a la esperanza, al silencio para que sea palabra, a la palabra para que abra rosas, libros, conciencias, y mate así la injusticia y sus entornos de egoísmo: la madre del poder y la avaricia que lo engendran. Nunca me han gustado los palacios, más su ruinas, como en Cnosos el palacio del rey Minos. Donde el laberinto y el Minotauro, aquella bestia entre hombre y toro. Un símbolo del poder más envilecido. Ya del siglo XIII escribía Stendhal, que las familias poderosas que ambicionaban el poder, «embellecían la patria, para procurar sojuzgarla». El poder te da, para quitarte, y, antes de nada, la libertad, y, desde ahí, Diario, jugará a humillarte (20:52:17).

domingo, 29 de mayo de 2016

29 de mayo de 2016. Domingo.
SIN PALABRAS

Borrón..., y Luna nueva, desde el jardín. F: FotVi

-Esta mañana de sol, había nubes como agujas en un pajar; es decir, nubes apenas perceptibles, nubes que estaban casi sin estar. Deshilachadas, pasaban como alas de libélula; o sea, falibles, de tan frágiles. Pero no importa, el sol es extenso y vigoroso, y acabó por hacerse señor de la gran bóveda azul que le da cobijo. Yo, entretanto, tuve dos lapsus en las homilías del sábado y del domingo: de pronto, oscuramente, me quedé en blanco. Un balbuceo y las palabras se ausentaron, como las páginas de un libro que revuelve el viento y te impide seguir leyendo. No pude leer mi pensamiento, todo como un borrón blanco. No había pensamiento, no había palabras. Es la primera vez que el blanco hace tabla rasa de ideas y palabras en mi mente. ¡Quedarte sin palabras! ¿Tragedia? No; simplemente un episodio novedoso, con algo de aventura, quizá. Tras salir de los atascos, continué las celebraciones y acabé riendo. ¿Qué hacer? Reír y no llorar. Era la primera vez en 59 años, y agradecí todos estos años de palabras dichas sin una tachadura, hermosamente limpias, y agradecidas, además. Dios -me he dicho, reconocido- me ha regalado durante este tiempo poder decir palabras que significan cosas, cosas que viven en las palabras, y que, al decirlas, singularizándolas, me ha permitido poder amarlas de un modo más intenso. Sólo lo singular, lo único, se ama; lo colectivo, a lo sumo, se disfruta, como un paisaje o un universo con estrellas. La Mona Lisa se ama con tal excelencia, porque es impar, como su sonrisa. O quizá me haya querido decir Dios: «Hijo, las palabras te las pongo yo en la boca, no te las apropies»; que es Diario, lo que voy a hacer desde ahora: dejar, cuando intente evangelizar, que las palabras sean sólo de Él, a lo mejor -¿no te parece?- las raspaduras o silencios no vuelven a mi mente (21:40:10).

viernes, 27 de mayo de 2016

27 de mayo de 2016. Viernes.
HIROSHIMA

Hongo de paz, en el jardín. F: FotVi

-Niño yo, año 1945, y fue en Hiroshima. Entonces; y fue como un rumor sólo, no como una tragedia. En el pueblo, párvulo y retraído, con hambre y miedo, apenas se oía otra cosa que no fuera el llanto de algún niño sin pecho. O el viento en la esquina, cortándose él mismo en dos, mutilándose. Entre juegos y sueños, estudiante yo, lo supe lo de Hiroshima por el NODO, que hacía bueno lo malo y malo lo otro. Fue, dijeron, una pavorosa obra de arte, del mal; el mal también es creador. Tanto, que inventó (y lo logró) matar de una, en racimo; fue como una pisada enorme en un hormiguero indefenso. Se rompió la vida, y todo fue menos desde ese instante en el mundo. Crecieron el horror y la ferocidad; y el ser humano descendió un escalón más al infierno de sí mismo. Fue un lunes 6 de agosto de 1945. En la tierra se hizo un hongo de fuego, que destruyó vidas e historia, y deshumanizó más lo humano. El nombre de la bomba, Little Boy (niño pequeño) era una burla, pues se trataba de un mal grande, que desdibujó y borró del mapa lo indefenso, una ciudad que despertaba a la vida y halló la muerte. Ahora Obama dice, sin temblarle el alma, que «hace 71 años la muerte cayó del cielo y el mundo cambió». El mundo cambió; pero la muerte ascendió del suelo, donde Truman y ellos, todos, hicieron historia, o maltrataron a la historia. Entretanto, Obama ha pedido «un mundo sin armas nucleares». Bello deseo. ¿Tú, Diario, qué crees? Yo, Diario, no creo nada; la política ha pulido y mejorado el otro terrible arte de la mentira (20:19:25).

