2 de noviembre de 2022. Miércoles.
HITOS HERMOSOS DE MI VIDA
HITOS HERMOSOS DE MI VIDA
Representación celeste, Catedral de Split. Croacia. |
-Como en Navidad, tratándose de los pobres, esta vez, en el día de los
difuntos, se podría decir aquello de siente un difunto a su mesa. Y que un Luis
García-Berlanga, mansueto y lírico, y surrealista (es decir, cínico, por
irónico) tradujera al celuloide el difunto que nadie sentaría a su mesa, salvo
el día de todos los difuntos. Hoy, día de todos los difuntos, me acordé de mis
difuntos; pero como todos los días. ¿Esperar al día de los santos para recordar
a los difuntos? ¡Qué mezquindad! Es como dejar caer por el rico Epulón las
migajas (o esquemas del pan) de la mesa para que las coma Lázaro y siga
hartándose de hambre. Recordar a los muertos debiera ser siempre una asignatura
(nunca pendiente) del amor. Una flor (crisantemo o clavel) para un muerto, un día,
es como decir «¡hola!» al viento y que se lo lleve; el viento, que suele
excitar y luego huir sin dejar rastro. ¡Hola!, en el viento, es la nada; como
nada es (o casi) la flor-recuerdo en el cementerio el día de todos los santos.
Este catolicismo nuestro confunde santo con muerto, aunque no muerto con
santidad. Mis difuntos van siempre conmigo y conmigo ríen, y lloran, y saltan
conmigo de sueño en sueño, y me llaman y les hablo, o callamos y llenamos así
los silencios de recuerdos, de anécdotas, de vida. (¿Os acordáis, Javier, y
tú, madre, de aquel día? ¿Os acordáis? ¿Y tú, papá, de aquel otro día de pesca?
¿Y vosotros, Consuelo y Alfonso, cuando jugaba a que jugarais, y todo quedaba
en querer y no poder?) Ellos van conmigo, porque yo no me suelto de sus manos:
de las de padre y madre para no perderme, y de las de Javi, de Consuelo y
Alfonso para no perderlos, por haber sido siempre yo el mayor y habérseme
confiado cuidar de ellos y no extraviarlos; aunque, al fin, los extravié. Murieron. Pero
los encuentro en los recuerdos y en las veces que cada día pienso en ellos, y
si es posible con un lúcido rezo en los labios, palabras por las que Dios pasa
con ellos de la mano y me sonríen, y así, Diario, los encuentro en Él, como
hitos hermosos de mi vida, y de mi fe (12:27:56
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