lunes, 14 de noviembre de 2022

14 de noviembre de 2022. Lunes.
UN GRANO DE ARENA EN LA BALANZA

Sé  que hay Alguien que me ama. El Pilar. Zaragoza.

-Me animo a amar porque sé que me aman; en algún lugar o tiempo –o más allá del tiempo–, en esa eternidad o esperanza –o aleteo intelectual y de sentimiento– que llamamos cielo, en esa claridad que es Cristo, yo sé que Alguien me ama, y esto me hace amar. En el libro de la Sabiduría, un sabio se siente amado porque Dios, dice, es omnipotente: «te compadeces de todo, porque todo lo puedes».  Y es así porque «ante ti –añade– el mundo entero es como un grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra»; el soplo y el aliento de Dios, su vitalidad divina, frente al grano de arena o la gota de rocío. Es la omnipotencia ante la metáfora de la nimiedad: es lo Grande ante lo pequeño: el grano de arena o la gota de rocío del mundo y el hombre. Dios crea porque es Poder, que se expresa en la Palabra; Palabra, que más tarde, en el tiempo (poniendo la eternidad al servicio de la levedad temporal), se hará hombre para decir que es Poder que ama y perdona desde su potestad. No es un Poder déspota, disciplinario, hecho ritual o protocolo, como los poderes de la tierra, sino un Poder amante, que desea ser amado; pero también amado en lo que él ha creado: el hombre y las cosas. Dios pide ser amado en sí, tanto como en las cosas que él ha hecho a su imagen de belleza y lujo, de espiritualidad e inteligencia. Dios, Diario, es amor y como tal, también perdón; es decir, poder revestido de misericordia (12:08:04).

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