jueves, 26 de mayo de 2016

26 de mayo de 2016. Jueves.
NUBLADO

Blanco de pan blanco, en el jardín. F: FotVi

-Día del Corpus, uno de los tres jueves que brillan más que el sol, y amanece nublado. Pero lo que brilla en el pan no es el pan, con su corteza rugosa y su molla blanca, sino el bocado; ¡ah, morder el pan, o ese sacramento de la claridad, en la boca! Por lo que deduzco que no es el día, sino el pan y el misterio, los que dan esplendor y lujo a este día. Pero ida la mañana, el sol sale y brilla con el pan, que se hace esplendor en la calle. En Toledo, por ejemplo. Me recuerdo de niño, incensando el Pan (así lo llamaba yo), el día del Corpus. Fui monaguillo. Mi obsesión, entonces, era que no faltara incienso en el mirar inquieto del ojo del fuego del incensario. El humo me hacía toser; pero no me importaba: el Pan era merecedor de esta humareda sagrada. Era un Pan distinto, sin molla, pero yo lo comía con unción, cada domingo, con madre: me sabía a algo hermoso y vivo en la boca. Lo comía y me hacía ser otro. Mejor: sólo por un tiempo; pero ocurría. En casa, tras la guerra, se comía el pan de la escasez, horneado de cebada o maíz, y con parquedad, no fuera a faltar. El pan blanco con Dios dentro (así lo llamaba yo), lo comía en la iglesia. Al comerlo, tenía que cogerme madre la mano, me aliviaba los miedos. Hoy, día del Corpus, Diario, y con Proust de guía, he intentado ir «en busca de un tiempo perdido», y algo he hallado de él (21:31:24).

miércoles, 25 de mayo de 2016

25 de mayo de 2016. Miércoles.
LA ESTADISTA

Mirada de luz, en el jardín. F: FotVi

-Me conmueven los niños a los que, al otro lado de la guerra y de la huida, del miedo y del llanto, les vuelve la sonrisa y el regocijo por el hallazgo de un hogar; un hogar con los padres (o la protección amorosa) y los hermanos (o los juegos como aleteos feroces en la cabeza), y un pedazo de pan que mirar y admirar, y morder. El pan de la mesa redonda y familiar, el pan sagrado de la seguridad. Llegan a España refugiados, con niños. Pocos, pero son, y ahí están. Poco a poco se hizo el mundo, como un libro, como un amor, como el silencio después del gran estallido del Big Bang. Veo la foto de su llegada en la prensa, y me asomo a los ojos de los niños por ver si veo a Dios. Y veo lo blanco, lo inédito, lo nuevo (un cielo nuevo y una tierra nueva), lo no manchado, lo que empieza a ser como una suelta de palomas, libertad, amor, palabras que atan, y que, atando, concilian, liberan. En la mesa. Y me pregunto si esto es Dios. ¿O Dios es más misterio, más cosa fría? Pero si Dios es amor, sigo, no puede ser frío, ni piedra, ni angustia, sino beso y temblor, y un latido en todo esto que ocurre en los ojos de un niño. Dios, digo; y se me aclara una cierta presencia suya en los ojos de los niños. Ahora que están de moda las guerras, y las masas de gentes que huyen, y las alambradas, y los tratados y las mentiras, y los olvidos tras de las tragedias, recuerdo esto que escribía Francisco Umbral en Mortal y rosa, año 1975, ya entonces: «Las campañas humanitarias nos dicen que cada minuto -o cada segundo, no sé- muere un niño. Mueren de hambre, claro, de enfermedades, de miseria, de abandono, de progreso. Mueren de progreso, porque el mundo está progresando tanto que ya tenemos estadísticas exactas sobre los niños que se mueren. Lo que no tenemos es ganas de alimentarles, pero llevamos su muerte muy bien contabilizada. A lo mejor, con todo el dinero que cuesta el aparato burocrático de contabilizar la miseria, se podía dar de comer a unos cuantos hambrientos. Pero lo primero es la estadística.» Denuncia cruel y cierta, que araña en cualquier conciencia, sana. Dinero para armas, que propician guerras y muertes, y estadísticas, y no hay una convulsión universal de rechazo, que contenga las huidas y los desplazamientos de estas gentes desvalidas y asustadas, con niños. Diario, pido luz y largueza a las personas de buena voluntad que rigen la tierra, para que dejen la estadista (y las guerras) y den el paso hacia la solidaridad (20:56:00).

