martes, 1 de febrero de 2022

1 de febrero de 2022. Martes.
AHORA, VIVO EL TIEMPO

Guardián del tiempo, en la Selva Negra. Alemania. F: Googel

-Primero fueron años, luego meses, ahora cuento el tiempo por días. Ayer, enero, y hoy ya, febrero. El tiempo, como la calderilla en un bolsillo roto, se me escapa y no acierto a pararlo. Y me digo: «Ahora ya no cuento el tiempo, sus años; ahora, vivo el tiempo». ¡Con fe! Vivir el tiempo, enriqueciéndolo. Con frecuencia pienso en un proverbio árabe que dice: «El pasado se ha ido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo». Mi día a día –el presente, éste que ahora toco, que respiro–, me incita, en lo posible, a llenarlo de luz, de trabajo, de sueños –palomas en el aire–, y a poner pilares –columnas talladas– que aseguren el porvenir. Saltar al mañana desde el hoy con vuelos de ilusión y de laboriosidad, sin ira y con paz en los ojos, y en el corazón. El hoy, el ahora, el tiempo de este minuto que ahora es mío –que defiendo con uñas y dientes–, mañana será de otros, y hay que dejarles el campo trillado y sembrado para que puedan hacer la siega y convertirlo en pan horneado, en felicidad en la mesa de la concordia y la fraternidad. «El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de los sueños», decía Eleanor Roosevelt, defensora de los derechos sociales. Cuando trabajes y des pasos de progreso, piensa, Diario, en los que vienen detrás de ti, que recibirán ese progreso y lo ensancharán, hasta hacerlo justicia para el desheredado y amor para el caído. La vida siempre es paso –ilusionado– hacia la Trascendencia, nunca estancia –cabaña– en la debilidad (12:49:28).

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