30 de noviembre de 2022. Miércoles.
ASOMBROS
ASOMBROS
-Toda poesía nace de un asombro, decía Aristóteles: es el asombro de
quien se maravilla de algo y lo escribe; correspondido por otro asombro: el de
quien lee lo escrito y se vuelve a asombrar. Desde el asombro de Dios tras la
creación –«Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien»– (Génesis), es
una cadena ininterrumpida de asombros, hasta hoy. Es decir: Dios se asombró de
su obra y ahí sigue, añadiéndole pinceladas de belleza cada día. Con el fin de
noviembre, se abre la puerta al mes de los misterios, que hace que sigamos
asombrándonos de maravillas insospechadas. Es la poesía de Dios, que un buen
día nos asombró enviando un ángel para decirle a una muchacha de Nazaret que
sería madre de su Hijo. Se inventó un poema y, por medio del ángel, se lo dijo
a María. «Dios te salve, llena de gracia», y el ángel, iluminado en sus labios,
se volvió paladeando la belleza del poema. Poema, Diario, que se hizo realidad con el
Nacimiento de Jesús, en Belén: el poema más hermoso y trascendente que Dios haya escrito para
la historia, porque como diría Aristóteles: «Toda poesía nace de un asombro», y Dios es poesía y asombro, y belleza (12:30:09).
Reconozco que tengo un conflicto interno, porque creo y, a la vez, no creo. Siempre creí el Él hasta que mi padre tuvo un ictus y cuando le repitió se quedó en coma. Yo le pedí con todo mi corazón que se lo llevara, que estaba sufriendo... Pero no pasó nada. Y se lo pedí mil veces, y no sentí que nadie me escuchara, Y mi padre murió casi 9 meses después. No sé porqué te cuento ésto.. Admiro profundamente a quién no pierde nunca la fe. Ojalá yo pudiera ser una de esas personas que se aferran a ella para seguir adelante. Te leo y quiero creer..
ResponderEliminarApreciado amigo, todos tenemos dudas, es una tentación a vencer. Jesús sufrió en la cruz, y le dijo a su Padre que lo librara de beber aquel cáliz. Y, sin embargo, lo bebió hasta el final. Cuando llegó el momento, dijo: "Padre, a tus manos encomiento mi espíritu", y murió en paz. Nadie sabe los caminos de Dios. Lo importante, como Unamuno, es lo que dices al final: "Quiero creer".
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