martes, 24 de mayo de 2016

24 de mayo de 2016. Martes.
ERIS, DIOSA DE LA DISCORDIA

Olor a mirto, en el jardín. F: FotVi

-En un lugar de Europa, de cuyo nombre prometo nunca olvidarme, y al que tanto amo, ocurren cosas extrañas, implacables, de una misteriosa e ilógica ligereza espiritual, y sentimental, que desbordan mi capacidad de entender. Leo: «Los aplausos al himno vencen a los abucheos». Aplausos, o celebración de algo; abucheos, u odio a algo. Celebración y odio, por lo mismo. Y banderas que ondean como disparos de bala. Y cánticos antagónicos que rayan el aire como lanzas, con ira. El reinado de la fuerza triste de la insensatez. O la celebración de Eris, diosa de la discordia. No es deporte, es un espectáculo de lucha circense: lucha de gladiadores en la arena, para regocijo de los amos. Ellos, los iguales (el pueblo), luchan por satisfacer a los de la tribuna, que sonríen o fruncen el ceño, según les va. Gritos, aplausos, se les seca la boca bramando, mientras el corazón del preboste late al ritmo del tambor del Bruch, quizá. Un cuchillo de sentimientos encontrados parte el tiempo de la concordia. Ya no somos diferentes, somos otros contra otros, en lucha sin pausa. Tal vez sea que no «pensamos» leal y generosamente los sentimientos. «Hay que sentir el pensamiento -advirtió Unamuno- y pensar el sentimiento». Pensar el sentimiento. La tarde huele a mirto y a mar cercano, y a paz; entonces se me ocurre pedir, Diario, que la paz nos modele pacíficos; firmes, pero pacíficos (20:57:54).

domingo, 22 de mayo de 2016

22 de mayo de 2016. Domingo.
JUECES

Mosca al contraluz (sin interpretación), en el jardín. F; FotVi

-No sé por qué tengo la impresión de que hay jueces que más que juzgar componen; según se lo pida el cuerpo, o la ideología, o la ocasión, o el estar o no en el estrellato judicial, hacen de las leyes pentagrama musical, sobre el que componen sentencias. No es que yo dude de la integridad moral de los jueces (¡no lo quiera la ciega y ecuánime y lúcida Justicia!); sólo digo que a veces se tiene la sensación de que los jueces son compositores de sentencias; hacen sentencias que pueden sonar o a rock crudo y valentón, o a rock lírico y de fácil digestión, según. Las leyes están ahí, solemnes, con su cuerpo legal articulado según materias jurídicas, intocables, casi como un ente sagrado, y lo son, hasta que se interpretan o glosan, para convertirse, entonces, en híbridas e intercambiables, movibles, interesadas. Los jueces, ungidos con el don de la exégesis y de la hermenéutica, del percibo más allá de la ley, hacen que lo que se ve rosa en el texto, salga rojo en el desenlace o resolución de la sentencia, o al revés; es decir, de pronto, las notas musicales de la ley se han convertido en un tango o en un vals que tocar bajos los románticos puentes de París, según. Es, Diario, la magia de la interpretación, de la componenda, del acomodo. ¡Qué decir! Con siete notas, el músico puede componer o una sinfonía o un pasacalles con el payaso aventando risas, mientras, por dentro (¡pobre payaso!), se muere de tristeza (20:57:52).

