domingo, 6 de febrero de 2022

 

6 de febrero de 2022. Domingo.
EL SUSURRO DE LA LUZ

Continencia de la luz, que invita a rezar. Crocovia. Polonia.

-Una noche de lloviznas y un amanecer brumoso de domingo: sin embargo, día de claridad. La claridad es luz que no daña, ligera, que se deja ver y no deslumbra. Es el susurro de la luz, la aspersión del agua que bendice y no empapa. La continencia de la luz. En el domingo, concelebro la misa, y el gozo, los recuerdos, las vivencias aún ágiles, se hacen oración. La claridad, entonces, se enciende en mi boca, y digo: «Señor mío y Dios mío», con fe, dejando que me ilumine por dentro. Iluminarme por dentro es hacer de mí lugar de reflexión, lugar de encuentro con mis recuerdos y con Dios. Es decir, la conciencia se hace presente en mí y habla, sabiendo que Dios escucha. Dejó dicho el Vaticano II que la conciencia es el núcleo más secreto del ser humano, y en el que éste se siente a solas con Dios. Sentirse a solas con Dios es entrar en su intimidad, confiándole tu amistad y dejando, a la vez, que el amor de Dios te invada. Se trata de un encuentro de mutua confianza, en el que Dios habla y tú escuchas: tú le cuentas miserias y Él te llena de claridad. «Yo soy la luz del mundo», dijo, y, si le crees, te das de bruces con la santidad. Hoy, domingo, he hablado con la Verdad y he alejado de mí alguna mentira, que he metido, cuidadosamente, en el inventario de mis arrepentimientos. Seguro que Dios ha sonreído, mientras yo le insistía: «No me dejes caer en la tentación de la insensatez», que es como andar por la noche oscura, y perderte en ella. Me cerca, Diario, una claridad indecisa de recogimiento: entro en ella, y rezo, y soy confortado (12:57:25).

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