viernes, 20 de mayo de 2016

20 de mayo de 2016. Viernes.
SHIVANI, O LA NIÑA SIN VUELOS

Vuelo de piedra, en Zadar. Croacia. F: FotVi

-Veo una cinta de plástico atada a una piedra. Apenas tiene tres metros; si al otro lado hubiera una cometa, pienso, se desplomaría, por falta de altura; y quedaría, así, sin el sueño de su vuelo feliz e ilusionado, estelar. (Recuerdo el cuento aquel de la cometa que hizo volar al niño que la sostenía, quedando la cometa en el suelo y el niño en lo alto tocando sueños. La cometa veía más hermoso el vuelo del niño, que el suyo propio; en todo caso, aquél había sido su sueño de siempre: hacer soñar a un niño). En un extremo de la cinta, decía, una piedra, y en el otro, el pequeño pie de una niña india de 15 meses. Intenta irse, pero no puede; horas y horas intentando volar y no puede; no llora, sólo prueba a salir de aquel círculo de soledad al que está atada, y no puede. Su nombre es Shivani, cuyo significado no sé; aunque debiera significar algo así como «la niña que soñaba con ser cometa y tocar el cielo, y no podía». Sus padres trabajan largas jornadas por un sueldo de 250 rupias al día: algo menos de 3,50 euros. Shivani no tiene juegos, ni quien le diga «¡ay, mi niña!», ni un amigo al que mirar y balbucir. Decirle, balbucir, comunicarle que sufre. Sólo ve a su madre, que corre del trabajo a darle la comida. La ata, dice, para que no escape y pueda sufrir un accidente. A los jefes, sólo les interesa nuestro trabajo, dice. Ni guarderías, ni piedad, ni justicia; sólo vale el dinero. Me trago una lágrima, como un mar. Ay, la niñez desvalida, rota, desgajada, desposeída, humillada. El mundo, nosotros, Diario, pagaremos por esto, por ser cómplices con nuestra tibieza de esta terrible deshumanización; de momento, me hago desobediente a las leyes humanas y clamo por una vuelta al Espíritu primero, en el que aún creo que puedan quedar raíces del verdadero humanismo, el que nos enseñó a ser sabios y libres, y humanos. O, de lo contrario, y como escribiera Francisco Umbral, pelar una naranjada, comerse la naranja, y así tener un día anaranjado; anaranjado, pero sin horizontes, cercado de frustración, cruel (11:44:25).

jueves, 19 de mayo de 2016

19 de mayo de 2016. Jueves.
DEBERES

Deber de iluminar, en Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Me aterra la sociedad que sólo busca derechos sin deberes, se va quedando seca de aventuras, invernal, con mutilaciones graves. ¿Derecho a lo que es justo y legítimo? Así es. Así debe ser. Derecho al pan y al agua, y a tener un libro y poderlo leer (gozo de la cultura), y a la libertad de ir y venir, y de hablar, y a poseer un hogar donde encontrar calor y cobijo, y regocijo, y a contar con un trabajo digno y justamente remunerado, y a disponer de una policía que proteja y no apalee, y a unos políticos dignos de la poli (ciudad) y de la ciudadanía, y a ser persona religiosa y poderlo parecer en la calle o en el templo, o a no serlo, y poder expresarlo sin hogueras ni autos de fe… (Aunque parece que, hasta ayer mismo, los autos de fe los sufran ahora los creyentes). ¿Los derechos del hombre, se pregunta Simone Weil, la filósofa obrera? No; sino los deberes para con el hombre. Es otra revolución; no la revolución de los derechos, que acaba por enfrentar; sino la de los deberes, que clama al alma, donde habita la conciencia y se forja la paz. Esto escribía Simone Weil: «La noción de obligación supera a la de derecho». La obligación, el deber -principio de toda justicia-, por encima de la exigencia del derecho. O lo que es lo mismo: antes de exigir, me exijo. Según verdad evangélica, mi deber es amar, sin derecho a que el otro bese mis pies por amarlo. Y si me los va a besar, se lo impido, y lo sigo amando igual. Es la revolución del espíritu. Yo, Diario, digo lo de aquél: Para ser libre, déjame amar, y tú, si lo deseas, sigue odiando, y vive muerto en la hiel de tu esclavitud (11:13:56).

martes, 17 de mayo de 2016

17 de mayo de 2016. Martes.
EL AZUL

Paletada de azul, en el Mar Menor. Los Urrutias. F: FotVi

-Pensé: la mañana, con atuendo de hada, tan azul es. El mar es cielo, me dije, y el cielo es mar. Asombroso intercambio. Tanto, que si te lanzas al cielo, caes, seguro, en el mar. O al contrario. Todo aparece como una paletada de azul o un Picasso perfecto (en su época azul). Sólo la acción del hombre, a veces, logra hacer palidecer este azul, que Dios dijo (y fue) y que ahí está, poblando la tierra y dándole nombre a esta mole en la que vivimos (todavía), el planeta azul. El azul, color primario; es decir, color puro; puro porque es él mismo, sin mezcla de cualquier otro color. Color de lo divino, en algunas culturas. Dices azul, y da la sensación de estar revolviendo un poema en tu boca, tan frutal es. El azul es pureza que entra por los ojos y se instala en el alma, para, posteriormente, volver a fluir de nuevo por los ojos. En los ojos, encuentra su escenario el color azul. El hondo mirar de los ojos de los niños es azul, como su inocencia sin doblez. De ahí que la inocencia sea trasparente, como la vestimenta del cielo -que permite que luzcan las estrellas- o el de las hadas. Los cuentos son azules, razón por la que cautivan a los ancianos, que los cuentan, y a los niños, que los viven. En Avatar, una película ecológica -cuento pavorosamente sublime-, los personajes, por estar en otro paraíso parecido a aquel que perdimos, son azules, sólo su mirar es de dátil, de ámbar, y es que en la mirada siempre se andan diciendo el llanto o el amor, que destilan oro. Son azules, porque son puros, pero además aman y lo hacen en dorado. Me entristece y aterra que la humanidad, habiendo perdido el paraíso del azul, haya dilapidado con él la dignidad de su inocencia. ¡Ah, volver a la inocencia! No a la inocencia tonta y quebradiza, sin musculatura, sino a la sabia y briosa inocencia de la limpieza de corazón. Aquella con la que se veía a Dios. ¡Volver a ella!, me dije. Y entonces, Diario, aun despierto, me puse a soñar (12:59:30).

lunes, 16 de mayo de 2016

16 de mayo de 2016. Lunes.
PAZ LUMINOSA

De humor también se vive, la paz. El País 

-La mañana es un pentagrama primaveral de Vivaldi: el mirlo, la tórtola, el gorrión, la golondrina -ésta, veloz- dicen sus notas musicales y las entregan, en ese bellísimo pentagrama del comienzo del alba, a la sinfonía total del día. Las ensamblan en un concierto cósmico, que llega hasta el anfiteatro de les estrellas, donde laten silencios infinitos. Yo rezo. Rezar, de mañana, es unirse al gran concierto universal, y decir sí a la vida, a la expectación o espera, a la certeza de que cualquier día sucederá lo realmente nuevo; es decir, que el espíritu prevalezca sobre la materia y la verdad sobre el oscurantismo. Sin ninguna Babel intermedia que la oscurezca, Isaías, profeta, lo pensó en poema y lo escribió así: Llegará el día -dijo- en que la humanidad «forjará de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra». Isaías, con otros poetas, con otros ebrios de esperanza, locos, quizá, de locuras utópicas, en un adviento continuo, percutiente y lúcido, aguarda, con fe, que las palabras engendren paz, y las paz, amistad sin fin. Como Alberti, yo sueño: «¡Paz, paz, paz! Paz luminosa (…) / Paz que al alba se levante / y a la noche no se muera». Un día, Diario, la utopía se instalará en la historia (19:44:56).